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DÍA CONTRA LA VIOLENCIA Y EL ACOSO ESCOLAR

La niña de Zaragoza que se intentó suicidar en septiembre por 'bullying' recupera la sonrisa

La niña de Zaragoza que se intentó suicidar en septiembre por el 'bullying' que sufría ha recuperado la sonrisa: recibió el alta una semana después de tirarse por el balcón, entró en otro centro en octubre y ha superado el tratamiento psiquiátrico | Lo ocurrido "no lo recuerda" y sus progenitores admiten que el miedo a que se repita sigue "como un fantasma"

La madre de Saray muestra un peluche del personaje de dibujos Stich, el preferido de su hija. ANDREEA VORNICU

¿Qué fue de Saray, la niña colombiana de Zaragoza que el pasado 9 de septiembre se intentó suicidar por el acoso escolar que sufría? Aún no se han cumplido dos meses y su vida ya ha dado un giro de 180 grados. Una de las víctimas de 'bullying' que con su caso conmocionó a la opinión pública, al mostrar cómo estos casos pueden terminar de la manera más trágica, puede convertirse ahora en ejemplo para todos los niños y jóvenes que lo padecen, puesto que ahora es la demostración más palpable que de ese pozo sin fondo se puede salir a flote.

"Saray ya vuelve a ser la niña que era antes, la misma que cuando llegó a Zaragoza. Alegre, sonriente, centrada en sus estudios, que pide ir más temprano a clase para pasar unos minutos con sus amigas del colegio antes de entrar a clase... Su día a día vuelve a ser completamente normal". Así lo asegura su padre, Carlos, que valora todo lo ocurrido después de aquel 9 de septiembre a un "milagro de Dios". Y, con ayuda divina o no, lo cierto es que parece increíble que todo se haya transformado tan rápido en la vida de su hija.

Otra vida para Saray. Eso era exactamente lo que pedían ayuda desde la habitación del hospital Miguel Servet de Zaragoza donde quedó ingresada después de que ella, agotada por el acoso físico y psicológico que padecía a manos de otras alumnas del colegio Agustín Gericó, decidiera lanzarse al vacío desde el balcón del domicilio familiar, ubicado en la calle José Pellicer.

La niña aprovechó que su madre, Katya, había bajado a comprar unos limones a una tienda cercana y en pocos minutos le dio tiempo a dejar una nota de despedida sobre la mesa del salón, escribirle a su abuela que reside en Colombia para decirle adiós y saltar a la calle desde el tercer piso. Un episodio del que apenas habla, ni siquiera con sus padres, porque "ella dice que no recuerda nada". En su memoria están las ganas que tenía ese día de que su madre le comprara un helado y su despertar en el hospital.

Un milagro fue que en esa caída de más de 12 metros de altura solo se fracturara la cadera y se hiciera una fisura en el tobillo izquierdo. También lo fue que solo una semana después de su ingreso por urgencias temiendo lo peor, recibiera el alta médica y regresara al hogar donde empezó todo. Y que menos de un mes después, el 5 de octubre, volviera a las clases en otro centro (que prefieren omitir) donde hoy es una alumna feliz y aplicada en los estudios.

Investigaciones sin resultados conocidos

El Departamento de Educación de la DGA, explica el padre, les dio "todas las facilidades para elegir el colegio que quisiéramos" y lo que sí tenían claro es que no volvería al Agustín Gericó. Este centro, mientras, dijo que abriría una investigación de la que, dos meses después, nada se sabe. Educación aseguró que también lo haría pero no consta que haya habido expediente sancionador alguno ni medidas disciplinarias.

En paralelo, la Policía Nacional ha seguido con su investigación policial que, cuando termine, dejará en manos de un juzgado determinar si hay algún indicio de delito. En la actitud mostrada por el centro, la tutora o la propia Administración, si hay responsabilidades en un supuesto caso de acoso escolar del que los padres ya habían alertado el curso pasado, y que llevó a Saray incluso a repetir. Fue al inicio del actual, con la reaparición de los insultos y ataques de sus verdugos, cuando Saray dijo 'basta' y decidió poner fin a su vida.

Hoy su día a día es radicalmente distinto. Tiene un grupo de amigas en el colegio con las que a veces queda fuera de clase, la bienvenida en el centro fue "muy buena, impresionante" y su rendimiento académico ya vuelve a ser el que era antes de todo lo ocurrido. "A medida que ves que va mejorando uno va cogiendo más fuerza, la tranquilidad va retornando al hogar", explica Carlos.

El padre de la niña celebra que "el psiquiatra que la trataba dijo hace 20 días que Saray estaba en perfecto estado y que ya no necesitaba seguir pasando consulta ni continuar con la medicación". Y ahora solo mantiene el seguimiento de la psicóloga del hospital Miguel Servet que la trata desde que llegó al hospital y que "la ve bien pero prefiere mantener una visita al mes para comprobar su evolución".

Aunque lo vivido no es algo que se borra fácilmente de la mente de sus padres. "Siempre queda como un fantasma que atormenta y no desaparece. Es ese pequeño temor o intranquilidad que te lleva a intentar que nunca se quede sola o a que tenga ocupada su mente, aunque uno también se da cuenta de que ella lo va dejando atrás", relata Carlos.

No es algo fácil de digerir ni de dejar en el pasado"

"Dios obró el milagro pero lo que pasó en realidad fue muy fuerte. No es algo fácil de digerir ni de dejar en el pasado", añade el padre de Saray, quien después de lo vivido tiene muy claro el mensaje que dar a otras familias que sufran lo mismo: "Mi mensaje, más que para los niños sería para los padres. les diría que hay que estar muy atentos a esos pequeños cambios en nuestros hijos que a veces se dejan pasar por el trabajo o el estrés del día a día. Hay que hablar mucho con ellos y darles la confianza para que si algo les pasa tengan la tranquilidad de que a ti te lo pueden contar".

En definitiva, son lecciones que da la experiencia de lo vivido con Saray, una superviviente de acoso escolar que en solo dos meses ha pasado de ser una víctima en Zaragoza que podría haber caído en el peor de los desenlaces a ser un espejo en el que mirarse para afirmar que del bullying también se puede salir. O que la vida es demasiado valiosa para entregarla porque tu grito de auxilio no tiene a tiempo la respuesta que se necesita.

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