Tras los frutos del bicentenario y de la efeméride de su reapertura, el Teatro Real de Madrid celebra esta temporada un cuarto de siglo de actividades desde la reinauguración, con la reposición del monumental montaje de ‘Aida’ que estrenó en 1998. Una ópera en cuatro actos de Giuseppe Verdi, con libreto de Antonio Ghislanzoni.

Se estrenó en la ópera de El Cairo el 24 de diciembre de 1871 y llegó a España tres años más tarde, al Teatro Real de Madrid, el 12 de diciembre de 1874. Se suele creer que ‘Aída’ fue escrita para celebrar la inauguración del canal de Suez, pero en realidad es fruto de un encargo que le llegó a Verdi (después de haber sido rechazada por Gounod) para que escribiera una ópera que continuara manteniendo el tono de las conmemoraciones que habían tenido lugar en todo Egipto con motivo de reciente inauguración del Canal de Suez (noviembre 1869).

El Khedive de Egipto (en régimen de autonomía respecto al estado turco) tuvo un considerable interés en importar otra ópera italiana para el nuevo teatro de la ópera de El Cairo, que se inauguró conjuntamente con el imponente espectáculo de la apertura del canal. La ceremonia tuvo lugar en 1869, con la asistencia de la emperatriz Eugenia de Montijo, y se representó ‘Rigoletto’. ‘Aida’ aún no había sido encargada para tales efemérides: el libreto no le llegaría a Verdi hasta la primavera de 1870, enviado por Antonio Ghislanzoni y basado en un relato inventado por el egiptólogo francés Auguste Mariette Bey. En todo caso a Verdi le gustó la idea e intervino decididamente en la estructura del libreto. Cuando la ópera fue presentada con toda solemnidad la Nochebuena de 1871, la emperatriz española ya no estaba, pues la revolución de septiembre de 1870 se había llevado su trono.

A lo largo de la composición de ‘Aida’, Verdi experimentó momentos altísimos de inspiración, pero también fracasos. El más destacado es la extensa obertura que preparó para la obra y que después desestimó porque su calidad era obviamente muy mala. En su lugar escribió el eficacísimo preludio con el que hoy se abren las representaciones de esta ópera. ‘Aida’ ha sido durante un siglo el símbolo de la ópera italiana, el referente cultural de la ópera para gran parte de la población europea y americana, que ha ignorado la verdadera naturaleza del género. Durante el periodo 1871 – 1971 no ha habido otra ópera que alcanzase tal popularidad, aunque ‘Carmen’ en Francia y ‘Madame Butterfly’ o la ‘Bohème’ llegaron a estar cerca en algunas épocas.

En 1913, cuando se inauguró el festival de verano y la ópera al aire libre, la producción de ‘Aida’ pareció encontrar el marco idóneo y ha sido hasta hoy la ópera más representada, con mucha diferencia, respecto a otros títulos rivales. Podemos citar también el caso del Liceo de Barcelona, donde ‘Aida’ fue un título de presencia obligada en absolutamente todas las temporadas operísticas, entre 1877 y 1936. No sorprende que actualmente sea todavía la que encabeza la lista de óperas más representadas en dicho teatro, como también en el Teatro Real de Madrid, aunque ‘Rigoletto’ e ‘Il Trovatore’ se le acerquen mucho. Con los nuevos métodos de producción operística de los últimos 30 o 40 años ha chocado cada vez más como un espectáculo afín al cartón-piedra y a la grand ópera trasnochada.

De ser la ópera más veces representada ha pasado a ser una ópera de difícil presencia por las exigencias que presenta para tener la calidad adecuada a las necesidades escénicas de hoy en día. ‘Aida’ se enfrenta a una época en la que dejará de ser la ópera símbolo por excelencia, lo cual no significa la pérdida de sus valores musicales. Su grandiosidad espectacular ha sido entronizada como símbolo del arte máximo en la Verona al aire libre, en el colosal Teatro Romano L’Arena.

Escenas y arias destacables: La marcha triunfal, Gloria all’Egipto, Oh patria mía, Oh cielo azzuri, Ohimé morir mi sento, Oh terra addio. Cuatro grandes divas la han interpretado: Maria Callas, Leontyne Price, Renata Tebaldi y Montserrat Caballé.

El Teatro Real de Madrid, premio Award nº 1 del mundo en reconocimiento a su innovación creativa y artística, pone ahora en escena 21 representaciones de esta obra faraónica, que vuelve al escenario del Real con la incorporación de la voz más sublime que hoy se siente en el reparto operístico: Anna Netrebko, la gran diva rusa que Putin, con su maldita, sangrienta y absurda guerra de Ucrania, también ha excomulgado de los templos del arte rusos, por oponerse y condenar la escalada bélica.

Una ‘Aida’ colosal por un teatro que sueña a lo grande, con las mejores voces del momento, como Beczala, Stoyanova, Agresta, Eyvazov y el barítono malagueño Carlos Álvarez, en la que será su primera aparición como Amonastro.

El 31 de agosto del 2010, en L’Arena de Verona se celebró el internacional Ópera Awards ‘Óscar de la lírica’, para las grandes voces de la lírica mundial tributados a tres grandes voces: Maria Callas, Renata Tebaldi y Mario del Mónaco.

Tuve el honor de recoger el premio dedicado a Renata Tebaldi, en presencia de todos aquellos que la amaban por su voz incomparable. Allí, en aquel teatro mítico, volvimos a celebrar su grandeza artística en una noche mágica.

Renata Tebaldi, María Callas y Joan Sutherland forman el trío más colosal de voces del siglo pasado, aunque en el periodo de transición hacia el siglo actual debemos añadir a Montserrat Caballé, que fue un compendio de todas ellas y un prodigio de la técnica. Anna Netrebko es, hoy por hoy, la nueva heredera, pues reúne en su voz pinceladas de la magia de todas ellas. Escucharla en el Real de Madrid constituye una oportunidad extraordinaria de revivir la grandeza de una de las óperas más bellas jamás concebidas.