Sorpresa. Esa fue la palabra más repetida este miércoles en Talayuela. La comunidad islámica, una de las más numerosas de Extremadura, amaneció la jornada anterior con la noticia de la detención de Yahya Benaoubé, el imán de su mezquita, acusado de alentar al islam radical. El operativo fue acelerado y contundente. Fue detenido a primera hora de la mañana y trasladado a la comisaría de Cáceres. Apenas 24 horas después, a media mañana de este miércoles, fue deportado en avión a Marruecos.

Precisamente, en la misma hora en la que estaba siendo expulsado del país, vecinos, compañeros y amigos cercanos se concentraron en la plaza del ayuntamiento para manifestar su estupor ante la repentina noticia. En la concentración estuvieron presentes casi un centenar de personas de la comunidad islámica, entre ellas su esposa y sus cinco hijos. Abrumada, su mujer tuvo que ser atendida por los sanitarios tras sufrir un desmayo. Ese mismo asombro compartieron autoridades locales y regionales también, que insistieron en respetar a la autoridad judicial.

Al margen de la protesta improvisada, la localidad lucía una estampa de normalidad aparente. La lluvia tampoco acompañó para que en las calles hubiera más movimiento del habitual. A final de la mañana, apenas una decena de personas transitaban por las avenidas centrales. Entre ellas, Houssam, uno de los alumnos de Yahya, que se apresuró a defenderle y asegurar que los cargos que pesan sobre él son infundados. "Él no ha hecho nada, es muy buena persona, siempre ha sido ejemplar".

Una mujer camina por Talayuela esta tarde. LORENZO CORDERO

En la misma sintonía se expresó otro de sus alumnos, Azzouz, que reconoció haberse enterado de la noticia por la prensa. "Yo tengo 20 años y él lleva aquí 20 años, ha sido un padre para nosotros, no es ningún salafista ni promulgaba el odio hacia nadie, al contrario", sostiene.

Tras la pausa para el almuerzo, la mezquita abría sus puertas como cada jornada para el rezo de la tarde. Antes de las cinco, un reguero de hombres acudió al templo sagrado. Ninguna mención a la detención de Yahya en las conversaciones. De hecho, ninguna conversación. Un saludo y a la sala a esperar a que empezara el rezo en silencio.

Dos mujeres en Talayuela tras conocerse la noticia de la extradición del imán. LORENZO CORDERO

Sí quiere comentar el asunto uno de los presentes, no habla castellano, así que se comunica con su intermediario telefónico, Elarbi. Alega que "si hubiera sido una mala persona, se hubiera sabido". La noticia les ha caído "como un rayo del cielo", asegura. "Llevamos con él tanto tiempo", añade. Lamenta además la situación en la que queda su familia, que se encuentra "destrozada". "Tiene cinco hijos y quien ingresaba el dinero en casa era él, su mujer acaba de tener una hija, ahora de cuatro meses, y ella no puede trabajar".

Musulmanes a la hora del rezo en el interior del templo de Talayuela. LORENZO CORDERO

Minutos más tarde, Abderraman Boujat, otro de los responsables de la comunidad islámica aparece por la mezquita. De nuevo manifiesta lo que con anterioridad ha destacado ante los medios. "Estamos hundidos, era una persona querida en todo el pueblo». De nuevo, desmiente tajantemente las acusaciones del tribunal y asegura no entender el origen de la denuncia. «Él estaba orgulloso de su pueblo y siempre ha respetado la ley".