Fue el gran momento de la gala. Cuando Lola Penín, presidenta de la Asociación Pitiusa por la Inclusión Educativa y Social (Apies), realizaba su discurso de agradecimiento tras recibir el jueves su premio Diario de Ibiza a la Acción Social, se encontró con que las palabras no le brotaban y que tenía un nudo en la garganta. Paralizada por los nervios y consciente de que entre el auditorio que la escuchaba se encontraban también algunos políticos con muchísima responsabilidad, y de cuyas decisiones depende el bienestar de las familias que conforman Apies, Penín notó que la responsabilidad le abrumaba.
En ese momento, inesperadamente, saltó al escenario Pablo Valenzuela, el joven con diversidad funcional que se ha convertido en el último símbolo de la lucha por la inclusión educativa en Ibiza, y que gracias a la lucha de su madre, Carmen Ortuzar, Penín y de Apies ha podido matricularse en el grado básico de Formación Profesional de Agrojardinería que tanto ansiaba después de tres años de negativas de la conselleria de Educación. Fue un momento en el que la emoción no se pudo controlar: Pablo corrió al escenario y abrazó a la mujer que ya es como de su familia para confortarla. Una imagen que simbolizaba el sentido y la razón de ser de Apies, y los motivos por los cuales merece sobradamente el premio a la Acción Social. Carmen Ortuzar, muy emocionada, también subió al escenario para abrazar a Penín, la mujer que la ha acompañado durante esa larga lucha que le ha pasado factura incluso a su salud.
Como señaló la directora de Diario de Ibiza, Cristina Martín, al inicio del acto: «Lo que no se ve no existe. Gracias a estos madres y padres corajudos se han podido visibilizar las carencias que tiene la educación para las personas con necesidades especiales en Ibiza y Formentera. Ellos nos enseñan lo que significa realmente la palabra inclusión, más allá de bonitos discursos».
Ya más tranquila, pero todavía con el corazón en un puño, Penín recordó a todos los presentes algunas verdades ineludibles, verdades obvias pero que, sin embargo, es preciso recordar. Así, les dijo a los políticos presentes que «sobre el papel, estos niños tienen los mismos derechos que cualquier otro. Pero a la hora de la verdad esto no es así», y se preguntó cómo puede ser que «todavía, a día de hoy, estas personas vean cómo se vulneran sus derechos, cuando se supone que todas las personas deberíamos tener los mismos derechos y la misma dignidad». «Queremos hijos formados y adaptados a la vida laboral. Pido a los políticos aquí presentes que penséis en ello», añadió mirando a quienes la escuchaban. «Sus padres no estaremos aquí siempre», recordó Penín, que insistió por ello en la necesidad de que sus hijos puedan ser lo más autónomos e independientes posible. Y eso se logra a través de la formación que les permitirá después una mejor integración laboral.
Cómo empezó todo
Apies nació hace siete años de manera improvisada tras el caso personal que vivió Penín con su hijo pequeño, un niño con problemas de audición a quien la conselleria de Educación retiró el intérprete de lengua de signos que tenía en la escuela. A partir de esta primera batalla para conseguir que su hijo volviera a contar con un intérprete para poder seguir las clases con normalidad, Penín conoció y contactó con otros padres que vivían problemas similares, y con quienes creó un grupo de whatsapp con el que compartían sus preocupaciones.
Tirando del hilo, constataron lo que es un secreto a voces: Ibiza y Formentera, al ser territorios pequeños, también tienen menos recursos, lo que implica condenar a todas las personas con diversidad funcional a convertirse en ciudadanos de segunda categoría, sin tener derecho a los recursos que sí se pueden disfrutar en Mallorca o en la Península.
A día de hoy, Apies agrupa a un centenar de familias que cuentan con casos de diversidad funcional en su seno, y que continúan con su particular cruzada en favor de la igualdad y la inclusión, contra sus particulares molinos de viento que son el olvido, la desidia, la falta de recursos y, en definitiva, la insensibilidad de la Administración. «Estamos intentando cambiar la Formación Profesional porque ahora no ofrece alternativas a chicos con diversidad funcional», explicó la presidenta de la asociación: «No puede ser que sea la conselleria de Educación quien decida el futuro de nuestros hijos sin escucharles».
Penín agradeció también el premio en nombre de todas las familias que conforman Apies, «padres y madres que dedican el poco tiempo libre que tienen para luchar por los derechos de sus hijos», y también a la Plataforma Sociosanitaria, que les apoya y que les acoge en sus instalaciones: «No es fácil hablar en nombre de todas familias cuando estás dentro. La carga emocional te pasa factura, pero si luchas se consiguen cosas».
Y, en el apartado de agradecimientos, Penín no se olvidó del papel jugado por los periodistas y, especialmente, por Diario de Ibiza, para dar a conocer la situación de Pablo Valenzuela: «La sociedad se ha volcado. Pero además, ha sido una gran suerte tenerles de nuestro lado. Gracias a todos los periodistas que nos habéis acompañado. Siempre que os hemos llamado nos habéis atendido, siempre nos habéis echado una mano. Muchas gracias».
Unas palabras que provocaron la siguiente reflexión de Aitor Moll, consejero delegado de Prensa Ibérica, y cuyas palabras cerraron la gala de entrega de premios: «El Diario se debe a la sociedad en la que está arraigado, y eso lo hemos podido ver ahora mismo en un acto como este. Estoy orgulloso de este Diario».
