¿Qué persigue la plataforma Naukas que ud. cofundó en 2010?

Al principio nuestro objetivo era dominar el mundo pero luego nos dimos cuenta de que eso era más difícil de lo que creíamos (risas) y nos conformamos con intentar aunar esfuerzos, dentro del mundo de la divulgación científica, para aproximar la ciencia a la población de manera más amena y más sencilla, sacarla de los cajones donde se encontraba un poco apolillada y separada de la sociedad.

¿Qué principios la rigen?

Intentamos que fuera una plataforma muy horizontal, sin normas rígidas, sin pedirle el carnet ideológico a nadie para organizar eventos en vivo en distintas ciudades del país y llevar la ciencia a la gente aprendiendo todos unos de otros.

¿Saben los científicos divulgar o se encuentran tan encerrados en su mundo que no saben explicarlo a los profanos?

El estereotipo del científico que habla en idioma marciano está cambiando. La gente se ha puesto las pilas y han cambiado incluso la forma en la que hacen sus presentaciones en sus propios congresos. Se han dado cuenta de que deben de comunicar las cosas de forma amena, incluso a sus propios colegas.

¿Cuál es el estado de la investigación científica en este país?

Es muy desigual. Tenemos un retraso histórico heredado, no hemos sido nunca un país que apostara por la ciencia e incluso hemos tenido grandes genios que han sido postergados como el propio Ramón y Cajal, cuyo legado histórico, en vez de estar exhibido en un museo desde hace cuarenta años como cualquier país civilizado, lo tenemos metido en un cuarto trastero. Tenemos grandes investigadores pero a nivel estructural seguimos viviendo en un país que no apuesta por la ciencia.

¿Ha sido muy lesiva para la investigación la pandemia de covid?

Ha sido una sacudida global en todos los campos y en la ciencia ha centrado el foco en los temas de salud. Ha habido bastante confusión también en este ámbito pero ha sido un reflejo de lo que pasaba en el conjunto de la sociedad. Pero lo que creo que ha quedado muy claro es que sin ciencia no vamos a poder salir nunca de las crisis. Hemos salido de esta porque ha habido unos tipos que han diseñado una estrategia de vacunación nueva.

Gran divulgador científico en redes sociales, ¿es un ámbito adecuado para difundir información con rigor científico?

Claro que sí. Todos los formatos son válidos. Incluso en Tik Tok hay talentos nuevos que están haciendo cosas muy creativas intentando llegar a nuevos públicos. Porque al final el comunicador se tiene que adaptar a los canales que utiliza su público. Y ahora la gente está en las redes. Pero hay que hacerlo con rigor y bien. El problema es que muchas veces solo nos fijamos en lo malo de las redes sociales.

¿Hay un perfil de público más asequible para estos contenidos?

Al principio, sí. Era un público más joven con conocimientos tecnológicos pero siempre hemos tenido claro que nuestro objetivo era llegar a todos los públicos. Porque lo que están contando hoy aquí los científicos (en referencia a la jornada celebrada ayer en Mallorca con el título Naukas Palma, 360º de Ciencia) lo están contando para cualquiera. No hace falta ser un experto.

¿Cómo se interesa a la juventud en este mundo?

El libro con el que más éxito he tenido, se ha publicado incluso en chino, lo escribí con mi hija y se titulaba Papá, ¿dónde se enchufa el sol?, era una recopilación de las preguntas que me hacía todas las noches antes de dormir. Era muy preguntona y era un filón porque me hacía ver el mundo con nuevos ojos. Creo que la mejor manera de hacer que se interesen por la ciencia es escucharles en lugar de intentar meterles nuestras ideas a ellos. Y luego fomentar la curiosidad, intentar que nunca pierdan esa magia que es la niñez y que la mantengan el resto de sus vidas ya que es una visión fresca de las cosas que es muy necesaria incluso en la ciencia. A veces una visión más naif de los problemas muy complejos es súper útil. El secreto está en que nunca pierdan la curiosidad, que les divierta.

¿Cuáles son los grandes retos de la ciencia en este país?

Establecer un modelo de investigación científica que deje fuera la precariedad. No acabamos de dar con la tecla para estabilizar a los doctorandos,a los postdoc,. Y esa incertidumbre impide que los que están trabajando fuera se decidan a volver pensando que en los dos próximos años puede llegar una nueva Administración que vuelva a cambiar las normas. Y luego está una burocracia tan compleja que dificulta todos los procesos. El gran desafío de la ciencia española es intentar simplificar los procesos burocráticos que devoran la labor científica. Cualquier científico con el que hablas se lamenta de que no les dejan tiempo para investigar o pensar porque lo consumen rellenando formularios.

La fiscalización del gasto podría mejorarse…

Sí. La etapa de la gran corrupción trajo consigo una serie de normas estrictas que terminaron dificultando la vida de los que nunca defraudan y sin embargo los que roban han encontrado otros caminos para seguir haciéndolo.

¿Ha conseguido Alicia Sintes hacer comprender qué son las ondas gravitacionales?

Sí (risas). Alicia es un lujo, una de las investigadoras top a nivel mundial en física de ondas gravitacionales y estos súper genios que podían estar encerrados en una torre de marfil, vienen aquí, se bajan al barro, son capaces de hablar en el lenguaje cotidiano de la gente, explicar lo que están haciendo… muchas veces no apreciamos el valor que tiene esto.

Forma parte de su trabajo también…

Sí, la gente quiere saber por qué se invierte en determinadas áreas de investigación porque muchas veces desde la ignorancia se piensa ‘¿por qué quiero saber yo lo que pasa en un agujero negro?’ Pero justamente cuándo nos hemos formulado estas grandes preguntas que parecen lejanas es cuando hemos avanzado como sociedad.

¿No hay una visión demasiado simplista de la ciencia que solo persigue buscar una utilidad a las investigaciones?

Sí, ¿Para qué sirve esto? Es una mala pregunta en ciencia. Porque casi todo lo que es útil se ha encontrado cuando se buscaba otra cosa. Por eso el 360 grados, por eso es tan importante darle a todo porque nunca sabes dónde va a sonar la flauta.