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Medios de comunicación

Fernando de Yarza: "No hay periodismo de calidad sin independencia financiera"

Zaragoza acoge del 28 al 30 de septiembre el 73 Congreso Mundial de Medios de Comunicación, organizado por WAN-IFRA, que reúne a mil directivos de 80 países y cien ponentes para analizar sobre los retos y el futuro de este sector

Fernando de Yarza, presidente del Grupo Henneo (Heraldo de Aragón) y de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA). Ángel de Castro

Zaragoza acoge del 28 al 30 de septiembre el 73 Congreso Mundial de Medios de Comunicación, organizado por WAN-IFRA, la Asociación Mundial de Editores de Noticias, que aglutina a la prensa internacional y cuyo objetivo es proteger los derechos de los periodistas y de los editores para garantizar la libertad e independencia de las empresas periodísticas. Esta organización está liderada actualmente por Fernando de Yarza López-Madrazo, presidente del grupo Henneo, compañía de comunicación de España, editora de 'Heraldo de Aragón', entre otros medios.

El congreso va reunir a mil directivos de medios de comunicación de 80 países y cien ponentes, entre ellos profesionales de medios tan prestigiosos como 'The Washington Post', 'The Guardian' o 'Clarín'. ¿Qué supone la elección de Zaragoza? ¿es un espaldarazo a la profesión periodística en España?

Primero es cumplir un sueño. Hace diez años, cuando fui al primer congreso, dije: esto lo tengo que traer a Zaragoza. Hacerlo en este momento tan apasionante para la profesión, cuando se están sentando las bases de futuro, es todo un privilegio. Vamos a contar con los primeros espadas de medios de referencia a nivel internacional. Y de alguna manera es recuperar el espíritu de la Expo: proyectar Zaragoza al mundo. Gente que pone y quita gobiernos en el mundo viene a Zaragoza y Aragón y va a conocer la España del siglo XXI. Siempre me ha dolido un poco como nos trataban los medios internacionales, que en ocasiones han dado una imagen desvirtuada del país que no se corresponde con la realidad.

¿Qué impacto prevé que tenga para la proyección de Zaragoza y Aragón?

Los japonenses del conocido periódico 'Nikkei' han estado visitando el Matarraña. Y unos neozelandeses han querido participar en la Quebrantahuesos. Con lo que el periodismo internacional se está mimetizando con la comunidad. Espero que la visita les marque a todos los congresistas porque en Zaragoza y Aragón somos muy acogedores. Aquí nadie se siente extranjero. Con la ruta de tapas por el Tubo, que incluye el programa social del congreso, los haremos aragoneses de por vida. Estoy convencido de que vamos a tener una gran repercusión y eso se verá reflejado en medios de todo el mundo.

¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrentan los medios de comunicación en estos momentos?

El principal, el de la sostenibilidad. No sé si hemos pasado por una tormenta perfecta o por varias. Es verdad que el covid nos devolvió el protagonismo, nos dio una segunda oportunidad. Como decía Iñaki Gabilondo, en tiempos de inundación lo primero que falta es el agua potable. Cuando irrumpió la pandemia, la gente huyó de las redes sociales y nos vino a buscar a los medios tradicionales para tener información rigurosa y seria. Creo que hemos purgado los pecados del pasado, de habernos alejado de nuestros lectores, pero seguimos teniendo el reto de que no hay periodismo de calidad sin independencia financiera y sin un modelo sostenible. Pero hay elementos para el optimismo: las plataformas ya están pagando, hay modelos de suscripción que empiezan a ser interesantes, hemos mejorado mucho el tema publicitario en el entorno digital y empezamos a ser competitivos. Aunque hubo momentos en los que no lo tuve tan claro, ahora soy mucho más optimista y creo que tenemos una oportunidad.

El sector está en plena ebullición. ¿Cuáles son los modelos emergentes a los que hay prestar atención?

El panorama es tremendamente diverso. Hay experiencias muy diferentes. También depende mucho de los modelos culturales. En Escandinavia, por ejemplo, hay una tradición de suscripciones digitales, que representan un porcentaje muy elevado de sus ventas. Ellos se digitalizaron antes y estaban más familiarizados con este modelo. Vamos a distintas velocidades según las regiones del mundo, pero hay motivos para el optimismo, todo acabará llegando. Y es fundamental la tecnología. Debemos ser competitivos en datos y útiles para los anunciantes. Creo que estamos en puertas de hacerlo. Hay modelos ilusionantes igual que hay situaciones preocupantes como el cierre de periódicos en primeras democracias como Estados Unidos e Inglaterra. Tenemos que imprimir mayor velocidad de transformación. Es cierto que el covid y la crisis que vivimos ahora han adelantado entre tres y cinco años el calendario que los gestores llevábamos en la cabeza sobre de declive del papel y la irrupción digital. Esto ha pillado a algunos con el pie cambiado y el que no se sepa adaptar, lo pasará muy mal

El ejercicio de un periodismo de calidad choca con la crisis que arrastra el sector, que se ha traducido en la destrucción de puestos de trabajo, bajos salarios de las redacciones o la reducción de las inversiones. ¿Cómo combinar estas dos realidades contrapuestas?

Para empezar pidiendo a los gobiernos que hagan entornos regulatorios favorables. No pido ser más que nadie, pero tampoco menos. No es normal que las plataformas como Twitter puedan publicar lo que quieran y bajo el anonimato no tener ninguna responsabilidad. Nosotros, los medios tradicionales, respondemos con todo nuestro patrimonio sobre lo que publicamos y no me parece mal que sea así, pero queremos tener las mismas reglas que las redes sociales. También a nivel de competencia y de fiscalidad. Hay también una parte de pedagogía, con los jóvenes, especialmente. Estamos todos muy aludidos con el tema de las fake news, contra las que no hay mejor profilaxis que el periodismo de calidad. Esto debe de enseñarse en las escuelas. Y debemos aplicar un gran consejo que me dio Marty Baron (ex director de 'The Washigton Post'), el día antes de que nos confinaran, sobre lo importante que es que no seamos solo nosotros los que hablemos de la importancia del periodismo, sino que líderes sociales como deportistas o empresarios hagan pedagogía de ello porque es la mejor garantía de tener democracias sólidas. De lo contrario, corremos el riesgo de que parezca un discurso endogámico en el que hablamos presuntamente de nuestros privilegios. Hay una realidad: cuanto mayor, diverso, plural y rico es un ecosistema de medios, mejor es su democracia. Debería ser una obligación de Estado fomentar que así sea porque es invertir en democracia. Hemos visto que gobiernos de primeras democracias han aprovechado este momento de crisis para atacar a la profesión, como ocurrió con Trump, enemigo acérrimo del periodismo. El covid ha retratado el compromiso democrático de los países y se ha visto quienes han apoyado decididamente a los medios. Somos un sector en reconversión y no se nos ha ayudado a transformarnos, lo hemos hecho en condiciones muy duras. Y no hay periodismo de calidad si no hay plantillas dignas con salarios dignos.

"Somos un sector en reconversión y no se nos ha ayudado a transformarnos, lo hemos hecho en condiciones muy duras"

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¿Qué futuro ve a los periódicos en papel?

Llevo 20 años asistiendo a congresos en los que se anunciaba que el papel desaparecía en uno o dos años. Es la profecía que no llega. Es cierto que el covid ha acelerado la caídas de las tiradas, pero siguen teniendo unas cifras importantes. En el corto plazo no veo su desaparición. Es verdad que hay nuevos soportes más amables, pero el papel sigue teniendo un atractivo. Es posible que veamos que algunos periódicos nacionales restrinjan sus difusiones, pero en prensa local, por ese elemento de proximidad, está más arraigado y sigue teniendo su nicho en la gente mayor menos familiarizada con el mundo tecnológico.

La prensa no seduce a los jóvenes. ¿Qué se puede hacer?

Hay algo peor. Antes el entorno de Google o Facebook, al menos, desviaban tráficos hacia los medios tradicionales, pero esta segunda generación de redes sociales, del estilo de Tik Tok, es más cerrada y hace cautivos a los jóvenes, con intenciones que no son claras o conocidas. Y utilizan equipos específicos que trabajan la adición de los usuarios. Nuestra vocación como medios nunca ha sido la de secuestrar a los lectores sino darle criterio para formarse su propia opinión. Por ello, debería ser una cuestión de Estado tratar este asunto a nivel educativo. Es el reto más difícil al que nos enfrentamos.

"Se puede afirmar hoy en el año 2022, sin ningún género de dudas, que el periodismo de calidad puede ser rentable en el mundo digital"

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¿Las empresas de comunicación ven ya un negocio sostenible y rentable en todo lo digital?

Sí, ya hay realidades. La mayor parte de los ingresos del sector ya son digitales. Las suscripciones digitales han pasado de estar en la marginalidad a tener materialidad. Se puede afirmar hoy en el año 2022, sin ningún género de dudas, que el periodismo de calidad puede ser rentable en el mundo digital.

Fernando de Yarza, durante la entrevista realizada por el periodista Jorge Heras. Ángel de Castro

Ha habido fondos del Estado para apoyar a sectores en crisis o que pasan por dificultades, al tiempo que se ha reducido la publicidad institucional. ¿Son necesarias ayudas directas para los medios de comunicación?

Totalmente. Ahora bien, tiene que ser de una forma transparente. No puede ser y no lo digo por ningún color político, que solo se ayude a los amigos. En prensa regional, tengo la sensación de que en la periferia no pagamos impuestos o no hay accidentes de tráfico porque ves que esas campañas publicitarias no llegan. Somos un sector estratégico y en transformación y se nos debería haber apoyado con luz y taquígrafos. Sin embargo, tengo la sensación que el covid se aprovechó para ponernos las cosas más difíciles. Desde la asociación de medio de información propusimos no hacer eres si se nos exoneraban cuotas sociales en un momento en el que teníamos que trabajar más que nunca en las circunstancias más difíciles. Eso era mejor para el Estado y no se quiso hacer. Igual hubo un cierto dolo o intencionalidad porque es verdad que había una parte del Gobierno sensibilizada con el tema y otra, que cree menos en los medios privados y vio en esto una oportunidad.

El reto es contar la verdad pero cada vez hay más bulos, fake news y desinformación, ¿cómo combatir este fenómeno?

Apelaba antes a la responsabilidad y a la igualdad de reglas. No puede ser que alguien que publique algo falso y no sea responsable de ello. No pueden ser que se amparen en el anonimato y no rindan cuenta como cualquier editor. Los nuevos jugadores deben tener las mismas reglas de juego. Es la lucha de David contra Goliat. Hacen falta cambios a nivel regulatorio y de posiciones dominantes. Un sistema diverso y plural es el que fortalece democracias. Y además con propiedades reconocibles e implicadas en el territorio porque muchas veces en estos nuevos jugadores no se sabe quién hay detrás y qué intenciones tiene, lo cual hace sospechar. Y hemos vistos gobiernos como el de Rusia que, probablemente preparando todo lo que estamos viendo, son auténticas máquinas de intoxicación amparados en ese anonimato.

"Lo preocupante es que incluso en primeras democracias se está ejerciendo una presión intolerable a la profesión"

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La profesión del periodismo en algunos lugares del mundo es de riesgo.

Tengo especial interés y cariño en la mesa de redonda 'Obstáculos a la Libertad de Prensa en el Mundo', a la que asistirá además como espectador el rey Felipe VI. Participa un colega mexicano. En el mes de junio en México para denunciar la muerte de 14 periodistas en lo que va de año y el presidente (Andrés Manuel) López Obrador me respondió en sus maitines que no era tampoco para rasgarse las vestiduras. Es un hecho muy grave en lo que se supone que es una primera democracia del mundo que en lugar de condenarlo diga, prácticamente, que se lo merecen. Hay que denunciar y señalar a estos gobiernos. Lo vimos con Trump, que atacaba a los medios directamente, o Bolsonaro en Brasil. Y ya no te digo en países como Venezuela, Cuba o Irán. Lo preocupante es que incluso en primeras democracias se está ejerciendo una presión intolerable a la profesión.

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