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Tribuna

Una reflexión sobre Bechtold

Erwin Berchtold en su estudio de Sant Carles. | J. A. RIERA

Un poco, solo, de historia es necesario en este momento de pérdidas y duelos. También una reflexión. Se nos ha ido Erwin Bechtold, y el final de una época se ha materializado con ello. Este artista longevo, que nunca escatimó su presencia en los eventos culturales de esta isla nuestra (96 años dan para muchas presencias), era un artista activo, presente en multitud de exposiciones propias e inauguraciones ajenas, a pesar de sus años y de sus achaques. Erwin Bechtold, siempre generoso, fue un artista participativo en la cultura ibicenca, siempre llevando el arte ibicenco como bandera, fue consciente del peso de su presencia, de la historia y del símbolo que era, participaba y asistía, apoyaba a viejos conocidos y reconocía e invitaba a jóvenes valores. No todo el mundo puede hacer gala de esta generosidad.

Ha desaparecido su alargada y delgada figura, su sempiterna sonrisa, Bechtold, nuestro Quijote, adalid del oficio de pintor, de las horas de taller, de la pintura, defendiendo una forma de trabajo, una manera de ser alemán a la ibicenca, una intención colaborativa y altruista de ser y estar, en conclusión, como su propia viuda confesaba hace pocos días en la entrevista que le hizo Fernando de Lama para el Diario de Ibiza, una buena persona.

Fue en 1959, cuando Bechtold junto a un grupo de alemanes, Broner entre ellos, fundaron un colectivo de artistas, el Grupo Ibiza 59. Analizando el hecho histórico y artístico podemos afirmar que fue una conmoción cultural, porque significó la irrupción en Ibiza del arte de la segunda mitad del s. XX, el camino de la abstracción arrancó desde esta aportación internacional, en este grupo había sobre todo artistas alemanes, pero también, había un sueco y un norteamericano, de tal calado fue la influencia de este colectivo que la pintura que se ha hecho en la isla quedó transformada para siempre.

Tras el desgarro de la Guerra Civil, España quedó aislada internacionalmente, una forma de castigo por el golpe de Estado militar y un jaque mate en la conflictiva política internacional de aquel momento. Una parte de intelectuales y artistas contrarios al régimen fueron fusilados, la mayor parte de ellos huyeron o fueron exiliados. Prácticamente la sociedad española quedó huerfana y aislada. Por imposiciones del mercado, del gusto imperante o bien, por exigencias políticas, durante el franquismo se vivió de espaldas a lo que acaecía en el resto del mundo. Hay que insistir en la idea de que con la presencia y actuaciones del Grupo Ibiza 59, con sus vernissages, sus carismáticos invitados (expusieron en las paredes de El Corsario: Cossío, Genovés, Mompó, Zóbel, Miró, Sempere, Hartung) y sus exposiciones en el extranjero, Ibiza entraba por la puerta grande en el arte de vanguardia de la segunda mitad del siglo XX, convirtiéndose así en precursora y puente de las vanguardias con respecto al resto de España.

Y fueron estos alemanes, pertenecientes a esta segunda oleada de intelectuales y artistas que arrumbaron a la isla como primeros resortes liberalistas del Franquismo con una incipiente apertura internacional, quienes lo posibilitaron. Bechtold -según me contó hace muchos años -enrollando sus lienzos en el coche y pasando fronteras europeas, afirmando que las obras estaban sin terminar, ¿quién podría comprobarlo o negarlo? Estas fronteras que lamentablemente están volviendo otra vez. También, gracias a Bechtold, exquisito anfitrión, a Ibiza llegaron Micus y el artista conocido anteriormente como Zush, Evru.

Si 1959 fue un año fundamental de apertura, de crecimiento, de inicio para un nuevo lenguaje plástico, para la irrupción de una nueva realidad social y cultural, podemos afirma que fue un año mirabilis para las artes y la cultura. En Ibiza se inauguró una nueva etapa que la convirtió en un destino privilegiado, una nueva utopía para lo más granado de la cultura europea. A partir de ese momento nos visitaron Gropius, Camus, Cioran... los nombres que hicieron universal nuestra isla. Este 2022, se está convirtiendo en un año horribilis, no solo por las guerras o el cambio climático, la pérdida de ilustres figuras nos está conmocionando: Echarri y su marido, Diego Etcheverry; también se han ido Franck R. Tassi, Eva Alcaide, Carlos Icardi; ya nos falta desde hace algún tiempo, Tur Costa y su compañera Anneliese Witt, Stafforini, Lautaro Valenzuela, Leopoldo Irriguible. Artistas que abonaron con su trabajo en la fértil isla creativa.

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