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Identifican los restos de una cabra que cambia la historia conocida de la fauna antigua de Ibiza

El caprino, bautizado como ‘Ebusia moralesi’, tendría los mismos antepasados que ‘Myotragus balearicus’, la especie que habitaba en las islas de Mallorca y Menorca

Restos de la mandíbula del caprino ibicenco que se muestra en el artículo de Moyà-Solà, Quintana y Köhler.

Hubo un tiempo, hace alrededor de cinco millones y medio de años, en el que el Mediterráneo se secó prácticamente por completo. Es el periodo conocido como la crisis salina del Messiniense. Y hubo entonces una cabra –un bóvido– que cruzó esa gran depresión desecada y colonizó las montañas que serían Mallorca, Menorca e Ibiza. Y también otras elevaciones mediterráneas como la que conformaría Cerdeña. Cuando el agua regresó y las tierras quedaron aisladas, quedaron asimismo separados los ejemplares de la cabra que había en cada una de las islas. Y la evolución hizo su trabajo.

Tibia y restos de huesos de ‘Ebusia moralesi’ del mismo artículo.

Ahora –tras identificar unos restos hallados en los años 80 en ses Fontanelles– es cuando sabemos que Ibiza también tuvo su propia cabra prehistórica, una cabra endémica, y que debe tener un antepasado común no solo con Myotragus balearicus, la famosa especie que habitaba Mallorca y Menorca, sino también con otras pequeñas cabras prehistóricas halladas en otras islas mediterráneas.

El descubrimiento resulta todo un hito para la paleontología en las islas porque cambia la historia que hasta ahora conocíamos sobre nuestra fauna antigua. Como señala Salvador Moyà-Solà, paleontólogo del Institut de Paleontologia Miquel Crusafont, «abre una ventana de luz a la evolución de las islas durante los últimos seis millones de años» En declaraciones al Nautilus de IB3 radio, el paleontólogo explicaba que «lo que hemos podido constatar en este estudio es que la fauna que en el Mesiniano colonizó Balears y las Pitiusas era muy parecida y que ha sido la evolución posterior la que ha dado el carácter diferencial a cada una». Y añadía: «Las Pitiusas siempre han sido un misterio paleontológico, porque hasta este descubrimiento no había ninguna publicación, ninguna evidencia, de ningún mamífero fósil del Pleistoceno. No había nada en absoluto».

Los pocos restos hallados ofrecían el panorama de unas islas, las Pitiusas, completamente diferentes al resto de Balears. «De hecho, los trabajos realizados en Ibiza por Josep Antoni Alcover y su equipo, particularmente con aves, han demostrado que realmente esta fauna antigua se extinguió y solo quedaron aves, aunque también se ha descubierto recientemente que había una serpiente», añadía el paleontólogo.

Restos de la mandíbula del caprino ibicenco que se muestra en el artículo de Moyà-Solà, Quintana y Köhler. cristina amanda tur. Ibiza

La cabra –para ser puristas como un paleontólogo no debería llamarse cabra y sí caprino– ha sido bautizada como Ebusia moralesi; el nombre del género deriva de Ebusus (nombre latino de la isla) y el de la especie ha sido escogido en honor al paleontólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales Jorge Morales, al que estaba dedicado asimismo el volumen de Historical Biology en el que se ha publicado el artículo del descubrimiento. Lo firman Salvador Moyà-Solà, Josep Quintana Cardona y Meike Köhler.

Hallados en ses Fontanelles

Moyà-Solà especifica que lo huesos analizados fueron hallados a principios de los 80 en una visita que realizó a ses Fontanelles junto al también paleontólogo Josep Antoni Alcover (al que debemos la mayor parte de lo que se conoce sobre paleontología de vertebrados en las islas). Un investigador holandés les había hablado de unos huesos que había en una brecha, en un camino. Recogieron muestras y de allí pudieron identificarse algunos lagomorfos (conejos), tortugas y aves. «El animal más grande que encontramos era este caprino que inicialmente no pudimos identificar porque era muy pequeño y tenía un aspecto muy primitivo. No pudimos relacionarlo con la fauna de Mallorca y Menorca y quedó en stand by».

Hoy, por fin, los restos de este caprino han sido identificados. Es un animal que podía pesar entre diez o doce kilos, más pequeño que la especie Myotragus balearicus –que sigue denominándose cabra popularmente pero que era un bóvido más cercano a las ovejas que a las cabras– y «con una morfología absolutamente primitiva. Tiene la dentición propia de un antílope o un bóvido continental, mientras que Myotragus ya presentaba cambios muy importantes en la dentición. Probablemente estamos delante de una forma que, en el momento en el que quedó fosilizada en ese yacimiento, había estado poco tiempo en la isla, no había tenido tiempo de cambiar mucho». Es la cabra más pequeña que se conoce y los restos hallados son algunos huesos y fragmentos, ningún cráneo, «restos que nos permiten tener una imagen general».

El paleontólogo Salvador Moyà-Solà considera que aún «queda mucho por prospectar en Ibiza. Creo que aún se han de investigar más cuevas, más márgenes de carreteras, para encontrar más brechas e intentar reconstruir realmente todos los episodios de colonización y extinción. Han pasado muchas cosas, pero sabemos muy poco».

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