En diciembre pasado había algunas dudas -algunas perduran- sobre el plan de recuperación de la economía española con los fondos europeos ‘Next Generation’: 140.000 millones de euros, casi divididos a partes iguales a fondos perdido en una primera fase y en forma de créditos en la segunda. Ante este enorme reto, encaminado a potenciar la innovación y la transformación del modelo económico tras el parón padémico, surgieron muchos interrogantes que se abordaron en ‘Movilidad, talento y ejecución’, una jornada de ponencias y debates organizada por ‘Futuribles’, el proyecto de innovación tecnológica impulsado por Prensa Ibérica, editora de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA. La sesión contó con la participación de Raquel Sánchez, ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana; María del Pilar Alegría, ministra de Educación y Formación Profesional o Jordi Puigneró, ‘vicepresident’ de la Generalitat, así como de empresarios de referencia en distintos sectores. “Los grandes países lo son por su inversión en investigación, desarrollo e innovación”, remarcó Francisco Marín, director del proyecto ‘Futuribles’ y Premio Nacional de la Trayectoria Innovadora 2020 por el Ministerio de Ciencia e Innovación.

“Si somos capaces de que España cambie de rumbo ya será algo muy grande”, dijo. Y es que, a pesar de ser la doceava economía mundial según el FMI, España ocupaba la posición número 30 en el índice global de innovación de la ONU. Y es que acelerar la innovación fue una reclamación transversal durante la jornada. A lo largo de 2022 se han lazado mucho de los proyectos estratégicos previstos, de los microchips al coche eléctrico conectado. “Para garantizar el derecho a la movilidad y el transporte público es tan importante invertir en obras como en tecnología”, aseguró la titular de Transportes. Y explicó que se destinarían 13.000 millones de los fondos comunitarios a la gestión de datos para una movilidad segura, justa, sostenible y conectada.

Para la ministra Alegría, los 140.000 millones de los que dispondrá España en los próximos cinco años son «una oportunidad única». “Eso supone más de lo que España ha recibido en 20 años de fondos de cohesión europeos”. Las administraciones destinarán gran parte de ese montante a lanzar proyectos de innovación punteros. En L’Hospitalet, la segunda ciudad de Catalunya, activaron una batería de proyectos contra el cambio climático y un programa para reducir la brecha digital e integrar a los mayores. «Esa batalla empieza en las ciudades», explicó su alcaldesa Núria Marín. En esa misma línea, la Generalitat trabaja en el despliegue de la red 5G a todos los municipios de Catalunya, Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) lanzará un autobús que funciona con hidrógeno verde y el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) está construyendo nuevos carriles bici y preparando el terreno para la digitalización urbana.

Uno de los retos de las administraciones es introducir una contratación pública más «eficaz y eficiente», según Antoni Poveda, vicepresidente de Movilidad del AMB. En una línea similar se pronunció Ricard Font, secretario general de la Vicepresidència de la Generalitat: «Es una contratación pública que no tiene muy en cuenta la innovación y con plazos largos. Habría que reducirlos un 50%». En todo los casos coincidieron en la fortaleza que proporciona la cogobernanza.

Desde el sector privado aprovecharon el acto para reclamar políticas más favorables para las empresas. “Tenemos un plan y una estructura clara, pero empezamos a ver un poco de vaguedad en la ejecución de esos fondos”, apuntó Joaquim Guilera, director ejecutivo de Coolmag Thermo Conductive, una pyme tecnológica. Por su parte, José Manuel Casas Aljama, director general de Telefónica en Catalunya, pidió una “mayor implicación” de las autoridades para acelerar la digitalización del territorio y Jordi Nicolau, director de ‘Retail’ de CaixaBank, destacó los esfuerzos de la banca por compatibilizar la digitalización con una atención más personalizada.

El sector tecnológico es clave en el futuro económico español. Pese a la pandemia, las inversiones se reactivaron y la ocupación en el ecosistema emprendedor crece. Consciente de su impacto en el tejido productivo, Puigneró cerró el acto con una reflexión que sintetiza el gran reto transformador del país: “No estamos ante una era de cambios, sino de un cambio de era”. Y, en el capítulo de reclamaciones, insistió en pedir que se traspasen por completo las Cercanías. «Se gestiona mejor desde la proximidad, al menos aquello que tiene origen y fin en Catalunya».