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Guerra en Ucrania

Pedro Llorca: “Los bancos de alimentos hemos enviado hasta ahora a Ucrania 600.000 euros”

“No queremos renunciar a la donación de comida, pero hay un cambio de modelo: ofrecemos la opción de darnos dinero, pero hay que asegurar su fin y su uso”

Pedro Llorca, en Oviedo. Valentina Ciuca

Pedro Llorca acaba de cumplir un año al frente de la Federación española de Bancos de Alimentos, cargo al que accedió desde la presidencia de la organización en Las Palmas, su tierra natal “aunque por poco”. Este arquitecto técnico ya retirado casi nace en Gijón, de donde era su familia. “Mi madre se trasladó a Canarias para con mi padre tres meses antes de dar a luz”, explica.

¿Qué balance hace de su primer año?

Muy positivo. Es gratificante que alguien que vive tan lejos de la Península como yo fuera elegido para esto, es un orgullo para los canarios.

Este mismo martes el Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto de ley contra el desperdicio alimentario para reducir los desechos a la basura en la cadena alimentaria. ¿Le satisface?

Pues vamos a ver qué recorrido tiene y cómo se desarrolla. El Ministro Luis Planas siempre nos pone de ejemplo y bandera a los bancos de alimentos de cómo evitar el desperdicio. No oculto cierta inquietud por ver cómo se responderá a la ley.

¿En qué sentido?

A veces es muy confuso para la gente y creo que hay que aclararlo e informar bien para saber de qué se habla en cuestión de desperdicio. Por ejemplo, hay mucho de los supermercados, que se retiran simplemente porque un producto tiene algún daño en el envase. Otro llega desde la recolección, fruta que no ha sido tratada bien. También está el del hogar, que es brutal. El término se ha reformulado recientemente debido a la guerra de Ucrania, a la UE no le ha quedado más remedio para facilitar las donaciones, por ejemplo, en materia de conservas.

No parece fácil abordarlo.

No lo es, pero todo lo que sea evitar el desperdicio es positivo. Y una opción para cuidar el medio ambiente, porque pensemos toda la energía, agua, que se gasta en, por ejemplo, producir manzana. Y es un disparate que de una producción total solo se consuma el 60% y se tire el 40. Hay que frenarlo y desarrollar toda una normativa que ayude a ello. Por ejemplo, la ley incluye obligar a los restaurantes a informar al comensal de que puede llevarse en el túper a casa la comida que le sobre. En Canarias, el Banco de Alimentos ya tiene un convenio con los hoteles, de los que nosotros mismos retiramos la comida elaborada congelada que les sobra con nuestros recipientes y transporte. Hay muchas posibilidades y opciones.

Habla de desinformación del consumidor.

Sí, por ejemplo, algo preocupante es el tema de la caducidad. Nadie ve ni repara, por más que insistamos, en que una cosa el la fecha de caducidad y otra la de consumo preferente. Cuando vence la primera, eso ya no se puede comer más. Pero con la segunda, sí, ese producto tiene aún recorrido alimentario, solo que ha cambiado ciertas cualidades como color, aroma, textura, pero sigue siendo sano y comestible. Aplicar esto bien ya evitar mucho desecho de comida.

Anda estos días por la Península con numerosos actos y aniversarios.

Vengo de Ponferrada, donde se celebró como se hará en Oviedo el 25.º aniversario. Al tiempo hemos hecho una asamblea general para hacer balance de estos dos años, compartir inquietudes, ver retos... Yo apuesto sumar esfuerzos y que los bancos estemos unidos. En Ponferrada ha habido un ambiente muy agradable y de cooperación. Estaba pendiente la cita desde 2020. También estuve en Soria, donde nos ha visitado la Reina Sofía, que colabora con la fundación activamente.

Llegó a la federación en un momento complicado con la pandemia.

Nos afectó mucho. Por un lado, hubo una avance positivo al inicio, con una respuesta de la sociedad muy importante y un gran gesto solidario en toda España. El empresariado tomó conciencia y nos usó como referente a los bancos de alimentos para hacer llegar las ayudas. En Canarias hubo una explosión de donaciones al principio, cuando la hostelería de allí, que es mucha porque en las islas se vive básicamente del turismo, tuvo que cerrar: nos dieron todo lo que tenían acumulado en los frigoríficos. Todos los voluntarios de España se volcaron para ayudar y supieron estar ahí para ayudar a las personas que de la noche a la mañana se vieron en situación de necesidad. Ahora bien, después de dos años ha empezado a decaer la ayuda y hay cierto cansancio entre la gente, con ganas de pasar página y disfrutar un poco de la vida.

Sin acabar la crisis del covid, en España tuvimos la del volcán de La Palma, que también requirió su ayuda.

Sí, fue otra situación inesperada que todos sufrimos mucho. Y cuando esta estaba superándose, llegó la guerra de Ucrania. Es un dolor para el ser humano ver esas imágenes de destrucción.

Precisamente los bancos calculan un repunte del 20% de la demanda de ayuda debido a la guerra y a la inflación, según han publicado en un informe reciente.

No es una cifra homogénea en todo el territorio nacional, pero esa es la estimación general del crecimiento de nuestros beneficiarios. Hay que tener en cuenta que en España hemos recibido a muchos refugiados ucranianos que necesitan atención. Y aunque hay respuesta de las instituciones públicas, nos toca cooperar.

Se han volcado con Ucrania en España y también fuera.

Nosotros somos parte de la federación europea de bancos de alimentos y cuando empezó la guerra convoqué al comité ejecutivo. Concluimos enviar 300.000 euros para que canalizasen in situ las ayudas en los países vecinos como mejor fuera necesario. Allí resultaba más fácil gestionar dinero y entendimos que era mejor eso que mandar camiones de comida. Tuvimos la experiencia de colapso con el volcán en La Palma, porque llegó mucha cantidad que había que clasificar, registrar, controlar las fechas de caducidad y fue muy complicado. Así que lo más útil ha sido enviar dinero y hasta ahora hemos enviado unos 600.000 euros.

No parece que la situación vaya a mejorar pronto.

No, y se agrava. Las noticias no son buena con el bloqueo energético. Tenemos además al granero de Europa en peligro y se resiente el grano. Y si no hay grano, las vacas no comen y no dan leche. Todo va enlazado. Lo hemos analizado en la asamblea para buscar soluciones conjuntas y ver por dónde irá el futuro. Esperamos que para 2023 la UE haga llegar a todo el territorio nacional el llamado Fondo Social Europeo Plus. Cambiará un poco el modelo de gestión, pues serán las autonomías las que lo gestionen y tengo mis dudas de si todas tendrán capacidad para ello. Pero bienvenida sea la ayuda y que sirva para cumplir el objetivo de paliar de una vez por todas las necesidades de la familias y favorecer la reinserción social.

¿Queda quizás obsoleta la ayuda con alimentos? Algunas organizaciones apuntan a que es más eficaz el dinero que dar comida.

Nuestro origen está en la lucha contra el despilfarro de alimentos, por eso nació en EEUU el banco de alimentos, con el objetivo de tomar conciencia de que no se puede tirar tanta comida. Es nuestra enseña. Ahora bien, el mundo cambia, la sociedad cambia y hay que adaptarse. No queremos renunciar a entregar alimentos. Lo del dinero, los bonos o tarjetas sociales, no es sencillo de gestionar y lograr un reparto equitativo. Mi obsesión es la equidad. Nos preocupa cómo seguir el destino de esa tarjeta y el uso que se da a la misma. Pero asumimos que hay un cambio de modelo, nosotros mismos damos la opción a los donantes de darnos alimentos o dinero, hay gente que prefiere esto último. Y a esta gente le debemos dar seguridad de que lo gestionamos bien y tiene utilidad lo que donan. Les preguntamos para qué quieran que se destine ese dinero: unos nos dicen que para comida y otros para lo que queramos. Hay que tener en cuenta que también tenemos unos gastos que cubrir de transporte, energía...

Si hoy quiero donar alimentos, ¿qué me pediría que done?

Sin duda, leche. Hay y habrá un gran problema con la leche. Hay que pensar que en España el peso de los lácteos en la cesta de la compra es del 40%.

¿Donamos menos comida al subirnos la factura en el supermercado, temen que esto se agrave?

Sí claro. Todos vamos a comprar y vemos cómo todo ha subido de precio. Nosotros hemos tenido ya algunos problemas de abastecimiento, y hemos tenido que reducir entregas.

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