En 1957, Ibiza alcanzó el récord de producción de algarrobas con 4.000 toneladas. Tras este pico, llegó el declive, debido al descenso del precio y al abandono del campo de muchos payeses que prefirieron dedicarse al turismo. En los últimos cinco años la algarroba se ha puesto de moda, sobre todo por el aumento del precio. Ha pasado de pagarse a 0,2 euros el kilo a cotizarse a 0,8 euros, en el caso de las variedades ibicencas. En Mallorca, algunas variedades llegan a 1,5 euros por kilo. Del abandono de antaño, ahora no se desperdicia ni una vaina. El pasado año, la cosecha fue de unas 4.000 toneladas lo que supuso unos ingresos de 1,8 millones de euros para el campo ibicenco, según los cálculos de Josep Lluís Joan, técnico de promoción alimentaria del Consell de Ibiza, un dato que reveló en la IX jornada técnica nacional de fomento y mejora del cultivo de algarroba, celebrada en el Palacio de Congresos de Santa Eulària a principios de mayo.

Los algarrobos son ahora una fuente de riqueza. | J.A.RIERA

«Está de moda. Y más que lo va a estar por el precio. Este año se pagará aún más cara», apunta Josep Lluís Joan. Este es el motivo por el que se ha incrementado la cosecha. Los árboles son los mismos, pero, en 2015 sólo se recogieron unas 200 toneladas: «Ha supuesto un revulsivo para un producto que se estaba abandonando. La principal razón del encarecimiento es la escasez. La demanda de las empresas es grande y el cultivo es ahora rentable.

Josep Lluis Joan durante su intervención en una jornada sobre algarroba. | VICENT MARÍ

Este considerado superalimento sirve para mantener las propiedades de muchos productos comestibles, evita la deshidratación y pérdida de volumen, mejora la textura y la sensación en la boca al degustarlos. Flanes, mermeladas, productos dietéticos, quesos o helados contienen este aditivo alimentario, el E 410, de origen natural y que apenas aporta valor calórico. En el caso de los helados, el garrofín evita la formación de cristales de hielo durante el almacenamiento, proporciona cuerpo, textura y resistencia al shock térmico y no enmascara aromas. Se aplica también en productos cárnicos, salsas, aderezos, mermeladas, en productos dietéticos y en bebidas vegetales, entre otros.

Algunas variedades de cocolates elaboradas con algarroba. | VICENT MARÍ

Las variedades de algarrobas de Ibiza tienen poco rendimiento (cantidad de garrofín por cada vaina) comparadas con otras de Balears: la boval, un 8,9%; la fina, un 9,3%; la panesca (14%); la orellona, un 16% (la que más), y la roja/rojal, un 14,4%. Lejos de los rendimientos del 22,7% de algunas variedades mallorquinas.