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GUERRA EN UCRANIA

Una caravana antirracista en la frontera de Ucrania: "A las personas negras no se les dejaba escapar de la guerra"

Varios voluntarios del colectivo Uhuru viajaron al país el pasado 31 de marzo para dar asistencia a personas racializadas | "A los estudiantes africanos les dificultaban mucho más la salida del país", aseguran

Voluntarias de Uhuru trabajando en la ayuda humanitaria en la frontera de Ucrania. UHURU

"Only white (solo blancos), ucranian first (los ucranianos primero)". Son las consignas que escuchaban las personas árabes, africanas y racializadas en general para sacarles de los trenes y buses que salían hacia la frontera de Ucrania para huir de la guerra. Así lo relatan los voluntarios de Uhuru, un colectivo antirracista de la ciudad de València que ha estado durante un mes repartiendo ayuda humanitaria en el país. Ellos mismos aseguran haber sufrido el racismo del conflicto en sus carnes, hasta el punto de no poder adentrarse demasiado en las fronteras de otros países por la violencia de los civiles y las autoridades contra cualquier persona no blanca.

En poco más de 15 días consiguieron los fondos para el viaje y lo emprendieron. La idea era "rechazar la idea del salvador blanco". "Queremos dejar de ser vistos como víctimas y empezar a ser las personas negras quienes vamos a ayudar a la gente, también a los blancos y poner en las cabezas la imagen contraria", explica Agusto Juan Epam "Gus", miembro de Uhuru.

Pero no fue tan fácil. Gus no pudo salir del coche durante cientos de kilómetros cuando se adentró junto a Ana Isabel Martínez cerca de la frontera bielorrusa. "Es curioso porque cuanto más cerca estábamos de la frontera, más tensa se ponía la situación. Al principio eran miradas por la calle, después la gente ya sacaba el móvil para grabar o llamar a las autoridades, porque si había una persona negra allí significaba que era un inmigrante y había que denunciarlo", explica. En resumen: "es un territorio peligroso para una persona no blanca". Tanto que tuvieron que correr en más de una ocasión ante grupos de extrema derecha que intentaban agredirles sin mediar palabra.

Voluntarios a su llegada a València desde Ucrania. / UHURU

Triple frontera

Lo que los voluntarios de Uhuru presenciaron sobre el terreno fue que "a las personas negras se les coloca una triple frontera", cuenta Epam. "A no ser que fueras hombre reclutable, las personas ucranianas no tenían ningún problema para salir. De hecho no se les pedía nada y podían ser personas blancas de otro país. Pero a las personas negras no se les dejaba aunque tuvieran la nacionalidad, había lugares donde se separaba directamente a las personas no blancas en otra cola", relata.

En esas colas, las personas tenían que empezar a tramitar solicitudes de asilo. "Es algo que pueden tardar meses en contestar. Y esas personas no pueden quedarse un mes a la intemperie, así que en la práctica se está impidiendo a las personas escapar de una guerra". Al final, explica Gus, estas personas tenían que caminar decenas de kilómetros para cruzar la frontera de forma irregular y bajo temperaturas gélidas. "Así es como terminaron atrapadas 9.000 personas entre las fronteras de Polonia y Bielorrusia hace un año", relata Ana Isabel Martínez.

"No puedes entrar a Ucrania porque corres peligro por ser negro y pueden hacerte daño tanto las autoridades como los civiles. Tampoco te puedes acercar a la frontera con Bielorrusia". Gus no habla de los refugiados, sino de él mismo y sus compañeras negras de la caravana. "El mismo racismo que impide a estas personas cruzar la frontera nos impedía a nosotros ir para ayudarles".

Estudiantes africanos atrapados

Una de las situaciones que pudieron ver con sus ojos fue la de decenas de estudiantes de origen africanos varados y sin poder salir del país. "Eran estudiantes de medicina. Todos nos contaban que llevaban muchos días esperando porque las autoridades no les dejaban subir a los medios de evacuación. Algunos acabaron cruzando la frontera a pie", relata Ana Isabel.

Como explica Gus, "en España seguimos asociando a las personas negras con la pobreza y el conflicto, pero en este caso no era así. Eran estudiantes y de clase alta en África. Estudiar una carrera en Kiev puede costar 15.000 euros. Eran chicos muy jóvenes que habían vivido rodeados de lujos y comodidades, no estaban acostumbrados a ser discriminados ni a esas humillaciones porque no había venido al país por necesidad. El shock emocional para ellos fue muy importante", cuenta.

Al final, fueron tantos los intentos de agresión física hacia las personas negras de la caravana que tuvieron que abandonar la zona. Gus recuerda que, cuando hablaron con otras asociaciones de la zona, estás les preguntaban directamente "¿Dónde os vais a esconder esta noche? Ya daban por hecho que no íbamos a dormir en un hotel", recuerda Gus. "En cada parada que hacíamos mis compañeras blancas tenían que bajar del coche para 'ver el ambiente' y yo me tenía que quedar dentro porque ya habían intentado agredirme en varios sitios. Así de hostil era el ambiente", recuerda Gus.

Pese a todos los inconvenientes, en Uhuru consideran que ha sido un objetivo cumplido. "Entre otras cosas queríamos ser ejemplo para nuestro colectivo al ser los primeros en ir. Nos alegró mucho ver que después de nosotros unos gitanos de Málaga fletaron nueve furgonetas y se fueron para allá para ayudar a la gente romaní que también está varada. El hecho de que contactaran con nosotros para decirnos que iban a dar ese paso adelante es bonito", sentencia Gus.

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