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Personas con discapacidad

La nueva ley de discapacidad, un freno a la discriminación: "Dejamos de ser un subgrupo de la sociedad"

"Esto es como un 'big bang' para la discapacidad, un nuevo comienzo en el que no se necesita permiso para manejar el día a día", señalan los juristas

Así cambiará la vida de las personas con discapacidad con la ley que elimina la incapacidad jurídica. Irma Collín

María Luisa Vega va a cumplir 46 años. Tiene Síndrome de Down, aunque eso en su casa nunca fue óbice a la hora de limitar su autonomía y, aún así, se encuentra incapacitada por ley. "Yo creía que no", afirma su hermana Emi, que es quien vive con ella en la actualidad. Tal fue la libertad que le dieron, que nunca se planteó que a nivel jurídico Luisa tuviese mermada la voluntad: "Claro que hay cosas para las que necesita asesoramiento. Si tiene que operarse del corazón no lo va a decidir ella. Pero siempre respetamos lo que quería y lo que no". En unos meses, es probable que su expediente llegue a los juzgados y, gracias a la Ley 8/2021 que reforma la legislación civil y procesal para el apoyo a las personas con discapacidad, retiren la incapacidad en aras de respetar su libertad de decisión. No son pocos los que desconocen este cambio legislativo, que se prometió en 2006, tras la Convención de Naciones Unidas que reconoció los derechos y libertades de este colectivo.

Los dos grandes pilares de la reforma son la defensa de la capacidad de decisión del individuo, por encima de la supuesta protección de sus intereses; y la sustitución de la figura del tutor legal por un guardador o curador. Hasta el momento eran los tutores, jueces e instituciones quienes decidían en aras del bien de la persona con discapacidad cómo debía proceder en el ámbito civil, al considerarla incapaz. Ahora, lejos del sistema judicializado, se permite al implicado cumplir sus demandas y en caso de no poder gestionarlas, contará con esta figura de apoyo de manera puntual para poder hacerlos realidad. Así lo explican los juristas María Villanueva, abogada de familia, y Eladio Rico, letrado especialista en discapacidad y salud mental: "Esto es como un 'big bang' para la discapacidad, un nuevo comienzo en el que no se necesita permiso para manejar el día a día".

A efectos prácticos, María Luisa Vega no notará un cambio en su vida porque se crio en un entorno donde primaba su decisión, pero otras muchas personas verán por primera vez que sus deseos no caen en saco roto. "Hay casos en los que la gente con discapacidad ha estado encerrada, porque eso se veía como una medida de protección", asegura Villanueva. Ahora, se reconoce el derecho a contraer matrimonio, su patria potestad y la de sus descendientes, la capacidad de decidir dónde y con quién vivir o la posibilidad de dejar constancia de sus necesidades en caso de ver que sus capacidades se verán mermadas a lo largo del tiempo.

Pilar Torres es miembro del comité de Salud Mental Asturias (AFESA) y fue diagnosticada de una patología mental hace 20 años: "Estaba trabajando como magistrada y una serie de brotes psicóticos me cambiaron la vida". En más de una ocasión ha padecido internamientos involuntarios, que son necesarios cuando se encuentra "desestabilizada" pero no debieron postergarse una vez la mejora es palpable y deseaba irse a casa: "Me dijeron que no podía marchar, alargaron tres o cuatro semanas más esa privación de libertad". Para ella, está "revolución jurídica" es la oportunidad de dejar de pertenecer a un "subgrupo" dentro de la sociedad y ser escuchados.

Torres lleva un tiempo estable gracias a la medicación, aunque es consiente de que en ocasiones necesitará ayuda, pero son puntuales, no todos los días: "El apoyo debe existir. Cuando sufro brotes necesito alguien ahí, que suele ser mi marido, pero mi vida es autónoma y normal". Estos avances, según defiende, se alejan de aquel primer trato "caritativo" que anulaba a las personas con discapacidad en manicomios.

Lo mismo que afirma la beneficiada por el cambio en la ley, lo sostienen los juristas: "Existen límites acordes con la situación de cada persona, pero en todo aquello que su capacidad se lo permita, tienen derecho a decidir". Será necesaria la asistencia para tomar decisiones patrimoniales grandes, como la venta de una casa, y los límites de la voluntad se marcan cuando la decisión es perjudicial.

Tanto Villanueva como Rico recuerdan uno de los primeros casos, en el que una persona con Diógenes reclamó su derecho a recopilar todo tipo de basura en su hogar: "En ese caso se denegó, porque era perjudicial para su salud". En este tipo de material, será "la jurisprudencia la que marque el camino", sostienen, que aún queda mucho por recorrer.

José Luis Crespo tiene un hijo de 31 años con Síndrome de Prader-Willi, un trastorno genético poco común que provoca disminución de la fuerza muscular, bajos niveles de hormonas sexuales y una sensación constante de hambre. Esa ansiedad por comer en ocasiones les lleva a acceder a supermercados y coger comida. Algo, que según explica Crespo ha terminado con causas penales y muchos disgustos. Por eso, su hijo Diego, tiene limitadas las decisiones jurídicas desde la mayoría de edad: "Queríamos evitarle problemas".

En su casa están a favor de la modificación de la ley, pero creen que la vida de Diego no cambiará en exceso por ella, ya que "sus capacidades son muy limitadas y necesita asistencia continua". Pero otros chicos como él, cuya discapacidad sea menor, podrán decidir sobre cosas: "Es una alegría. Hasta ahora, podían trabajar, pero no decidir qué hacer con el dinero del trabajo".

Otra de las grandes variaciones de la ley, y una de las más desconocidas, es que cualquiera va a poder ampararse en ella: "Todos vamos hacía la senectud y la gran mayoría sufriremos demencia", recuerda Villanueva. Ante estas situaciones, al igual que con el Alzheimer, el individuo podrá hacer constar con anterioridad cómo quiere que se gestione su vida una vez no sea consciente de la manera en la que tiene que hacerlo. "Es como un testamento vital. Por fin estamos a tiempo de avisar con quién queremos estar y qué deseamos hacer cuando nuestra cabeza funcione de manera diferente".

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