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Tradiciones

El Rocío regresa a Ibiza

Decenas de personas participan en la romería a Forada, suspendida en los años 2020 y 2021 debido a la pandemia

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Vuelve el Rocío a Ibiza

«Ya hacía falta». Miguel Álvarez, uno de los dos guitarristas del Coro Rociero de la Hermandad de Sant Antoni lo suelta como quien se quita un peso de encima. Al fin. Ya era hora: tres años después, pandemia mediante, la peregrinación rociera al Pou de Forada culminó la mañana del domingo con la misa entre pinos a mediodía y el regreso pausado (a las 18 horas) a Sant Antoni, en cuyo paseo de ses Fonts y tras siete kilómetros de caminata se descolgó el simpecado del carromato para trasladarlo a pie hasta el templo, mientras los fieles caminaban por la cuesta hacia atrás para no dar la espalda a la venerada insignia. Allí, en la capilla inaugurada el pasado 1 de mayo, reposará hasta que marche al Rocío, en breve, y luego hasta noviembre, cuando habrá una nueva peregrinación y misa en el monte, según explica Carmen Domínguez, rociera y edil de Ibiza. «Antes estaba colgada de una pared de la iglesia», recuerda Domínguez, que se «achicharró» en el paseo desde Sant Antoni a Forada, pero a la que de noche le vino justita la manta con la que se tapó, porque hizo, afirma, un frío que pelaba.

Pero a Álvarez le ha ocurrido como a tantos otros cada vez que se celebra esta romería: «No la he disfrutado mucho». Porque el sábado empezó a trabajar a las 6 horas (natural de la Puebla de Cazalla, llegó a la isla en 1977 y es cocinero) y acabó a las tantas. Pasó por allí «a ratos», por ejemplo para asistir a medianoche al rezó del rosario, al frente del cual estuvo el párroco de Can Bonet, Virgilio Bago, y tras el cual «se pasó el simpecado por cada caseta», 22 en total.

Ayer, a las 10. 53 horas empezó a escucharse la primera sevillana (y con ella las primeras palmas) en la explanada de Forada, ‘Un mismo destino’, mientras los rocieros empezaban a desperezarse y a prepararse para la misa y lo que vendría después: alterne, baile, comilona, caminata... Las mujeres se ajustaban los faralaes, los hombres, las calzonas de caireles, las camperas (también ellas), los chalecos, los tirantes y las pañoletas al cuello.

Banderas de Andalucía, carretas decoradas con flores de papel multicolores e imágenes de la Virgen del Rocío, varias tiendas de campaña, restos de fogatas, un par de decenas de carpas... El panorama habitual de cada año por estas fechas en Forada antes de los dos años de pandemia que congelaron el tiempo. Y en medio de la explanada principal, los tres carromatos que portan los tres simpecados de la Hermandad, rodeados de velas la noche del rezo del rosario: el más grande con la imagen adquirida más recientemente, además de los que llevan la del grupo juvenil y la más antigua. Ante ellas se retrataban decenas de romeros antes de que empezara, a mediodía, la misa, celebrada por el párroco de San Pedro (en Vila) José Martínez Franco.

En recuerdo de Diego Infante

La celebración litúrgica se improvisó a la sombra de los pinos. Una mesa de pícnic tapada por un extenso mantel blanco sirvió de altar de campo. Sobre ella reposaba una réplica de la Virgen del Rocío donada por la familia Ortega Morcillo. La misa fue en recuerdo de Diego Infante, expresidente de la Hermandad fallecido en febrero de 2021, recordaron, con pesar, sus compañeros.

Asistieron (incluso dieron palmas sevillanas al final, otro asunto es su estilo y gracia, poca, la verdad) el alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra; la edil de Hacienda, Eva María Prats; el primer teniente de alcalde, Joan Torres; el concejal de Participación Ciudadana y Agricultura, Miguel Ángel Costa, y la consellera ibicenca de Cultura, Sara Ramón.

Martínez indicó en su sermón que «la advocación» de la Virgen es a la que más se recurre «en momentos difíciles, como esta pandemia». El cura recordó a los fallecidos por el covid, pero también señaló que estamos en época «de Pascua, de gozo, de alegría», como dijo que era perceptible en Forada. También explicó a los peregrinos que «ser devoto» se demuestra no sólo llevando una medalla al cuello, sino por cómo se obra a diario con nuestros semejantes.

Vuelve el Rocío a Sant Antoni

Vuelve el Rocío a Sant Antoni José Miguel L. Romero

Precisamente, se impusieron las medallas de la Hermandad a 12 adultos (con cordón) y ocho niños menores de 14 años (con cinta), así como a seis bebés. Ya son alrededor de 400 miembros en Sant Antoni.

La misa concluyó con el canto de la ‘Salve rociera’. Al final de esta canción, coreada por todos los presentes, Coral Moreno, hermana mayor, dio emocionadas vivas a la Virgen, a la Blanca Paloma, a la reina de las Marismas y al pastorcillo divino, para después repetir los fieles «guapa, guapa, y bonita, bonita».

Tras lo cual empezaron a combinarse rebujitos y a cortarse finas láminas de jamón. La familia Sánchez-Suárez, 14 miembros, lo hicieron en su carreta, un remolque que customizaron al estilo rociero hace siete años, aunque advierten de que llevan asistiendo a todos y cada uno de los Rocíos celebrados en Sant Antoni.

Es el único carromato, asegura Cristina Martín, que tiene retrete. Dentro hay de todo para pasar con comodidad estos días de romería: un cambiador donde guardan los trajes de andaluza, un baúl, una litera, un armario lleno de platos, una alacena...

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Cristina Martín, su propietaria, lo mostraba orgullosa: es el único carromato, asegura, que tiene retrete, químico e instalado en su parte trasera. Dentro hay de todo para pasar con comodidad estos días de romería: un cambiador donde guardan los trajes de andaluza, un baúl, una litera, un armario lleno de platos, una alacena, una cafetera, un microondas y una nevera que, sobre todo, contiene rebujito (que no falte) y hielo. Tiene ventanas cubiertas por visillos de encaje y macetas con claveles rosados, así como una especie de terraza a la entrada cerrada con una verja metálica negra de la que cuelgan macetas con romero. La caseta móvil está decorada con flores recicladas hechas con restos de botellas de agua y con goma eva. «Esta es nuestra casa», comenta sonriente (ver vídeo en nuestra web) Martín, que viste camperas, vestido de faralaes y manto.

La Hermandad Rociera de Sant Antoni repartió diplomas a las 22 casetas (21 más una doble) para animar a sus propietarios a que sigan acudiendo a este encuentro anual con las carretas engalanadas, como apuntó Antonio Moreno, su presidente: «Que no se vean como un simple coche», pidió el rociero. «Y dejen todo muy limpio», añadió.

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