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Cocina

«Una gastronomía imparable en Ibiza"

La Real Academía de Gastronomía de Ibiza y Formentera incorpora como miembros al presidente del Consell y a los alcaldes de los cinco municipios ibicencos

El presidente del Consell, junto a los alcaldes y representantes de la academia. | Vicent Marí

Como parte de la Real Academia de Gastronomía de España, los homólogos pitiusos de los referentes de la cocina española también gozan de esa distinción monárquica. Así, la Real Academia de Gastronomía de Ibiza y Formentera quiere seguir el ejemplo del organismo nacional e implicar a los poderes públicos en sus funciones de divulgación y promoción. «Es una corporación de derecho público, como la Real Academia Española o la Real Academia de Ciencias», recuerda Daniel Busturia, el secretario general de la entidad gourmet pitiusa.

Así, tras su fundación en 2016 y la creación de sus premios en 2020, este colectivo da un nuevo paso en su expansión incorporando al presidente del Consell de Ibiza y los cinco alcaldes de la isla como miembros natos. Sus membresías, que durarán en su función de sus mandatos, les permitirán tener voz en las reuniones, pero no voto. La institución ahora también quiere sumar a su organigrama a la presidenta del Consell de Formentera, Ana Juan.

«Entendemos que debíamos aunar esfuerzos con las instituciones de las islas», subraya el presidente de la academia gastronómica pitiusa, Pedro Matutes. «Porque la gastronomía y el sector primario son esenciales para la economía, el turismo, las tradiciones y la cultura de Ibiza y Formentera», incide.

Matutes, junto a parte de la plana mayor al frente de la entidad, recibe a los políticos en el restaurante Las Dos Lunas para su nombramiento como académicos natos. El acto se caracteriza por la confianza y distensión entre los presentes, que intercalan valoraciones antes y después de los discursos institucionales.

Danuel Busturia, Juan Suárez y Pedro Matutes.

Abundan las loas al producto local y al auge de la isla como referente de los grandes nombres de la cocina. Al igual que los Dj necesitan venir a pinchar aquí para posicionarse, el mismo fenómeno se ha extendido entre los chefs importantes: «Todos quieren venir a poner su semilla».

«Llevo 50 años viniendo a Ibiza y la evolución de la cocina ha sido brutal», apunta Busturia. «Pues yo creo que aquí siempre se ha comido magnifícamente bien. De hecho, Nestor Luján destacaba que las cocineras ibicencas eran las mejores para familias nobles de Mallorca», apostilla el escritor y académico Jorge Montojo. «Estamos ante una gastronomía imparable», sentencia el responsable de relaciones institucionales de la academia, Juan Suárez.

Los políticos y la cocina

Los protagonistas de la jornada también coinciden en sus valoraciones sobre la excelencia del producto local, el posicionamiento de Ibiza en el mapa gastronómico o su potencial dentro de la promoción del turismo de experiencias. «Comer y beber son dos de los grandes placeres de la vida», apunta el presidente del Consell, Vicent Marí. Eso sí, confiesa que no su lugar está en la mesa y no en los fogones.

«Procuro no pisar demasiado la cocina, porque soy un poco desastre», aclara. En su etapa universitaria en Valencia dentro de la «anarquía que predomina en los pisos de estudiantes», llegó a dominar las tortillas de patata «con veinte huevos». «Pero no nos vamos a engañar, era especialista en abrir latas de fabada», bromea Marí. Ahora, su debilidad es el pescado en salmorra. Además de la gastronomía autóctona, disfruta con la cocina regional española con su escapada anual para recorrer algún tramo de los Caminos de Santiago.

El alcalde de Vila, Rafa Ruiz, se defiende. «Me relaja cocinar, aunque no tengo mucho tiempo ahora». Sacándose el título de Educación Física en Barcelona, se centró en la cocina sana y práctica, acorde con su actividad deportiva. De hecho, su querencia por las verduras la ha heredado su hija pequeña. «La gente se asombra cuando digo que a ella le encanta el brócoli», destaca. A Ruiz le gusta prepararlo con un estuche de vapor al microondas, «con cebolla roja, sésamo y un poco de soja». El bullit de peix es su plato preferido y, entre las gastronomías de fuera, se queda con la japonesa, después de competir en 1998 y 1999 en ese país como ciclista de Bike Trial.

El alcalde de Sant Antoni también tuvo que aprender a cocinar «para sobrevivir» en un piso de estudiantes de Barcelona. «Lo más rentable y socorrido eran los espagueti con tomate frito y una lata de atún», recuerda. Pero allí también se atrevió con su primera paella, «usando dos o tres fogones».

Sigue elaborando este plato, arroz a la cubana o barbacoas, cuando el tiempo se lo permite. Pero su favorito es la frita de calamar con sobrasada. «Creo que me sale bastante bien», indica. Del extranjero, se queda con la pasta italiana.

Más pescado que carne

El alcalde de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero, también elige la gastronomía transalpina entre todas las foráneas. «Pero estoy enamorado de la cocina ibicenca», subraya. Como cocinillas confeso, ahora menos por su cargo, le encanta preparar bullits de peix, arroces o pescados al horno. Siempre con productos del mar. «La carne no me gusta tanto», apunta. Se confiesa goloso y sus debilidades son el chocolate («lo prefiero con leche y no amargo») y los dulces árabes.

Aunque la cocina británica no goza de buena fama, la alcaldesa de Santa Eulària elige el clásico roast beef como su plato internacional predilecto, con un buen gravy y salsa de rábano. Echa de menos tener tiempo para cocinar y, aunque le cuesta admitirlo, confiesa que en su casa siempre le puntúan con nota alta. «Me salen bien las cosas que he visto preparar desde siempre, como flaons, carnes al horno o guisats de peix. También le encanta saltear verduras con carne o pescado al wok, «jugando con las especias y las hierbas».

Además de alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, Carraca, es restaurador con S’illot des Renclí. «Pero no se me da bien la cocina, porque tengo la suerte de que mi mujer cocina muy bien». De hecho, su esposa se crió entre fogones, ya que su familia tenía restaurantes en es Pou d’es Lleó y Cala Boix.

«Pero si me quedo solo, no me muero de hambre, sé preparar unos huevos fritos o un pescado a la plancha», bromea Carraca. Su debilidad es el guisat de peix («también me gusta el bullit») y se queda con la gastronomía tradicional». «No soy muy dado a las cocinas de otros países», admite.

Un bufet a cargo de José Miguel Bonet

El chef de Es Ventall, José Miguel Bonet, fue el elegido para elaborar el bufet que acompañó al nombramiento del presidente del Consell y los alcaldes como académicos natos. Le acompañaron el pastelero y el jefe de producción de su restaurante, Matías Trelis e Iván Bencerrey, así como el chef y la ayudante de cocina de Las Dos Lunas, Luciano Poli y Laura Bris. Entre las delicias destacaban un mimético de almendra, un bombón de vermut con naranja o un canelón crujiente de brandada de raya.

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