Dos misiles militares llevan 30 años cogiendo polvo en un almacén de Lanzarote. Hasta allí llegaron ambas piezas, una rusa y la otra americana, al término de la Guerra Fría y justo después de que se disolviera la Unión Soviética. ¿Pero de dónde salieron y qué se iba a hacer con ellos? Es más, ¿qué se pretende hacer ahora?

La historia empieza con varios nombres. Miguel Zerolo, entonces consejero de Turismo del Gobierno de CanariasCésar Manrique, uno de los artistas más admirados del Archipiélago, y Alberto Vázquez Figueroa, escritor tinerfeño.

Entre los tres dieron forma a una idea que jamás terminó de fraguarse, con el arte del conejero como brazo ejecutor. A principios de la década, justo tras la firma del compromiso de desarme de las tropas de Estados Unidos y la Unión Soviética, surgió la posibilidad de realizar un Monumento a la Paz que se instalaría en Lanzarote y que llevaría a cabo Manrique.

La idea parte de la obra de Alberto Vázquez Figueroa, que en su libro Ciudadano Max ya recogía la posibilidad de que las Islas, en este caso en Tenerife, acogiera una escultura con esta simbología y elaborada con armamento. Además, se trata de una trama inspirada en la muerte en extrañas circunstancias en aguas de Canarias del magnate de la prensa Robert Maxwell.

Uno de los misiles de la Guerra Fría en una nave de Lanzarote.

Para llevar a cabo el monumento se requerían los misiles y fue el consejero de Turismo del Ejecutivo, Miguel Zerolo, quien apostó por la iniciativa y contactó con el periodista y publicista Manuel Romero, que tenía una oficina en Moscú, para que comprara ambas piezas militares.

De hecho, Romero, que había cubiertos varios conflictos bélicos, relató en su publicación Libro de Oro del Marketing de Guerrilla la odisea de la adquisición del misil en Rusia tras la desintegración de la URSS en 1991 y en pleno proceso de desarme nuclear.

Los misiles, un Scud de la Unión Soviética y un Lance M-251 del Ejército de Estados Unidos, llegaron al Archipiélago a principios de 1993... y acabaron relegados a una nave conejera. ¿Por qué?

Para empezar, el fallecimiento en septiembre de 1992 del artista César Manrique hizo que la propuesta del Monumento de la Paz quedara huérfana de uno de sus teóricos inspiradores. Aunque algunas versiones apuntan a que Manrique llegó a realizar un boceto para este monumento lo cierto es que en la Fundación César Manrique (institución que vela por la difusión y conservación de su obra) no existe constancia de ninguna propuesta elaborada por el artista.

Conflicto institucional

En ese momento, la sociedad rechazaba de pleno cualquier actividad que estuviera ligada de alguna manera al conflicto bélico. Se confiaba en el mantenimiento de la paz, pero un monumento elaborado con misiles despertó el rechazo de buena parte de la ciudadanía y de varias instituciones, entre las que se encuentra el propio Cabildo de Lanzarote, entonces presidido por Dimás Martín.

Así acabaron año tras año almacenados. Ninguno de los grupos de gobierno que se han ido sucediendo desde entonces en el Ayuntamiento de Teguise mostron interés en el armamento ni plantearon ninguna medida al respecto. Hasta que en 2014 llegó una propuesta del Ejército de Tierra.

La organización militar española se dirigió a la institución municipal para solicitarles la cesión de los dos misiles, entonces en el Complejo Agroindustrial de Teguise, con el objetivo de trasladarlos hasta Tenerife.

La intención del Ministerio de Defensa era colocar ambas piezas en el Museo Histórico Militar de Canarias, es decir, en el Fuerte de Almeyda en Santa Cruz. La petición no prosperó y los misiles siguieron en Lanzarote.

Exposición

Es ahora, coincidieno con el conflicto bélico que se desarrolla en Ucrania tras la invasión de las tropas rusas, y 30 años después de la compra, cuando el Ayuntamiento de Teguise ha decidido mostrar al público ambos artefactos aprovechando que a partir de mañana y hasta el próximo domingo (del 5 al 8 de mayo) se celebrarán en esas instalaciones las I Jornadas Agrotecnológicas y Ganaderas.

El pasado martes efectivos Técnicos Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos (TEDAX) de la Guardia Civil acudieron al Centro Agrotecnológico de Teguise, requeridos por el Ayuntamiento de Teguise, para examinar los misiles antes de ser expuestos a los visitantes en condiciones de seguridad.