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Ramón Reyes, presidente de la AECC: “Uno de cada cinco casos de cáncer se diagnosticaron tarde por el parón del COVID”

“En las consultas y en los quirófanos se están viendo tumores en estadios que no se veían desde hace mucho tiempo”

El presidente de la AECC, Ramón Reyes, ayer, en A Coruña.

"Visibilizar la realidad del cáncer" y “movilizar a la sociedad, los servicios públicos y la Administración” para abordar esa “gran pandemia”, que a diario se cobra la vida de 300 españoles, más de una veintena de gallegos y casi diez coruñeses, es el objetivo del Tour del Cáncer, que echó a andar ayer en A Coruña, impulsado por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). En su pistoletazo de salida, la iniciativa, que recorrerá diversas ciudades españolas, contó con la participación del profesor Carlos López-Otín; el presidente de la Junta Provincial de la AECC, Manuel Aguilar; y el presidente de esa entidad, Ramón Reyes, quien advirtió sobre las consecuencias de la pandemia de SARS-CoV-2 en los diagnósticos oncológicos.

-¿Cómo ha impactado la pandemia de SARS-CoV-2 en el colectivo de los pacientes con cáncer y sus familiares?

-La pandemia nos ha sacudido a todos, obviamente, pero ese impacto ha sido especialmente duro en un colectivo tan vulnerable como el de los pacientes con cáncer y sus familiares. El cáncer es un terremoto que cambia la vida personal, profesional y familiar de los afectados, y que en muchos casos socava, también, su economía. Sabemos que ha habido situaciones de miedo y de estrés adicional, entre 30 y 40 puntos por encima de la media de la población que no sufre esa enfermedad. Además, cuatro de cada diez enfermos oncológicos están en edad laboral, y esto hace que su situación personal y económica haya empeorado. Esto, en el plano humano...

-¿Y a nivel médico?

-Sabemos que uno de cada cinco diagnósticos oncológicos se retrasaron en la primera ola de la pandemia. Y en el caso del cáncer de colon, un estudio reciente eleva este dato hasta el 30%. Es terrible. En las consultas y en los quirófanos se están viendo tumores en estadios que no se veían desde hace años debido al parón que supuso la pandemia de COVID, sobre todo, en la Atención Primaria, que es la puerta de entrada de los enfermos al sistema sanitario. Los médicos de familia son, por lo general, los primeros en ver si hay indicios de cáncer o cualquier otra patología, pero el acceso a ese nivel asistencial continúa medio bloqueado. Al menos en Madrid, está funcionando a medio gas.

-¿Cómo se ha manejado en los hospitales la situación?

-En los hospitales se establecieron circuitos libres de COVID muy rápidamente y han funcionado bastante bien. La enfermedad oncológica que no se pudo tratar con cirugía, porque las UCI estaban llenas, se abordó con radioterapia. El gran problema han sido, insisto, los retrasos en los diagnósticos.

-¿Temen que esa demora diagnóstica repercuta en las tasas de supervivencia?

-Los tumores detectados en estadios más tardíos tienen, obviamente, peor pronóstico, con lo cual la situación vivida durante la pandemia de COVID afectará también, en algún momento, a las tasas de mortalidad. Esperemos que sea lo menos posible, porque ahora mismo los hospitales, y todo el sistema sanitario, están volcados en revertir la situación.

-Acabamos de estrenar una nueva etapa de la pandemia, libre de mascarillas en espacios interiores, salvo en contadas excepciones, como el transporte público, los centros de salud y las residencias de mayores. ¿Cómo están viviendo esta situación, al ser los pacientes oncológicos un colectivo de riesgo frente al SARS-CoV-2?

-En la AECC estamos recuperando, en cierto modo, la normalidad, en el sentido de que hemos retomado la presencialidad de nuestras actividades. En A Coruña, por ejemplo, nuestros voluntarios volverán a entrar en los hospitales el próximo miércoles, 4 de mayo, para acompañar a los enfermos oncológicos, algo que llevábamos mucho tiempo esperando. Cierto es que entre el colectivo de pacientes, sobre todo los inmunodeprimidos (con defensas bajas por la quimioterapia, por ejemplo), se mantienen a rajatabla las medidas de prevención, como el uso de la mascarilla, dado que la inmunosupresión es un factor de riesgo frente a la infección causada por el SARS-CoV-2. Estamos, en definitiva, muy vigilantes, la pandemia no ha terminado, nos hemos confiado pero debemos tener mucho cuidado porque los pacientes con cáncer son una población doblemente vulnerable.

-¿Cuáles han sido los grandes logros recientes en la lucha contra el cáncer?

-Los grandes logros tienen que ver, sobre todo, con la medicina de precisión, que ha sido una auténtica revolución, al igual que los tratamientos inmunoterápicos. De hecho, se están realizando ya abordajes inmunoterápicos con tasas de curación muy elevadas. Las terapias CAR-T, que se aplican ya en doce hospitales españoles, constituyen un grandísimo avance, al que ha contribuido también, enormemente, el sistema CRISPR para identificar el genoma. Todo esto hace que, actualmente, tengamos un armamento mucho más potente para abordar el cáncer.

-En cuanto a retos, ¿qué es lo más urgente?

-Nuestra meta es llegar a un 70% de supervivencia en 2030, y el objetivo europeo es salvar tres millones de vidas en ese año también. Esto solo se puede conseguir con prevención y aumentando la investigación, sobre todo, en los tumores que tienen unas tasas de supervivencia bajas, como los de páncreas, esófago o hígado; o estancadas, como los de pulmón. Y aunque la supervivencia general en el cáncer de mama, por ejemplo, ronda el 80%, queda también un recorrido por hacer, porque ahí están los tumores metastásicos, donde todavía hay mucho que investigar. El gran reto es potenciar, por un lado, la prevención, tanto primaria como secundaria (cribados), para lograr que baje la incidencia del cáncer; por otro, abordar con mucha más intensidad la investigación de aquellos tumores cuya supervivencia es baja o permanece estancada.

-Con respecto a la investigación, ¿confía en que la pandemia de SARS-CoV-2 sea un punto de inflexión que impulse el desarrollo científico en España?

-Confío en que a raíz de la emergencia sanitaria hayamos aprendido la lección. Me siento esperanzado. Este año, se ha publicado una estrategia en cáncer y estamos trabajando con el Ministerio de Ciencia para ver si, finalmente, se puede sacar adelante un plan nacional de investigación, que llevamos reclamando mucho tiempo. Además, los fondos europeos que se están poniendo en marcha incluyen un proyecto de inversión de 1.400 millones en salud. Por tanto, sí creo que la pandemia de COVID ha incidido, positivamente, a la hora de concienciar a la sociedad, y sobre todo a las administraciones, de la urgencia de abordar un problema con un elevadísimo coste de vidas. No olvidemos que, cada día, mueren 300 personas por cáncer en España, 23 en Galicia y nueve, en A Coruña. Solo en esta provincia se diagnostican, a diario, 22 nuevos tumores, y en toda España, uno cada dos minutos. Es una tragedia.

“El tabaco es el enemigo público número uno de la salud; hay que endurecer la ley todo lo que se pueda”

“El tabaco es el enemigo público número uno de la salud. Es el causante directo del cáncer de pulmón y está vinculado a otros 16 tipos de tumores. Solo el cáncer de pulmón mata a más personas, cada año, de las que fallecen por tumores de mama, colon y próstata. Es dramático”, advierte Ramón Reyes, quien avanza que la AECC, junto con varias sociedades científicas y otras asociaciones de pacientes, trabaja para lograr que la futura ley antitabaco que ultima el Ministerio de Sanidad “sea lo más agresiva posible, en el sentido de prohibir los espacios con humo”. “Queremos conseguir una generación, en 2030, que no haya fumado nunca”, avanza.

El objetivo es ambicioso. ¿Qué medidas proponen para lograrlo?

Hay que ser híper agresivos en cuestiones como el encarecimiento del tabaco. España es el estanco de Europa; en Francia cuesta el doble, y en los países nórdicos, el triple. También urge poner las cajetillas con un envoltorio anónimo. Y, sobre todo, desnormalizar el consumo, no solo de cigarrillos, sino también de las nuevas modalidades asociadas al hábito de fumar, como el vapeo o el tabaco sin combustión. Todo eso incita al tabaquismo.

Sabido es que el alcohol aumenta también el riesgo de desarrollar ciertos cánceres, como el de laringe o el de hígado, pero se empieza a beber cada vez a edades más tempranas. ¿Cómo plantean actuar sobre esta cuestión?

También hay que educar y desnormalizar. Desgraciadamente, el consumo de tabaco y alcohol es mucho mayor en colectivos menos favorecidos desde el punto de vista social y económico. Urge llevar a cabo campañas específicas frente a las desigualdades que hacen que esto sea así.

Junto con el estilo de vida saludable, el otro puntal de la prevención son los programas de cribado, estrechamente vinculados al aumento de la supervivencia, por ejemplo, en cáncer de mama.

Sin duda. En España hay, en la actualidad, tres programas de cribado: mama, colon y cérvix. Sin embargo, en el caso del de colon siete comunidades no han llegado aún al cien por cien de la población diana, y estamos trabajando muy duro para combatir esa desigualdad. No puede ser que un ciudadano tenga menos oportunidades de sobrevivir a un tumor, del tipo que sea, en una autonomía que en otra.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció hace unos meses que el Gobierno estaba estudiando la “factibilidad” del cribado del cáncer de pulmón. ¿Cómo va ese proyecto?

Precisamente mañana [por hoy] tenemos una reunión con representantes del Ministerio de Sanidad, comunidades autónomas y sociedades científicas para empezar a desarrollar el cribado de cáncer de pulmón. Este proyecto está bastante avanzado, esperamos que vea la luz muy pronto y que, a continuación, se empiece a trabajar en el de próstata.


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