Poco a poco, al calor de la próxima creación de una comisión que investigue los abusos sexuales a menores dentro de la Iglesia Católica, los obispos españoles comienzan a exhibir su fractura ante un fenómeno tan dramático. Los prelados están divididos: tanto sobre el organismo encargado de hacer un informe sobre estos delitos, que en principio estará liderado por el defensor del pueblo, Ángel Gabilondocomo sobre la manera de encarar la actual crisis. 

Mientras la Conferencia Episcopal Española (CEE) continúa instalada en el silencio, con sus portavoces transmitiendo únicamente la “sorpresa y decepción” con el Gobierno por su iniciativa de crear una comisión similar a la de otros países europeos, varios obispos empiezan a exteriorizar una actitud distinta. Más proclive a subrayar la gravedad de los presuntos hechos y a dar la bienvenida a la investigación independiente. 

El ejemplo más reciente es el de la archidiócesis de Madrid. Este lunes, a primera hora, el arzobispado ha divulgado un vídeo que muestra una actitud distinta respecto a la tradicional en el seno de la CEE. El vídeo, de poco más de cuatro minutos de duración, combate “diez falsas creencias de los abusos”. Algunas de ellas, con matices, han sido defendidas por obispos en los últimos tiempos. 

“Que no haya denuncias no significa que no haya casos”, señala la archidiócesis de Madrid, una de las más importantes de España, que viene a decir que el fenómeno es mucho más amplio de lo que señalan las cifras. El pasado abril, la CEE ciñó a 220 los abusos a menores en el seno de la Iglesia durante las últimas dos décadas. 

“Los casos del pasado son casos del presente. Sobre todo, cuando la herida de la víctima sigue abierta y aunque quien abusó haya fallecido”, continúa el arzobispado, dirigido por el cardenal Carlos Osoro, cuya política frente a estos delitos es mucho más abierta que la de otras diócesis y que la del episcopado en su conjunto, con informes anuales de los casos que ha recibido e investigado. Osoro, además, se reunirá dentro de unos días con el papa Francisco, durante un encuentro que servirá para abordar la pederastia clerical. 

“La mayoría de las denuncias son fundadas. Por lo general no hay denuncias falsas, sino difíciles de probar. Quien se declara víctima de abuso y denuncia tiene poco que ganar y mucho que perder”, continúa el vídeo, que también señala que aunque “los abusos se producen mayoritariamente en el seno familiar”, son “todavía más graves y más escandalosos” cuando “se dan en la Iglesia”, por su “autoridad moral y su credibilidad ética”. 

Tras la publicación del vídeo, fuentes de la CEE señalaron que no existía contradicción alguna entre la tesis de la archidiócesis de Madrid y la del episcopado en su conjunto. Al mismo tiempo, recordaron que ellos, el pasado miércoles, también divulgaron su propio vídeo sobre la “protección a menores”. 

Una propuesta “bien recibida”

La Iglesia española aún no ha decidido si participará en la futura comisión de investigación. Los obispos quieren esperar a que esta salga aprobada por el Congreso (algo que ocurrirá en las próximas semanas) y a que Gabilondo asuma el encargo. Se trata de una actitud distinta a la de sus homólogos más cercanos, como los prelados franceses, que el pasado octubre, tras dos años y medio de investigación, emitieron un informe que cifraba en 216.000 los menores abusados entre 1950 y 2020. 

La CEE, de momento, aguarda a que tome forma la iniciativa del Gobierno, que en principio contará con apoyos de una mayoría transversal de la Cámara baja, de Ciudadanos a Bildu, pasando por ERC, el PNV y Unidas Podemos. Pero ya hay obispos que dan la bienvenida a la comisión, desmarcándose de la línea oficial.  

“La propuesta de una comisión parlamentaria sobre los abusos en la Iglesia, bien realizada directamente en el Congreso o bien a través del Defensor del Pueblo, tengo que decirle que es bien recibida”, dijo el viernes el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio. Aun así, Barrio, como casi todos los prelados españoles, insistió en que no haya “privilegios” ni “discriminaciones”, lo que supone poner el foco no solo en los abusos de la Iglesia, sino también en todos los demás.