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Arqueología

Espeleólogos descubren un 'tesoro' de arte paleolítico en Castellón

El hallazgo, que se realizó en el año 2020 en dos cuevas de Eslida y de Aín, ya ha sido acreditado por arqueólogos de la Generalitat Valenciana

Momento en el que los arqueólogos documentan el hallazgo de las pinturas rupestres.

Un grupo de espeleólogos de la Vall d'Uixó, en Castellón, ha realizado recientemente un descubrimiento de gran relevancia patrimonial, que podría ser considerado un verdadero tesoro de la Prehistoria. En dos de sus habituales incursiones en cuevas de la provincia de Castellón, han dado con dos importantes representaciones de arte rupestre propias del Paleolítico. Un hallazgo que ya ha sido acreditado y documentado por un equipo de arqueólogos de la Generalitat, dada la trascendencia de su conservación.

La historia de este noticia comenzó en junio del 2020. Dos integrantes del Espeleoclub la Vall d'Uixó, Joanmi Masip y Hèctor Cardona, se adentraron en la Cova de la Penya de Eslida. En un momento de su incursión, identificaron en el techo de la cavidad "una serie de rallas muy finas paralelas con otras cruzadas que llenaban completamente la superficie de aproximadamente 1 metro cuadrado". En su primera apreciación, no les costó comprobar que esas rallas "forman una especie de conjunto de grabados que hacen figuras esquemáticas con ángulos, volutas, zig-zags y cruzadas", aunque reconocen que "a primera vista no parece haber ningún dibujo figurativo" era evidente que no se trataba de marcas casuales ni formadas por la acción de la naturaleza. Detallan sobre este primer hallazgo que "están sobre un soporte de piedra descompuesta por la humedad, de manera que son muy frágiles".

Detalle de los dibujos encontrados en dos cuevas de Serra d'Espadà. Espeleoclub La Vall

El segundo descubrimiento se produjo el 20 de octubre del 2020. En esa ocasión, quienes entraron en la Covatilla de Aín fueron Anna Nebot, Cristina Canós y Joanmi Masip. Como en la ocasión anterior, vieron en una zona "gran cantidad de marcas que, a primera vista, parecen hechas con los dedos de las manos en el techo". Al igual que en el testimonio anterior, inciden en que "son muy frágiles, porque están impresas sobre un techo de piedra descompuesta arcillosa con la consistencia del barro". Estas pinturas ocupan una superficie de más de 10 metros cuadrados que "se nota que han sigo aplanados, después pintados en algunas partes con pigmento rojo, probablemente ocre, y por encima se han marcado con tres dedos rallas serpenteantes". Un detalle que les llamó la atención fue que "las marcas de los dedos son muy pequeñas, parecen de niños".

Certificación oficial

Conscientes de la importancia de ambos descubrimientos y como suelen hacer en este tipo de circunstancias, los espeleólogos trasladaron la noticia a los arqueólogos Josep Casabó --del Servicio de Inspección del Patrimonio de la dirección territorial de Castellón de la Conselleria de Educación, Cultural y Deporte— y a Rafa Martínez —del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigación—, para que certificaran sus sospechas.

Arqueólogos de la Generalitat documentando el hallazgo realizado por los espeleólogos de Espeleoclub la Vall. Espeleoclub La Vall

Y así lo hicieron, tras una primera visita de inspección, en la que documentaron lo que en ambas cuevas había impreso, tanto Casabó como Martínez certificaron que estaban ante "arte paleolítico de gran importancia, que se debía proteger y estudiar". A partir de esa visita, prepararon un informe para trasladarlo a los responsables de Patrimonio de la Conselleria.

Las inquietudes y la curiosidad sin límites de los espeleólogos, que han dado muchas alegrías al mundo de la investigación histórica y prehistórica, llevó a Josep Gilabert, Hèctor Cardona y Joanmi Masip a volver a la Covatilla de Aín en marzo del año pasado, acompañados por el arqueólogo Josep Casabó. En una inspección más minuciosa de su interior comprobaron que había "nuevas marcas de dedos en otros rincones, manchas de pigmento rojo en una estalagmita y grabados de rallas finas y paralelas en algunas rocas, parecidas a las de la cueva de Eslida".

Describen que los dibujos parecen trazados con dedos, en algunos casos pequeños, por lo que podrían ser de niños. Espeleoclub La Vall

Las primeras hipótesis apuntan a que el hallazgo podría ser una muestra de "arte rupestre del Paleolítico Superior avanzado, probablemente del Magdaleniano (13.000 o 14.000 años)". Aseguran que de esta época "en la provincia de Castellón solo se conocen 9 ejemplos", de ahí que insistan en que la importancia de este hallazgo "es muy grande", razón por la cual remarcan la necesidad de realizar un estudio pormenorizado "en cuanto Conselleria lo autorice".

Los expertos matizan que este tipo de expresiones artísticas prehistóricas "es diferente al arte rupestre levantino", el mayoritario en la provincia, y que se sitúa en balmas poco profundas o en la entrada de las cuevas, y es más moderno (entre 3.000 y 8.000 años de antigüedad).

Las cuevas han sido cerradas de manera preventiva y para garantizar la conservación de los descubrimientos, aunque los espeleólogos que consigan una autorización previa de la Conselleria, podrán entrar. Desde Espeleoclub la Vall defienden esa posibilidad porque "la colaboración entre la Administración y los espeleólogos es mucho más provechosa y este descubrimiento es una prueba". Además, recuerdan que en el 2019, el Espeleo Club Castelló, con la colaboración de la Conselleria y la Diputación, organizaron una jornada sobre patrimonio cultural dirigida a espeleólogos y "desde entonces se han hecho unos cuantos descubrimientos arqueológicos interesantes".

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