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¿Sobrevivirán los dos besos a la pandemia?

Sus detractores argumentan que imponer este gesto de afecto como saludo a las mujeres es discriminatorio

Un hombre y una mujer, saludándose con dos besos en la mejilla.

La pandemia ha cambiado muchas cosas y una de ellas es, sin duda, la forma de saludarse. Durante estos dos años de crisis sanitaria prácticamente hemos dicho adiós a dar la bienvenida o a despedir a alguien con un apretón de manos o con dos besos, un gesto este último reservado a la esfera más íntima y afectiva en el caso de los varones, aunque no así en el de las mujeres, para quienes sigue siendo un saludo protocolario también en la esfera pública.

Precisamente esta discriminación es la que aducen sus detractores para plantear su eliminación en ámbitos como el laboral, donde la práctica habitual es dar la mano a los hombres y hacer dar dos besos a las mujeres. Porque ¿qué pasa si a alguien le incomoda tanto mua mua con personas con quienes apenas tiene trato o con desconocidos?

En octubre pasado, la periodista vasca Laura Alzola Kirschgens escribió el siguiente tuit: “Que no vuelvan los dos besos a las mujeres en el ámbito profesional, por favor”.

El comentario, que se hizo viral casi al momento –tiene 5.544 retuiteos y 34.100 me gusta– reabrió el viejo debate sobre si este saludo es machista y si se debería evitar.

La cuestión, ahora que el choque de puños y codos se ha impuesto a cualquier otro saludo por razones de distancia social y ha igualado los saludos entre sexos, es ¿deberían eliminarse los dos besos como norma impuesta a las mujeres en el ámbito profesional y reservarse exclusivamente como saludo a las personas más cercanas (familiares y amigos)?

“Me parece muy buena idea aprovechar el COVID para cambiar eso que nos desiguala”

Chis Oliveira - Filósofa, feminista

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Desde el feminismo la respuesta a esta cuestión parece estar bastante clara: sí. La catedrática de Filosofía y feminista viguesa Chis Oliveira advierte de que gestos cotidianos como saludar con dos besos pueden provocar desigualdad en diferentes áreas, como la profesional, al marcar diferencias entre ambos sexos. “Las costumbres también están para cambiarse. Sobre todo cuando no nos gustan o no nos convienen. Yo espero no tener que hacerlo como norma convencional”, afirma la educadora, distinguida con el Premio Madre de la Coeducación por ser pionera en la educación por la igualdad y la educación afectivo-sexual.

Chis Oliveira - Filósofa, feminista.

En su opinión, la pandemia podría ser un escenario perfecto para marcar cierta distancia en cuanto a saludos se refiere. “ Me parece muy buena idea aprovechar el COVID para cambiar eso que nos desiguala. En lo profesional podemos saludar dando la mano y si en algún momento nos apetece, ya nos besaremos, achucharemos o lo que haga falta”, opina la fundadora del Comando Igualdad, un proyecto coeducativo que trabaja la igualdad de género con la juventud.

“Los besos son afecto, y en las relaciones sociales prima la cordialidad”

Luisa Abad - Educadora, feminista

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Para Luisa Abad, secretaria del espacio de debate Ateneo Atlántico y divulgadora didáctica especializada en coeducación, las mujeres están socialmente obligadas a mostrar un afecto que no sienten porque así lo establece el protocolo. “Relacionamos los besos con el afecto, y en las relaciones sociales priman la cordialidad y la confianza, no el afecto. Hay un libro ya clásico, ‘Ni un besito a la fuerza’, con el que pretendemos educar a los niños en que las muestras de afecto son voluntarias y no deben imponerse”, añade la educadora y escritora.

Luisa Abad, secretaria del espacio de debate Ateneo Atlántico y divulgadora didáctica.

Este cuento infantil, de Marion Mebes, pretende colaborar educativamente en la prevención de la violencia sexual a menores. Dirigido a niñas y niños de seis a diez años, les enseña a decir “no” al contacto físico no deseado. “Tú puedes decidir cuando besas y a quién besas”, dice el relato. Esta premisa, según Abad, se puede trasladar a la vida adulta a situaciones como los dos besos como saludo obligado en el caso de las mujeres.

El mapa del saludo en el mundo

  • Italia, Francia, Portugal y Sudamérica

Como en España, en estos países, cuando alguien se encuentra con un amigo o con un conocido, por norma general, entre hombres se estrechan la mano y entre mujeres y entre hombres y mujeres se dan dos besos en las mejillas. En algunas zonas de Francia incluso se dan hasta tres. En el caso de que se presente ante una persona por primera vez, en muchas ocasiones también es común, estrecharse las manos entre hombres y darse dos besos en el resto de las situaciones.

  • Alemania, República Checa, Dinamarca, Holanda, Noruega

Por norma general, cuando se presentan se dan la mano, sin distinción. Solo entre amigos o conocidos se dan un abrazo.

  • Canadá, EE UU, Gran Bretaña e Irlanda

El saludo habitual entre personas que no se conocen es estrecharse la mano. Entre conocidos y amigos, el saludo entre hombres se mantiene siendo un apretón de manos y entre mujeres, o mujeres y hombres pasa a ser un abrazo y en algunas ocasiones un beso en la mejilla mientras se abraza.

  • Japón

En Japón, el saludo habitual es inclinar la cabeza. Dependiendo de la formalidad del encuentro, la duración y declinación será distinta. Cuanto más formal sea el encuentro, mayor será la inclinación de la cabeza, el arqueo del cuerpo y la duración del saludo.

  • Tailandia

El contacto durante el saludo no está bien visto. Los tailandeses se inclinan haciendo el “wai”, el saludo budista con las manos en el pecho.

  • Nueva Zelanda

Es un contacto nariz con nariz denominado “hongi” y proviene del pueblo maorí. El saludo consiste en estrechar la mano y lentamente acercarte a ella hasta que ambas narices estén rozando


“Los saludos son parte de los rituales que hacen más fácil la interacción social’

José Durán - Sociólogo de la UVIGO

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Por otra parte, José Durán, profesor de Sociología de la Universidad de Vigo (UVigo) explica que los saludos forman parte de los rituales de interacción con otras personas y su finalidad es permitir que la vida social se desarrolle sin tensiones. “Si cada vez que tuviésemos que encontrarnos con otras personas e interactuar con ellas tuviésemos que pensar cómo hacerlo, sería un problema para las relaciones sociales. Esto nos pasa, por ejemplo, cuando pasamos de un ámbito cultural en el que nos desenvolvemos con cierta fluidez porque hemos sido socializados en él a otro que es completamente distinto”, explica.

José Durán - Sociólogo de la UVIGO MARTA G. BREA

El sociólogo desaprueba que se hurgue en los ritos sociales para acabar con ellos, aunque también reconoce que alguien pueda sentirse incómodo con determinados gestos porque le resulten discriminatorios. “Si una persona tiene una posición frontal ante determinado tipo de rituales, como darle dos besos, yo no se lo doy, y si esa persona no quiere ser saludada así también puede adelantarse al saludo y tender la mano”, afirma.

En su opinión, para que las relaciones sociales funciones es mejor mantener una actitud positiva ante los rituales. “Si a mí me parece machista que a las mujeres se les salude con dos besos si en vez de tener una reacción frontal decido saludar igual a los hombres, estoy teniendo una actitud positiva y estoy ayudando a que las relaciones sociales funcionen”, argumenta el sociólogo.

En su opinión, la distancia social no ha hecho que las relaciones sociales sean menos fluidas ni cree que pueda ser motivo suficiente por sí solo para acabar con un ritual social tan asentado como los dos besos como saludo, ni siquiera en el ámbito laboral. ¿Seguirán, entonces, imponiéndose los dos besos?

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