A todos nos ha pasado que son las 7 de la mañana, tenemos que ir a trabajar y hace muchísimo frío. Llegamos al coche tras estar buscándolo en la calle, lo encuentras y te metes rápidamente. Casi de manera instantánea enciendes la calefacción al máximo para calentarte y para desempañar la luna del vehículo. Sin embargo, esto puede dañar tu coche y dañar tu salud, te explicamos por qué.

En Córdoba, pese a que no sea una ciudad en la que haga demasiado frío, si existen determinados días a lo largo del año en el que este es intenso y provoca que tengamos que realizar acciones como la mencionada anteriormente.

Un riesgo para la circulación

Y es que, la Dirección General de Tráfico (DGT), ha avisado a través de su cuenta de Twitter, del riesgo que supone subir mucho la calefacción del coche, poniendo el foco en el contraste de temperatura que se produce entre el interior del coche y el exterior del mismo, lo que puede causar roturas en el parabrisas.

Por supuesto, el riesgo de que esto ocurra, es mayor conforme más bajas sean los termómetros. Por ejemplo, si el mercurio marca los 0 grados, la luna del coche se romperá en un 60% de las ocasiones. Si estamos en cinco grados negativos, ocurrirá en un 70%, y si hace una temperatura de -10 grados se producirá en un 80% de las veces.

Problemas para nuestra salud

Ante esta situación la DGT recuerda otras acciones que tenemos que evitar hacer para no romper la luna de nuestro coche. Por ejemplo, no se tiene que usar el limpiaparabrisas para quitar el hielo de los cristales. Por el contrario se tiene que usar una rasqueta y echar un poco de alcohol, que derretirá el hielo.

La DGT recomienda utilizar una rasqueta para quitar el hielo de la luna de nuestro coche.

Diversos estudios de la DGT apuntan en la misma dirección: no se puede abusar de la calefacción de nuestro coche. Durante el día tiene que estar a un máximo de 21 grados y en ningún caso puede superar los 23. Cuando la calefacción está muy alta el ambiente se vuelve muy seco. secando así la cavidad nasal, lo que favorece la aparición de microorganismos.

También hay que recordar que un cambio brusco de temperatura seca nuestra garganta y debilita las defensas de nuestro cuerpo, siendo una de las principales razones de la aparición de resfriados en invierno.