El Gobierno francés anunció este viernes la prohibición de los conciertos y fuegos artificiales en Nochevieja. Ante una quinta ola de casos del covid-19 que sigue creciendo y la amenaza de que la variante ómicron se escampe desde principios de enero, el primer ministro Jean Castex detalló esta tarde nuevas restricciones en Francia.

“Debemos evitar las grandes fiestas y las grandes concentraciones”, aseguró en una comparecencia desde el Palacio de Matignon en París. Tras haber cerrado las discotecas a principios de mes, el Ejecutivo centrista quiere prohibir para las fiestas de Navidad todas aquellas actividades que comporten grandes agrupaciones de personas, sin que esto afecte a las tradicionales comidas familiares. “En lugar de un número preciso —6, 8 o 10—, debemos basarnos en el sentido común: como menos numerosos seamos, menos riesgos tomaremos”, afirmó el primer ministro.

Después de que el miércoles el número de positivos diarios superara los 65.000 —un dato inédito desde abril—, la fuerte circulación de la pandemia ya afecta los hospitales franceses. Más de 15.000 enfermos del covid-19 se encuentran actualmente hospitalizados y este viernes se registraron 163 muertos. La situación empieza a ser preocupante en el país vecino, aunque el Ejecutivo descarta restricciones tan duras (cierre de bares y restaurantes, toques de queda nocturnos, etc) como las anunciadas en Dinamarca. Con unas elecciones presidenciales en la vuelta de la esquina (abril de 2022), prefiere evitar las medidas más impopulares.

“Movilizaremos a los militares”

En cambio, apuesta por reforzar las restricciones sobre las personas no vacunadas y acelerar la campaña de la tercera dosis. Castex anunció la elaboración en enero de una nueva ley para convertir el certificado sanitario en un pasaporte de vacunación. Tras la adopción del texto, los test negativos dejarán de ser válidos para disponer del pase covid-19, necesario en Francia para participar en todo tipo de actividades de ocio, culturales y deportivas. Solo lo dispondrán los vacunados. “No es admisible que el rechazo de unos pocos millones de franceses a vacunarse ponga en riesgo la vida de todo un país y lastre la vida diaria de una inmensa mayoría de franceses”, criticó.

Además, anunció una reducción a partir de enero del plazo necesario para inyectarse la tercera dosis. En lugar de cinco meses después de la segunda solo se requerirán cuatro. “Organizaremos las condiciones de una movilización excepcional. Y el Estado movilizará a los militares formados para ello”, precisó Castex sobre los recursos destinados para agilizar esta campaña de vacunación.

Después de que las autoridades galas anunciaran la obligatoriedad de la inyección suplementaria para disponer del pasaporte sanitario —a partir del séptimo mes tras la segunda—, el sistema se encuentra casi colapsado. Estas largas colas para conseguir la tercera dosis contradicen lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que prioriza la vacunación en los países pobres.