De raíces aragonesas (de Alcampel, por parte paterna) y valencianas (por parte materna), Luis Enjuanes, jefe del laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología, es el padre de una de las vacunas españolas, que llegará al mercado a finales del próximo año.

-¿Qué estamos haciendo mal para que vuelvan a subir los contagios?

-Como siempre, está la preocupación de la economía. Hacemos lo de siempre y ya lo hemos hecho dos veces, que es las aperturas demasiado rápidas. Es un error, porque cuando uno consigue bajar, como hemos hecho dos veces, el número de casos a menos de 50 por cien mil habitantes, entonces hacer el seguimiento es muy fácil para impedir que se vaya diseminando y además, los pacientes que entran en los hospitales tienen todos los equipos sanitarios a su disposición y son mucho mejor tratados. Volver a abrir demasiado aprisa lo que genera es volver a activar otra vez el virus, porque los virus no piensan, lo que hacen es que trabajan con grandes números y cualquier oportunidad que tienen para extenderse lo hacen. Y no es lo mismo mantener una buena sanidad teniendo 40 pacientes por cien mil habitantes que tener 400 o 800 como hemos tenido otras veces.

-¿Cuando vamos a aprender a convivir con este virus?

-Probablemente pronto, al menos en España, en el sentido que el número de vacunados, que ahora es ya superior al 85%. Al empezar a administrar dosis a los niños, lo cual se puede hacer dentro de los semanas y teniendo en cuenta que los niños son el 14%, podríamos subir el porcentaje de vacunación por encima del 90%; y esa es la mejor forma de controlar la expansión del virus.

-Y en estas aparece ómicron.

-A ómicron todavía no la podemos valorar con los datos que tenemos, hay que esperar un par de semanas porque tienes aspectos todavía inseguros estadísticamente. Muchas de las personas infectadas lo han sido asintomáticamente, pero con los números que tenemos no podemos afirmar nada. El otro dato es que ha acumulado 32 mutaciones en sitios que han acumulado otras variantes que han abierto el camino, pero tenemos que esperar al menos mínimo 2 semanas más, mejor tres, para poder comparar todos los datos.

-¿Entiende el cierre de fronteras para evitar que entre ómicron en Europa o se han cerrado porque viene de África?

-Es una cosa que no queda muy clara porque como se está demostrando, cuando se han intervenido las sanidades de todos los países, lo que se ha visto es que por lo menos el virus ya llevaba circulando dos semanas. Todas las precauciones son buenas y siempre que cierras una parte del mundo, evitas la diseminación, pero a lo mejor hay que pensarlo con más cuidado. Y a lo mejor tener que corregirlo.

-¿Está a favor del pasaporte covid, que se va instaurando en casi toda España?

-Yo veo que puede tener unas ventajas. Hay mucha gente que no se vacunaría, que no se ha vacunado de hecho, pero cuando se ha enterado de que si no se vacuna no va a tener el pasaporte covid y no va a poder ir a ciertas cafeterías o no va a poder hacer ciertos viajes, se ha vacunado. En ese sentido, es obvio, que lo del pasaporte tiene aspectos muy positivos.

"Para poder valorar ómicron habrá que esperar todavía dos semanas, incluso tres"

-Se ha demostrado que cuando se ha necesitado para el pasaporte covid, la población ha ido en masa a vacunarse.

-Entonces, ¿ves cómo sí que vale lo del pasaporte?. Esto no es una cosa de cultura, es una cosa del corazón y las cosas del corazón son a veces difíciles de entender. Está claro que para la mayoría de la gente, la vacunación es beneficiosa y te protege frente incluso a la muerte, pero a pesar de todo alguno no se quiere vacunar. El problema es que no solo se ponen en riesgo ellos, si no que ponen a sus hijos, a sus padres y a su familia y al resto de la sociedad en riesgo. Necesitamos a los medios de comunicación para que nos ayuden en esta tarea.

-Dijo hace unos días que los no vacunados debería pagarse su tratamiento. Le ha valido muchas críticas, pero parte de la sociedad está de acuerdo con usted.

-Yo lo que quiero decir es que lo primero que tenemos que hacer es hablar con ellos, utilizar nuestra inteligencia a fondo, para poder atraerlos a la vacunación; explicarles las desventajas de no vacunarse, explicarles que no solo ellos se están poniendo en peligro, si no a a sus hijos y sus padres: que vayan a una uci, por favor, a observar cómo lo están pasando los pacientes que se han infectado. Esto de la infección, como algunos quieren decir, no es un bulo, es una realidad mundial. Lo pueden comprobar en la prensa de todos los países del mundo. Es imposible negarlo con un poco de sentido común que se tenga. A ver si recapacitan y pueden tomar la decisión de vacunarse, por el bien de ellos y de sus familias, aunque solo sea por eso, ya es bastante.

-¿Es entonces partidario de la vacunación obligatoria en general o en algunos sectores como los sanitarios o trabajadores de las residencias? ¿Entiende que un sanitario no quiera inmunizarse?

-Creo que por impedimentos legales, establecer la vacunación obligatoria, posiblemente, no es posible salvo que atente de una forma frontal con la seguridad de la sociedad en general. Pero lo que sí se pueden hacer son medidas que afecten a diferentes sitios. ¿Cómo vas a poner a un médico a tratara pacientes si no se ha vacunado él y está en contacto todos los días y casi todo el día, con personas que están soltando virus? Eso no tendría sentido, tendríamos que restringir el trabajo de los sanitarios que no se quieran vacunar. Esto está pasando en muchos países, en Francia, en Austria, etcétera. No les pueden obligar a vacunarse, pero sí obligar a restringir lo que pueden hacer.

-¿Cuántas variantes llegarán a España antes de que la vacuna española esté en funcionamiento?

-Muchas, porque cuando un virus infecta una célula todos los virus que crecen en esa célula son distintos. Por tanto, por la naturaleza de un virus RNA variantes emergen constantemente. No hay dos virus con el genoma RNA iguales. Ahora, dentro de esos, virus que sean más peligrosos que los actuales son una constante siempre. El virus de la gripe continúa cambiando constantemente y hay algunos que de vez en cuando producen una epidemia, y esto también va a pasar con los coronavirus porque mutan muchísimo genéticamente y, claro, cuando encuentran un país o un continente como el africano donde se pueden diseminar muy fácilmente porque hay muy poca gente vacunada, ahí es donde tienen más espacio para crear variantes. Por eso, no solo es ético facilitar las vacunas a África, si no que es lo inteligente que tenemos que hacer para evitar que allí se puedan crear nuevas variantes como ha pasado por ejemplo en la India, donde hay muy poca gente vacunada y el virus puede ensayar hasta encontrar una variante que se impone y que es más patógena.

-Dicen que la vacuna del grupo que lidera es la mejor, la más eficaz, pero ¿cree que llegará tarde?

-Cuando se valora una cosa se puede valorar desde muchos puntos de vista. La nuestra tiene aspectos que son muy prometedores, como que expresa distintos antígenos, que es autoamplificativa, puede inducir una inmunidad esterilizante. Esto es todo en positivo y la hace prometedora. Tiene otros aspectos que van en contra en sentido; y es que es más completa y por tanto necesita más controles, su diseño es más lento porque hay que hacer muchas más comprobaciones. Está lo bueno y lo malo. Esto sí la está lentificando más, pero las vacunas actuales hay que mejorarlas, porque aunque estamos muy agradecidos a todo el bien que han hecho a la humanidad, hay que también reconocer que una vacuna que después de dos inmunizaciones todavía permite que multipliques el virus, pues eso no es lo ideal.

¿Cada cuánto nos tendremos que vacunar?

Probablemente se convertirá como el caso de la gripe en una vacunación estacional. La suerte que podríamos tener es que el virus evolucionase diseminándose cada día y atenuándose más y que llegara el momento que ocurriera con los primeros cuatro coronavirus humanos que se han descubierto, que a día de hoy están atenuados y nos infectan a todos los adultos pero como mucho lo que necesitamos es un paracetamol y no tenemos excusa para no ir a trabajar.

-Deme un mensaje positivo. ¿Qué tenemos o qué no tenemos que hacer este Puente y esta Navidad?

-No tenemos que bajar la guardia. Los números están volviendo a subir otra vez descaradamente. Vamos por encima de 200 infectados por cien mil habitantes. Eso cuando hemos estado en 50, pues dan ganas de echarse a llorar. Es una pena. Hay que aplicar todo lo que está a nuestro alcance, la tercera dosis, estar siempre que podamos en espacios abierto, guardar las distancias, ventilar las habitaciones cuando nos untemos con familiares, utilizar mascarilla siempre que podamos; hay que aprovechar todos los recursos. Tenemos que tener un poco de paciencia y yo diría que mucha responsabilidad.