A partir de ahora, con la reforma educativa incluida en la nueva ley (Lomloe, conocida por el apellido de la anterior ministra, Isabel Celaá) los aprobados y los suspensos dejarán de tener un peso vital en el expediente de los estudiantes. Lo que determinará si un alumno pasa de curso ya no será el número de suspensos sino la decisión que tomen el conjunto de profesores, que valorará si el estudiante ha adquirido las competencias necesarias para pasar de nivel. Esta evaluación continua implicará, entre otras cosas, la desaparición de las pruebas extraordinarias de recuperación que se hacían en septiembre o junio.

A petición de varias autonomías, el ministerio decidió aplicar una moratoria de un año para que las comunidades decidieran si apostaban por estos exámenes o no. Según publica hoy 'El Mundo', y ha podido confirmar EL PERIÓDICO, diario perteneciente al mismo grupo de comunicación que este medio, el Consejo de Estado, el órgano consultivo más importante del Gobierno, recomendó al Ministerio de Educación eliminar la moratoria para que en todos los territorios se procediera de la misma manera. Los técnicos del equipo que lidera la ministra Pilar Alegría consideraron que la observación del Consejo de Estado era de obligado cumplimiento, así que la moratoria de un año desaparecerá del decreto de evaluación, que se empezará a aplicar en este curso académico.

En todo caso, pasar de curso con asignaturas suspendidas no implicará un cheque en blanco. El alumno deberá seguir estudiando esas materias, siempre con apoyo de los profesores.