Digitalizar todos los procesos formativos y de investigación de las universidades españolas y del resto del mundo es el reto que se ha planteado la Real Academia de Ingeniería a través de un proyecto que pretende eliminar las barreras entre la enseñanza superior y la industria, y borrar fronteras físicas para atraer talento.

La iniciativa, que se presentará formalmente en Madrid en un par de semanas, “trata de generar una transformación real” basada en casos de éxito, no en teorías ni análisis, explica en una entrevista con EFE el director general de la Real Academia de Ingeniería (RAI), Javier Pérez de Vargas.

“Hasta ahora, básicamente, la digitalización se ha asociado a las teleclases, sin embargo ofrece soluciones mucho más poderosas que la simple organización de clases”, añade.

Se trata, explica, de impulsar un modelo que no solo se centre en el estudiante sino de “generar relaciones de colaboración con otras universidades, poner el foco en la importancia de la transferencia del conocimiento a la industria y facilitar la comunicación” .

El proyecto Forum for the Digitalization of the Higher Education” (FDHE), que cuenta con la ayuda de la multinacional india Tata Consultancy Services, digitalizará desde la gestión de exámenes, evaluaciones, resultados y comunicaciones con los estudiantes hasta el acceso a los últimos servicios de aprendizaje digital.

El director general de la Real Academia subraya además que hay “quejas frecuentes de las empresas respecto a que las universidades producen egresados que no disfrutan de las áreas de conocimiento necesarias. Con este modelo queremos una mayor conexión y si efectivamente las empresas necesitan expertos en ciencias de datos o de ciberseguridad, que la Universidad actúe más rápido”.

Otro de los objetivos es compartir “las mejores soluciones y prácticas en el entorno de la digitalización de la enseñanza superior para alcanzar esa suerte de permeabilidad y de compartir conocimiento, casos de éxito y de fracaso, para que todos aprendamos”.

Advierte Pérez de Vargas que “esta revolución va a requerir una revisión del marco normativo; es importante que nos quitemos corsés y que las áreas de conocimiento que se imparten sean más flexibles”.

En este sentido, aboga por acabar con los procedimientos excesivamente “rigurosos o burocráticos” y facilitar también un conocimiento que no sea “el desbordamiento del catedrático o profesor hacia los alumnos” sino fomentar el aprendizaje basado en proyectos reales, “no artificiales”.

La iniciativa pretende asimismo “abrir los ojos a las administraciones para que la normativa acompañe esta tendencia de modernizar los procesos de educación como por ejemplo adaptar los conocimientos que se imparten a lo que realmente necesitan las industrias, y a un cierta sensibilidad a reclutar a alumnos no solo de un entorno local sino global”.

Con estos modelos intensivos de digitalización ya “no hay por qué respetar las fronteras de una comunidad autónoma sino que puedes buscar talento en Asia, América Latina, Oceanía… Al final solo las universidades prestigiosas son las que podrán sobrevivir”.

En la primera etapa del proyecto se va crear un consejo rector, integrado por universidades españolas y extranjeras, y representantes de administraciones y empresas, para definir un plan de acción.

Este plan "estará orientado, en primer lugar, a compartir las mejores prácticas, a poner en el escaparate las soluciones intensivas en digitalización que son de interés para las universidades, que decidirán si las implementan”.

En definitiva, concluye Pérez de Vargas, el elemento diferenciador del proyecto de la RAI -que "no es una propuesta comercial"- es “gestionar esa convergencia de las necesidades del tejido productivo y las disponibilidades de la universidad, siempre con el respaldo de las administraciones. Si el marco regulatorio no acompaña no habremos hecho nada”.