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Óxido nitroso: la droga que hace explotar los macrobotellones

Asfixia, euforia y agresividad son algunos de los síntomas que provoca la inhalación de óxido nitroso, según los especialistas médicos

Varios jóvenes inhalan óxido nitroso con globos en el macrobotellón de la playa de Bogatell. JORDI OTIX

Jueves, viernes y sábado de las fiestas de la Mercè. Aparte de alcohol, los macrobotellones de estos últimos días en Barcelona se han llenado de chavales inhalando globos de colores. Aspiran óxido nitroso, también llamado 'gas de la risa', que se usa para anestesias bucodentales y en sifones de alta cocina. Se ha convertido en la nueva droga de moda en Europa, y también en Barcelona. Los médicos conocedores de esta sustancia no dudan de que parte de la agresividad, euforia y desacato vivida en los botellones se explica por el uso de esta sustancia no apta para uso recreativo. Y avisan de que no es un juego: a largo plazo puede provocar daños graves en el sistema nervioso, incluso la asfixia y la muerte. La Guardia Urbana de Barcelona es el primer cuerpo que ha empezado a requisarlos en 2021, pero están esperando jurisprudencia para poder hacerlo en grandes proporciones.

"Esto es la hostia, te partes de risa y te colocas enseguida. Yo ya llevo tres botellas, ¿queréis?", decía un joven en medio del macrobotellón de la plaza de Espanya el pasado viernes. Como él, decenas de jóvenes con las bocas pegadas a globos de colores iban tragando este gas que, para ellos, solo les proporciona diversión. Por todos lados se veían estos globos que recordaban una fiesta infantil. Muchos descubrían por primera vez esta nueva droga, desconociendo completamente los efectos adversos para la salud y, de hecho, sin apenas saber qué era exactamente lo que estaban inhalando. 

"Esto es la hostia, te partes de risa y te colocas enseguida. Yo ya llevo tres botellas", contaba un joven en la plaza de Espanya

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Gasolina para la violencia

Los efectos de la aspiración de un solo globo de óxido nitroso son muy cortos, duran menos de cinco minutos. El problema llega cuando se mezcla con alcohol o si los jóvenes van hinchando un globo tras otro, justo lo que hacían muchos de ellos en plaza de Espanya o en la playa del Bogatell. "No me extraña para nada la violencia que hemos visto estos días en los macrobotellones. Se trata de una droga que altera el comportamiento con una tendencia a la agresividad. Potencia los efectos del alcohol, pierden la noción del dolor y del peligro. Quienes lo consumen dejan de tener miedo", explica el doctor Emilio Salgado, toxicólogo del Hospital Clínic de Barcelona. Una tesis que comparte también el doctor Xavier Sala, vicepresidente de la Sociedad Catalana de Anestesiología de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya. "Tiene un efecto euforizante, quienes están bajo su efecto pueden hacer auténticas locuras porque no notan el dolor", asegura.

Según cuentan los expertos, a corto plazo los efectos son muy similares al alcohol. Euforia, risa, disminución de la ansiedad, aumento de la capacidad de interacción, mareos y pérdida del equilibrio, lo que puede llevar golpes y traumatismos. El problema está en el largo plazo, o en el consumo abusivo. "El óxido nitroso acaba por sustituir el oxígeno en la sangre y esto puede llevar a la asfixia y la muerte", prosigue el toxicólogo. El consumo de riesgo también elimina la vitamina B-12, provocando graves problemas cardíacos y cerebrales. "Pérdida de la coordinación, movimiento o equilibrio de forma crónica", señala el doctor Delgado. Otro de los riesgos es que se tome desde la propia bombona, sin usar los globos. "Nos podemos encontrar quemaduras importantes en la boca y las vías respiratorias", añade Claudio Vidal, responsable de Energy Control en Andalucía, una entidad que atiende y ofrece información a consumidores de drogas.

De las ferias a las operaciones

El óxido nitroso se empezó a usar en 1815 en los espectáculos de circo y de magia. "Lo usaban para que el público lo inhalara y riera, hasta que un dentista lo descubrió y se dio cuenta de que anulaba el dolor", cuenta el anestesiólogo. A partir de entonces, se fue usando como anestesia para la cirugía dental o en partos naturales. "Lo bueno es que potenciaba el efecto del resto de fármacos para anestesiar a los pacientes, se usó mucho durante el siglo XX", comenta el médico. Hasta que se dejó de hacer. "En parte, por los efectos nocivos en la salud que se fueron descubriendo y porque provoca gases de efecto invernadero". 

"Desde 2018 estamos viendo que se está consumiendo este gas, sobre todo en el norte de Europa, como uso recreativo. En la Costa del Sol y las Baleares este verano ha habido un repunte importante, sobre todo en turistas", cuenta Claudio Vidal. En el Reino Unido es ya la tercera droga más consumida, después del alcohol y el cánnabis. En España, no existen datos oficiales, pero las fiestas de La Mercè han sido el escaparate del 'gas de la risa' en Barcelona. Centenares de jóvenes lo consumían sin ningún rubor en los macrobotellones. "No sabemos que pasó en las casas en 2020, pero después del confinamiento ha estallado en la calle", cuenta el toxicólogo del Clínic. De hecho, el hospital ya ha atendido los primeros pacientes por sobredosis este año. "Lo que nos preocupa es que sus consumidores son muy jóvenes, menores de edad y también chicos de 18, 19 años", añade. 

El Hospital Clínic ya ha atendido este año a los primeros pacientes por sobredosis, todos ellos muy jóvenes

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De venta libre

Muchos de los chicos en los macrobotellones ofrecían botellas de óxido nítrico por 30, 40 y 50 euros. Pero en internet su precio es menor, 25 euros. Aunque también se puede comprar libremente en droguerías y tiendas especializadas. Esto ocurre porque su consumo es plenamente legal en la restauración, se usa para rellenar sifones de alta cocina para espumas. De hecho, en muy pequeñas cantidades, lo encontramos en la nata en espray. Esto complica bastante el trabajo de los cuerpos policiales para sustraerla. Este verano la Guardia Urbana logró decomisar algunas botellas porque pudo demostrar que la tienda que lo vendía nada tenía que ver con la cocina. "Estamos pendientes de la normativa administrativa específica de las etiquetas y, sobre todo de la jurisprudencia, para que nos lo validen", cuentan fuentes de la Guardia Urbana. 

Dificultad de detección

"El problema es que no tenemos herramientas para detectar su consumo en los jóvenes que atendemos en urgencias a menos que nos lo digan", cuenta el toxicólogo. Al ser un gas, su presencia en sangre desaparece muy rápido, y potencia los efectos del alcohol. Es decir, que los médicos que atienden a los consumidores lo hacen como si se tratara de una intoxicación etílica. "Si no sabemos detectar quiénes lo han tomado, no tendremos datos para saber a lo que nos enfrentamos", asume el médico. "Lo importante aquí es que los jóvenes sepan a que se están enfrentando, los riesgos que lleva su consumo en grandes cantidades y que, si lo hacen, lo planifiquen y lo hagan en pocas cantidades", pide Vidal

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