La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) lleva más de 50 años intentando recopilar información sobre Marte. El planeta rojo es desértico y frío y, aunque comparte similitudes con la tierra, no es posible habitar en ella. Como la Tierra, el planeta rojo tiene estaciones, casquetes polares, volcanes, cañones y clina aunque, su atmósfera es poco densa, hecha de dióxido de carbono, nitrógeno y argón. Asimismo, las temperaturas mínimas anuales son de -127 grados y las máximas de 20. Según la NASA, hay indicios de inundaciones en Marte, pero ahora el agua que existe es principalmente polvo helado.

La misión, actualmente, busca signos de vida antigua y pretende recolectar muestras de roca y regolito (roca rota y suelo) para un posible regreso a la tierra. El Rover Perseverance se lanzó el 30 de julio de 2020 y aterrizó en Marte el 18 de febrero de 2021 por lo que lleva apenas siete meses recolectando información. El objetivo de la administración es descubrir si alguna vez hubo vida y si la podría haber en el futuro.

Hoy en día, organizar un viaje tripulado es completamente imposible, debido a las características del planeta, ya que la presión atmosférica es tan baja que el hielo pasa de sólido a gaseoso en segundos. El destino de los humanos no sería distinto y es que se evaporaría al momento. Un artículo publicado en la revista Space Weather, hace referencia a la posibilidad de programar vuelos tripulados hacia este planeta. Los expertos calculan que en el caso de enviar humanos a marte, la misión no debería durar más de cuatro años debido a las radiaciones solares: partículas energéticas solares (SEP) y rayos cósmicos galácticos (GCR). El momento óptimo para llevar a cabo una misión sería durante los 6-12 meses posteriores al pico de actividad solar para evitarlas.