Ha muerto en Francia Josep Almudéver Mateu, a los 101 años de edad, una fuente inagotable de vitalidad, compromiso político y perseverancia. El tiempo lo había convertido en el último superviviente de aquellas Brigadas Internacionales, que movidas por un ideal vinieron a combatir la sublevación franquista.

Vivía en Alcàsser, pero nació en Marsella cuando los padres estaban trabajando en Francia, por eso poseía la doble nacionalidad. Volvieron a casa 11 años después y se dedicó a trabajar, pero también a instruirse. Era un lector infatigable, impartía clases para adultos y leía los diarios a los analfabetos del pueblo.

Proclamada la República hizo suyos los ideales de progreso ,y una semana después del golpe de estado de 1936, cuando todavía era menor de edad, se alistó en la columna Germanía, pero no le dejaron combatir. Lo intentó en la Pablo Iglesias del Partido Socialista, estando destinado en el Frente de Aragón, donde resultó herido. Una vez recuperado, con el pasaporte francés ingresó en las Brigadas Internacionales en la batería Carlos Roselli alojada en el Molí de Magalló de Silla. Con ellos combatió hasta que el Comité de No Intervención les desmovilizó.

En el año 1938 se encontraba refugiado en Marsella, pero al seguir las noticias de España decidió volver al frente. Después de un tiempo de combate y ante la derrota inminente, huyó en compañía de su padre al puerto de Alicante, esperando un barco que nunca llegaría.

El 1 abril de 1939 fue encarcelado en el campo de Albatera, donde compartió penalidades con otros 17.000 presos republicanos, hasta el extremo que hasta hoy todavía le perseguían las pesadillas de aquel horrible trauma: hambre, enfermedades, palizas, torturas, suicidios, ejecuciones... sin saber quien sería el próximo en ser fusilado. De Albatera es transferido a Portacelli; después a la Modelo, condenado a muerte por el delito de "auxilio a la rebelión" (sentencia conmutada por 30 años de prisión). Posteriormente se le rebaja a 12 años, hasta que por buena conducta, en noviembre de 1942 sale en libertad condicional.

Entonces se casó con Carmen Ballester, de Silla, y parecía la hora de descansar y formar una familia. Pero decide continuar el combate contra la dictadura enrolándose en la Agrupación Guerrillera de Levante. Allí actuará de enlace hasta 1946, cuando a ras del atentado del ferrocarril en Catarroja, son detenidos la mayoría de los compañeros, entre ellos, tres vecinos de Silla: los hermanos Victor y José Benedicto, y José Arévalo, fusilados en Paterna.

Se ve obligado a huir en Barcelona y clandestinamente cruza los Pirineos para establecerse definitivamente en Francia. Allí rehizo la vida relacionándose con los españoles exiliados, las asociaciones francesas y participante en varios encuentros internacionales. Todas estas vivencias las relata en un libro, en conferencias y entrevistas de prensa y radio, y en el documental ‘El último brigadista’.

Almudéver ha recibido homenajes por todas partes de las universidades valencianas y catalanas, donde ha departido con los jóvenes, destacando especialmente la Alta Distinción que le otorgó la Generalitat Valenciana poniendo en valor su compromiso de valentía y dignidad. En noviembre de 2017 también recibió el Porrot Ciudad de Silla.

Descanse en paz.