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Sociedad

Alexandre Finisterre, el amante español de Frida Kahlo

Documentos y objetos personales de la artista mexicana, ocultos durante casi setenta años, revelan que su último romance fue con el gallego Alexandre Finisterre, inventor del futbolín

Montaje con los retratos de Alexandre Finisterre y Frida Kahlo pintados por la propia artista mexicana. FDV

“Alejandro fin de la tierra, mi niño amado”

Frida Kahlo - Artista

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El periodista e investigador gallego Rafael Mouzo Lema lleva más de veinte años empeñado en seguir las huellas de la vida de su admirado Alexandre Finisterre (Fisterra, Finisterre-A Coruña, 1919-Zamora, 2007). No resulta extraño, así pues, que su tenacidad hubiese llamado la atención de un antiguo amigo del egregio personaje, un empresario mexicano que prefiere mantener su anonimato, y quien, tras ponerse previamente en contacto con él, le hizo llegar un “material asombroso”: “En cuanto desembalamos el paquete -refiere Mouzo- nos percatamos de que allí había una caja que contenía cartas, dibujos, diarios, objetos personales….y que todos tenían algo en común: la firma (y la letra manuscrita) de la legendaria pintora mexicana Frida Kahlo”. Esa fue la primera impresión porque, inmediatamente después, vino el gran descubrimiento: Frida Kahlo y Alexandre Finisterre no solo habían mantenido una relación sentimental que no figura en ninguna de las numerosas biografías que se han escrito de los dos, sino que ella situaba al fisterrán al frente de su lista particular de amantes y lo consideraba, después de Diego Rivera, el gran amor de su vida. Y que esta no es solo una consideración subjetiva sino una aseveración confirmada en las cartas que le dirige a su amado, con párrafos como éste: “Alejandro Fin de la Tierra; mi niño amado… eres de mis amores uno de los que más he querido”. Frida solo ponía por encima de Finisterre en su lista de amoríos a su esposo, el también pintor Diego Rivera, al que calificaba de “mi niño sapo, mi niño gordo, mi Diego”. Junto a esta carta, Frida le envía a Alexandre una “cajita” para que la guarde y custodie, una promesa que Finisterre cumplió a rajatabla, al punto de que, cuando regresó a España, la dejó escondida en la última vivienda en la que residió en México. Y oculta ha permanecido durante la friolera de 66 años, un dato que se sabe porque la llamada “arca de Frida” llegó a manos de Finisterre en la primavera de 1954. Unos meses después, el 13 de julio, Frida fallecía a los 47 años de edad.

La pintora mexicana Frida Kahlo

Podría especularse con que la artista mexicana ya esperaba la muerte, y que ese fue el motivo por el que le encomendó la custodia de todos aquellos documentos a Finisterre, al considerar que era la única persona en la que, en aquella altura, confiaba ciegamente mientras, convaleciente de una operación en la que habían tenido que amputarle una pierna, era víctima de contínuas depresiones que la habían llevado a intentar suicidarse varias veces. “Eso es cierto -dice Rafael Mouzo- pero en los manuscritos lo que se expresa también es un claro deseo de que Alexandre vuelva a su lado, de que esté cerca…. Es decir, que es un explícito deseo de retomar sus relaciones, un romance del que sabe el año en que comenzó, 1948, tal cual se ratifica varios de estos documentos recientemente hallados”.

Rafael Mouzo, con parte de los documentos recibidos.

Rafael Mouzo, que durante varias semanas ha venido publicando en el portal digital Adiante Galicia los descubrimientos realizados a través de minuciosos análisis y lecturas de los documentos (y que confiesa que todavía le queda mucho por leer), cree que dos pudieron haber sido las razones del primer encuentro personal entre Alexandre y Frida: que Finisterre conocía a todo el mundo que era alguien en la cultura del México de la época (y ahí estaba por supuesto el matrimonio Rivera-Kahlo) o que, y esta es una faceta muy poco conocida de la artista mexicana, Frida ayudó a muchísimos exiliados españoles en México, de manera que en algún momento tenían que haber coincidido en esa lucha por una causa que ambos compartían y que pudo haber sido la chispa que encendió el amor, un detalle que se revela en la carta de contestación que Alexandre le envió a Frida, en la que el gallego confiesa su ansia de verla y le dice que no le fallará por tres razones: por su “estirpe española”, por ser poeta y por ser comunista. “Desde hoy y por la distancia seré la mitad de tu pierna, de tu cuerpo, de tu vida y de tu muerte. Frida, eres todo en mi existir”, escribió el inventor del futbolín.

Que Frida contó con numerosos amantes (hombres y mujeres) a lo largo de su vida es bien conocido. El matrimonio entre ella y Diego Rivera podría calificarse como una relación de puertas abiertas: ella solía saber con quien se acostaba su marido… y Rivera tenía noticia los deslices amorosos de su esposa. ¿De todos? Probablemente no, alguno debió quedar en secreto, y desde luego el que mantuvo con Alexandre Finisterre es un serio candidato. Una de las personas que sí debió conocer esta relación fue el pintor Pablo Picasso, gran amigo de Alexandre, al que regaló varios cuadros, uno de los cuales incluimos en estas páginas, ya que retrata a una pareja de enamorados. Pero Picasso tampoco dijo nunca nada.

Alexandre Finisterre, jugando al futbolín tras su regreso a España. ARCHIVO DE RAFAEL MOUZO

La biografía desaparecida

Años después de su regreso a España, Finisterre tenía ya escrita una autobiografía cuyo original iba a ceder a la editora Carmen Balcells. Cabe la posibilidad de que en esas páginas apareciesen referencias a su romance mexicano, pero el testimonio vital de Alexandre desapareció misteriosamente tras su muerte en Zamora el 9 de febrero de 2007, y ni su última pareja ni los hijos de ésta (Finisterre no tuvo descendencia) han manifestado tener conocimiento de dónde se puede encontrar tamaño tesoro biográfico: tal vez aparezca dentro de otros 66 años.

“¡Soy un refugiado español que han secuestrado!”

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Rafael Mouzo Lema no ha cejado en su empeño de demostrar que la dimensión de Alexandre Finisterre sobrepasa con creces a la invención del popular juego que le dio la fama, y reivindicando la figura de quien “fue un gran empresario maderero, fue poeta, periodista, editor    ( fundó una de las mejores editoriales de la época en México), salvaguardó el patrimonio literario de autores como Juan Larrea o León Felipe, ayudó, incansable, a los exiliados españoles tras la guerra civil” o, como también añade, protagonizó episodios tan espectaculares como el secuestro de un avión utilizando como “arma” una pastilla de jabón. “Durante su etapa en Guatemala -cuenta Mouzo Lema- tras exiliarse de España, en 1954 lo sorprendió un golpe de Estado en el que fue secuestrado y obligado a subir a un avión por dos agentes franquistas”. Según el relato de Mouzo, lo primero que pensó Finisterre fue que, si llegaba a España, lo iban a matar, así que ideó una plan: se encerró en el baño, envolvió la pastilla de jabón con papel de plata, para que pareciera un explosivo, y salió a los pasillos gritando “¡Soy un refugiado español al que han secuestrado!”. Consiguió así evitar que lo extraditasen a España, pues el avión se desvió a Panamá, donde aterrizó dando por felizmente rematado el que, de acontecer así, debió ser uno de los primeros secuestros aéreos de la historia.

Una de las cartas de Frida a Alexandre. ARM

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