La vacuna contra el covid es el billete de ida a la esperanza para que la pandemia del coronavirus termine, o al menos eso creemos. Cuando los contagios cesen, todavía habrá gente que seguirá sufriendo la enfermedad (y no solo las secuelas de la misma). Meses después de coger el virus, miles de personas siguen padeciendo sus síntomas: son los pacientes conocidos como covid persistente. María sabe bien qué es esto, y es que pasó la enfermedad en septiembre del año pasado y a día de hoy continúa con la insuficiencia respiratoria que complicó su contagio.

La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) explica el covid persistente como: «el complejo sintomático multiorgánico que afecta a aquellos pacientes que han padecido la enfermedad covid-19 (con diagnóstico confirmado o sin él) y que permanecen con sintomatología tras la considerada fase aguda de la enfermedad, persistiendo los mismos en el tiempo». Por su parte, la Organización Mundial de la Salud afirma que los enfermos de covid suelen recuperarse entre dos y seis semanas después del contagio, y cuando se supera esa fase y continúan los síntomas es cuando se habla de covid persistente.

De esta forma, el Ministerio de Sanidad, en su última actualización del boletín de Información científica-técnica de la enfermedad por coronavirus covid-19, un documento que recoge las novedades sobre el virus y es la hoja de ruta del personal sanitario, ya reconoce la existencia del covid persistente. En este documento se cita, además, una encuesta realizada por la SEMG en colaboración con Long Covid Acts, que constata que 1.834 pacientes, de 2.000 consultados, sufrían síntomas después de las doce semanas. La edad media de las personas que se ven afectadas por este fenómeno es de 43 años y la mayoría eran mujeres (el 79%).

Ejemplo de ello lo encontramos en María, Conchi y Victoria, quienes continúan sufriendo los mismos síntomas que padecieron durante su contagio. A María Hernández el covid le trajo una insuficiencia respiratoria que hizo que tuviera que estar ingresada durante dos semanas en el hospital y que en estos momentos continúa sufriendo, no con la misma intensidad, pero sí que se vuelve insoportable a la hora de hacer cualquier mínimo esfuerzo. «Cuando di negativo tras dos semanas aislada pensé que en breve tiempo recuperaría mi vitalidad, a día de hoy me cuesta mucho llevar a cabo actividades del día a día porque me falta el aire», cuenta Hernández, quien con 39 años, afirma sentir cómo su propio cuerpo le pesa tanto como si de una anciana se tratara.

Por su parte, Conchi Pastor vivió una pérdida del gusto total que le dura hasta el día de hoy. «Durante el tiempo que estuve contagiada perdí el olfato y el gusto. Mi médica me comentó que a la mayoría de enfermos les pasaba. Con el paso de las semanas recuperé el olfato, pero el gusto no ha vuelto a aparecer». Es por ello, que esta afectada lleva desde el mes de noviembre sin notar los sabores de las comidas, lo que le ha provocado una disminución del apetito, acompañado de una pérdida de peso considerable.

Mientras, el caso de Victoria Ramírez viene marcado por la sensación de agotamiento que lleva sufriendo desde que pasó la enfermedad. Con un trabajo marcado por la necesidad de llevar a cabo actividad física, el cansancio que sufre para desempeñar su trabajo le está haciendo replantearse el dejarlo. «Antes me comía el día, ahora el día me come a mí porque no aguanto físicamente», señala.

Además, las tres afectadas cuentan que a estos síntomas diarios se añade otro que llega cuando menos se lo esperan y con una intensidad difícil de lidiar: los dolores de cabeza.

El calvario de sufrir el covid persistente: tener síntomas sin estar contagiado Sergio G. Cañizares

¿Secuela o covid persistente?

Actualmente existe un debate sobre si lo que le ocurre a estas personas que han pasado el virus son secuelas o se trata de covid persistente. Existe multitud de testimonios que afirman que son secuelas propias de una enfermedad inflamatoria, otros admiten que tras esta falta de información es necesaria una investigación profunda al respecto debido a que no son secuelas en sí, si no la expresión de otros síntomas que también tienen que ver con el coronavirus.

Lorenzo Armenteros, responsable de área de la mujer dentro de los grupos de trabajo de la SEMG, afirma que «no podemos hablar de secuelas como tal porque no hay una diferenciación en el síntoma, sino que la sintomatología permanece». Lo que es cierto es que todos coinciden en que los afectados están viendo cómo su vida está cambiando y tienen una notable incapacidad en su vida familiar, social y laboral.

Asimismo, otra experta en Medicina Preventiva, Teresa Ruiz, da luz sobre el hecho de que se estén dando tantos casos de covid persistente. «La mayoría de estos pacientes persistente pasaron toda su enfermedad ambulatoriamente, sin seguimiento hospitalario, no han sido incluidos en ningún tipo de estudio porque, en realidad, no han tenido un periodo de curación, ni un día de curación desde el inicio de los síntomas», afirma.