Mónica Naranjo ha dejado a un lado por unos días el ambiente musical de los años 50 de su espectáculo ´Madame Noir´ para volver a meterse en la piel de una diva dance. Ayer por la noche tenía previsto estrenar en la discoteca Amnesia dos nuevos temas, ´Crying for heaven´ y ´Dream alive´, compuestos por ella y producidos por el discjockey Brian Cross, anfitrión de la fiesta ´Pop Star´ en la que actuaba la cantante.

El propio Brian la esperaba ayer a mediodía, bajo un sol abrasador, en la azotea de un hotel de Marina Botafoch. Mónica llega tarde y, aunque silenciosa, se hace notar al pisar la terraza. Camina y habla pausada y protege sus ojos con unas enormes gafas de sol. «Me molesta», se justifica la cantante, que viste un ceñido corpiño de piel marrón. Cercana, cariñosa, reflexiva y risueña, Mónica, presunta diva, se resiste a que la atención de la prensa se centre en ella y destaca cada vez que puede el papel en este proyecto de Brian Cross. Sentado a su lado y a pesar de estar «muerto de sueño» después de coger cinco vuelos para llegar a Ibiza, Cross se confiesa contento por el estreno, para el que su madre ha venido desde Barcelona.

—¿Cómo nacen ´Crying for heaven´ y ´Dream alive´?

—Brian Cross: Pues estaba en un momento creativo de esos que te obligan a tirar para adelante, en los que crees que nada te hace ilusión, y le propuse a Mónica arrastrarla a una pista de baile. Una propuesta atrevida, muy radical a nivel de producción. Todo el equipo ha trabajado mucho en ella: Oriol Crespo en la producción, Marian Da Cal en la composición, Mónica en la voz y yo como guía. Mónica tenía unas composiciones hechas, había mucho material que podía ser un hit total, entendiendo hit como un disco que consigue llevar un mensaje a la gente, no como un producto enlatado, precocinado. Mónica aceptó y aquí estamos ahora.

—¿Y este proyecto se acaba con estas dos canciones o puede convertirse en un disco?

—BC: Ya veremos, todo dependerá del feeling. Mónica y yo tenemos mucho, hemos hecho esta producción y todo tiene que rodar solo. Proyectos hay muchos y ganas para hacerlos también, pero tenemos que ver si su agenda y la mía son compatibles.

—Mónica Naranjo: Sobre todo depende de eso. Brian es el único dj que tiene una agenda de actuaciones en los cinco continentes y yo ando metida siempre en camisas de once varas con el estudio, el teatro y la ópera rock que estoy preparando. Ahora, además, acompaño a Brian en algunos de sus espectáculos para poder desarrollar este proyecto.

—BC: ¡Yo me paso la vida en los aviones! Esta noche (por ayer) no he dormido nada, pero cuando las ganas de hacer algo son tan grandes como las que tenemos nosotros ahora no es necesario dormir.

—¿Qué diferencia hay entre la Mónica Naranjo que se sube a un escenario para interpretar ´Madame Noir´ y la que actúa en una discoteca?

—MN: No tienen nada que ver una con la otra. La semana pasada estuvo muy centrada en la producción de las dos canciones que presentamos en Ibiza y yo soy muy organizada. Si ahora toca esto, pues vamos a hacer esto y luego ya nos centraremos en lo que venga después. Una vez producidas las canciones, cantadas y cerradas para la presentación, pues vuelves a ´Madame Noir´. Y no tiene nada que ver un proyecto con otro. ´Madame Noir´ es un escenario clásico, con una imagen de los años 50, muy fiel a esa época y otra muy diferente es lo que se ve en escena en la discoteca. Es…

—BC: ¡Amor y lujo!

—MN: [Ríe] No, no tiene nada que ver.

—BC: Es algo muy rompedor, que se sale del esquema, por eso lo hemos llevado tan en secreto. Es algo que no se ha visto, de manera que no lo podemos comparar con nada. Ni nosotros hemos visto cómo queda.

—¿Hay algo de miedo a esa primera vez?

—BC: No, lo que hay son muchas ganas.

—MN: No, yo sí tengo algo de miedo. La otra noche me tuve que tomar un pastillazo para dormir porque me dolía un montón la mandíbula de tanta tensión por el estreno. Tengo miedo, el miedo es bueno. Yo siento terror escénico, no lo escondo, y cuando voy a estrenar algo es horrible. Pero bueno, eso forma parte de la salsita de la vida.

—Cada vez más cantantes cuentan con ´discjockeys´ para producir sus temas. ¿Qué aporta un ´dj´ a un músico?

—MN: Pues es algo distinto. Creo que lo que está pasando ahora en el mundo de la música es que te permite hacer muchas fusiones, fusiones que antes, cuando las proponías, te decían que a dónde ibas a ir con eso. Ahora mismo te puedes permitir las licencias que quieras. El artista que realmente quiera seguir aprendiendo y evolucionando, tiene que seguir integrándose con gente joven, con gente nueva, con gente que quiere dar el 200 por ciento. Y Brian es una de esas personas. Tiene una gran ilusión, es una persona emprendedora, que ama la música y que se siente muy realizado con lo que hace. Y eso, para una persona que lleva 20 años como yo en el mundo de la música, es una vitamina.

—´Madame Noir´ está inspirado en los años 50. ¿Siente nostalgia de aquella música y aquellas cantantes?

—MN: Yo vengo de una formación clásica y aunque me guste el vanguardismo y evolucionar, mis raíces son clásicas. Amo lo clásico y sigo aprendiendo mucho de ello. Gracias a eso puedo componer las canciones que compongo. Una cosa no está reñida con la otra.

—¿Van a poder hacer vacaciones en Ibiza o solo han venido a trabajar?

—MN: Es que para mí las vacaciones de verdad las hago en casa, porque nunca la piso. A Brian le pasa lo mismo.

—BC: Mis vacaciones empiezan mañana (por hoy) y acaban también mañana. Un día en casa es lo que necesito. Un día con mi madre, que ha venido a ver la actuación, con mi mujer Margarita, con el nuevo miembro de la familia, Panchito, nuestro nuevo chihuahua, y Calvin, nuestro otro chihuahua. Lo que más aprecio entre tanto viaje es poder disfrutar de dos horas en casa con mi gente sin que suene el teléfono. Aunque sea en el sofá pero rodeado de la energía de la gente que me quiere Eso para mí son vacaciones. Ibiza, por desgracia, nunca la he podido disfrutar así en siete años, pero todo llegará.

—¿Cómo se conocieron?

—MN: Pues es que Brian y yo nos teníamos que encontrar. Fue algo muy bonito.

—BC: Fue emotivo. Nosotros siempre hemos dicho que esto ha pasado porque tenía que pasar.

—MN: La primera vez que Brian comentó a ciertas personas que le gustaría trabajar conmigo… ¿Qué te dijeron?

—BC: ´Mejor que no, es un perro verde´. El primer año de ´Pop Star´ ya intenté trabajar con ella. Llamé a la agencia que lleva la contratación de Mónica ofreciendo el proyecto y me apartaron de golpe. Cuando Mónica, por razones de la vida y de la industria, acabó saliéndose de aquella jaula, conseguí la manera de hacerlo, propicié que coincidiéramos el equipo de Mónica y mi equipo en un restaurante japonés para que habláramos de este proyecto. La primera vez no pudo ser por las barreras que nos pusieron, pero cuando estas barreras desaparecieron la vida hizo que esto pasara. ¿Qué relación hay más emotiva que la que se desea? ¿Por qué Mónica? ¿Por qué Brian? Pues porque tenía que ser así. La primera vez que la vi no le di dos besos, lo que le di fue un abrazo. Fue uno de esos momentos mágicos que te da la vida.

—MN: Estaba escrito. Fue todo muy natural y bonito. ¡Hey! Soy Brian. ¡Hey! Soy Mónica. Como si ya nos conociéramos.

—¿Qué es el éxito?

—BC: Mucha gente considera el éxito como los grandes logros económicos o profesionales. Yo cada día doy gracias porque el éxito que conozco es cruzarme con personas como Mónica, como Óscar, como Aitor, como todo el equipo. Salgan como salgan luego las cosas.

—MN: El auténtico éxito y la verdadera felicidad siempre, siempre, parten de la salud. Si tienes salud puedes con todo. Y si esa salud va acompañada de un buen equilibrio emocional todas las personas que atraerás serán mágicas.

—Prepara una ópera rock. ¿Cada vez se acerca más al teatro?

—MN: Sí, el otro día bromeaba con Brian sobre que me iba a pervertir metiéndome en una discoteca. Yo, que ya me había convertido en una gran dama del teatro, le dije bromeando, pero sería una locura decir que no. Las personas que queremos seguir aprendiendo debemos estar ahí. Ha sido algo progresivo. Después de ´Tarántula´, después de ´Adagio´ y después de ´Madame Noir´ era el proceso natural. El teatro me llena muchísimo.

—¿Está insinuando que la veremos como actriz en el futuro?

—MN: ¡No! ¡Actriz no! El otro día me lo decía mi coach. Antes del estreno de ´Madame Noir´ estaba supernerviosa con el personaje. Llegué una noche y le dije: ´Mira Vanessa, yo soy empresaria y si no me siento fluida con esto cancelo ya´. Ella, que es una santa y no se inmuta con nada me dijo: ´Tú no te preocupes, que voy a hacer que ames el teatro´. Y lo ha conseguido.

—Dicen de usted que es una diva. ¿Que siente una diva?

—MN: Mira, yo me quito ahora mismo la producción que llevo encima y soy una mamá de lo más normal y corriente. Mónica Naranjo no entra en casa.

—¿Y quién entra en casa?

—MN: Mónica. Sin más. [Ríe]

—Una curiosidad: ¿cómo es una diva recién levantada?

—MN: Pues como cualquier otra mujer del mundo. Te levantas despeinada, tienes legañas y los labios que parecen, en mi caso, una boca de pato porque tengo mucho labio… Pero a pesar de eso, para mí es el momento ideal del día. Además, te haces así un poquito en la cara [hace el gesto de pintarse] y ya está, ya te sientes estupenda.