124 naciones

Arranca una conferencia contra las bombas de racimo sin los principales países fabricantes

EFE Arranca conferencia sobre bombas de racimo sin principales países fabricantes

En la reunión, con 560 representantes de 124 gobiernos y un centenar de Organismos No Gubernamentales (ONG), destaca la ausencia de los principales productores y usuarios de este tipo de armas: Estados Unidos, Israel, Rusia, China, India y Pakistán.

El ministro neozelandés de Defensa, Phil Goff, manifestó en el discurso de apertura del encuentro, que finaliza el viernes, que éste servirá para alcanzar un compromiso en la prohibición del uso de este tipo de armas.

La Coalición contra las Bombas de Racimo, formada por unas 250 ONG, apoya la conferencia, organizada por el Gobierno neozelandés.

En la actualidad, más de 30 países fabrican este tipo de armamento, que se distribuye en más de 70 Estados, y uno de ellos es España, a través de las empresas Instalaza y Explosivos Alaveses (Expal).

La Conferencia de Wellington se enmarca dentro del denominado "Proceso de Oslo", que se inició hace un año en la capital noruega con el fin de ilegalizar el uso de las que se han definido como las armas convencionales más mortíferas, pues el 98 por ciento de sus víctimas son civiles.

El proceso continuó en diciembre pasado en Viena, una reunión que concluyó con el acuerdo de 138 países sobre elementos clave, como la asistencia a las víctimas y la destrucción de arsenales de este tipo de armas.

La Conferencia de Wellington propondrá la firma de una declaración final que dará paso a una nueva convención en Dublín antes de la firma del futuro acuerdo.

"Demasiada gente está muriendo por el efecto de las armas de racimo, que se utilizan durante la guerra pero quedan durmientes y actúan luego como minas terrestres al ser detonadas por civiles o niños", dijo Goff.

Las bombas de fragmentación son proyectiles de alta tecnología dotados de un contenedor que se abre en el aire para liberar cientos de artefactos más pequeños, que pueden recorrer largas distancias sin un rumbo predeterminado y no siempre explotan al impactar, por lo que se convierten en un peligro para la población civil.

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