Un Paso Más

Una especialización de alto vuelo: los detectives nucleares

EFE

En una presentación ante la reunión anual de la Asociación de EEUU para el Avance de las Ciencias (AAAS), los científicos encabezados por Michael May, físico de la Universidad de Stanford, señalaron que es urgente que haya "detectives nucleares".

Para respaldar su llamamiento, los científicos plantearon un escenario que es virtualmente igual al de los atentado del 11 de septiembre de 2001 que se cobraron la vida de unas 3.000 personas.

Una explosión arrasa Manhattan, pero nadie se atribuye su autoría. La presión sobre el presidente de EEUU para que tome medidas de represalia es intensa.

Sobre la base de escasa información el presidente ordena un ataque. Pero resulta que es contra terroristas y contra un país que no tiene nada que ver en la situación. A partir de allí todo va de mal en peor.

Según May, ex co director del Centro para la Seguridad y la Cooperación Internacional, en este caso se plantea la necesidad urgente de contar con detectives nucleares, armados con amplios conocimientos y con los instintos de un investigador experimentado.

Con el equipo apropiado, esos detectives podrían revisar los escombros y la nube radiactiva dejada por un ataque en este país o en cualquier otra parte, obteniendo información que podría llevar hacia los culpables.

Mediante técnicas de radioquímica y acceso a bases de datos internacionales que incluyan muestras de uranio y plutonio de todo el mundo, los detectives nucleares podrían decir al presidente y a todo el mundo, de dónde vino la bomba o, al menos, descartar a algunos sospechosos.

En un informe sobre lo que llaman la especialización forense nuclear, los científicos explican que los restos de una explosión atómica albergan un gran número de pistas a nivel microscópico, incluyendo estructuras de cristales e impurezas.

El uranio, por ejemplo, tiene una composición isotópica e impurezas diversas, según sea el lugar del que fue extraído y la forma en que fue procesado.

Por otra parte, el plutonio de alta graduación puede ser expuesto durante la producción a diferentes flujos de neutrones y energías, según sea el reactor usado.

También es posible establecer la cantidad de tiempo que el plutonio pudo haber pasado en un reactor, según explican.

En algunos casos, los más destacados científicos nucleares en el laboratorio Nacional de Los Álamos (Nuevo México) podrían usar su experiencia, inteligencia y programas informáticos para revertir el proceso de una bomba nuclear desde sus escombros hasta su diseño final.

Esta capacidad de investigación se ha deteriorado en Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría.

En la actualidad hay personal de alto nivel, pero no un número suficiente de especialistas como para afrontar una emergencia.

Además, no se les está reemplazando, según manifiestan.

Pero los científicos admiten que ubicar el punto de origen de una bomba nuclear es solo el principio y no el fin de una investigación.

Descubrir, por ejemplo, que un explosivo fue fabricado con uranio robado de un lugar especifico en Rusia, no identifica a los terroristas.

Pero sí proporciona un punto de partida, especialmente si se sospecha que los que construyeron la bomba contaron con alguna ayuda.

Los científicos recomiendan que los detectives nucleares también trabajen con materiales radiactivos incautados por organismos policiales o guardias fronterizos.

Según señalan, ubicar el origen de las sustancias podría prevenir o disuadir un ataque.

Al hacer esta sugerencia, los autores del informe recuerdan que, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), entre 1993 y 2006 se registraron 1.080 incidentes de tráfico ilegal de materiales nucleares o radiactivos.

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