INFECCIOSAS

El ombligo puede ser un foco de infecciones y así se limpia para evitar enfermedades

Los ombligos, con pliegues, son propensos a acumular suciedad y generar bacterias que pueden producir mal olor e infecciones

No hay consenso entre qué es mejor: ducharse por la mañana o hacerlo por la noche.

Sin embargo, lo que si está claro, y así lo aconseja la Organización Mundial de la Salud (OMS), es que las duchas no deben durar más de cinco minutos. Y no es solo una cuestión de ahorro de agua y sostenibilidad (y más ahora en planea sequía).

Y es que, si alargamos el tiempo que estamos bajo el agua, eliminaremos de forma inconsciente bacterias y microorganismos que son necesarios y protegen la piel.

Como consecuencia, sufriremos episodios de piel seca, que pueden provocar irritación y, sobre todo, picor. En cuanto al tipo de gel de baño, se recomienda emplear un jabón neutro y sin perfume.

Por tanto, las duchas deben ser cortas y con agua tibia (el agua caliente produce a la larga rojeces y dermatitis atópica) y, como subraya la OMS, se debe incidir en cuatro zonas fundamentales, que son las que producen mal olor:

  • Axilas.
  • Genitales.
  • Pies.
  • Ingles.

Pero, hay una parte del cuerpo que solemos pasar por alto. Hablamos del ombligo, una cicatriz que se forma tras cortar el cordón umbilical y que en la actualidad se utiliza para la realización de laparoscopias

Por qué me huele el ombligo

No obstante, la mayoría de nosotros no solemos prestarle demasiada atención, lo que puede generar un olor desagradable debido a la suciedad, el sudor y las bacterias que se acumulan.

De hecho, hay más de 67 tipos de bacterias y gérmenes en la mayoría de los ombligos.

Los expertos aconsejan no ignorar el fuerte olor que desprende el ombligo, porque puede ser síntoma de algunas enfermedades como:

  • Candidiasis cutánea. Es una infección producida por un hongo llamado Cándida. Suele aparecer en zonas húmedas de la piel, como puede ser el ombligo, y que puede causar una eruopción de color rojo intenso, en ocasiones con estrías, en la zona afectada. Generalmente, va acompañada de prurito intenso (picor) y quemazón. Para tratar esta enfermedad se receta medicamentos antimicóticos cutáneos o por vía oral.
  • Onfalitis. Se trata de una infección del ombligo y los tejidos que los rodean. Es muy común en los bebés, durante la primera semana de vida, aunque puede ocurrir en cualquier momento si no se extrema la higiene. Produce mal olor, eritema (enrojecimiento) e incluso dolor.

En el estudio Uracosinus: una causa poco frecuente de onfalitis recurrente en adultos, liderado por el doctor Federico Ochando Cerdán, del Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo, explica que esta infección suele ser localizada, de evolución rápida y crónica. Y que se correlacionada con la falta de una buena higiene del ombligo, por lo que el tratamiento consiste en una adecuada limpieza junto con antibioterapia si existe repercusió sistémica. 

  • Herida o hematoma alrededor o dentro del ombligo.
  • Acumulación de sudor y/o suciedad.

Síntomas de infección en el ombligo

Las costras en el ombligo no son normales. Es un síntoma más de infección junto a:

  • Piel enrojecida.
  • Mal olor.
  • Hinchazón.
  • Picor.
  • Secreciones (amarilla, verde u oscura).
  • Dolor persistente (sobre todo si tenemos un piercing en el ombligo).
  • Ampollas.

En este vídeo, el doctor Karan Rajan, del NHS (servicio nacional de salud de Reino Unido, por sus siglas en ingles), detalla visualmente cuáles son los síntomas propios de una infección en el ombligo.

  • "En todos los orificios de la carne pueden acumularse sudor, células muertas de la piel, aceites, telas, bacterias... Si no se lava regularmente, este material puede acumularse y endurecerse en un onfalolito, una piedra en el ombligo".

Cómo lavar correctamente el ombligo

  1. El primer paso es, en la ducha, utilizar jabón neutro y agua tibia. Aunque no es necesario que se restriegue de forma agresiva la zona, ya que podría provocar irritación y dolor, debemos asegurarnos que se han eliminado del ombligo las pelusas y toda la suciedad que se acumula a lo largo del día.
  2. Si el ombligo es “profundo” es probable que necesitemos un poco más de trabajo. Los especialistas aconsejan en estos casos utilizar una toalla pequeña empapada en una solución de agua salada. Se preparada con una cucharada de café de sal de mesa junto a una taza de agua tibia. Hay que masajear el interior del ombligo, sin frotar demasiado, y luego enjuagarlo con agua. Con este sencillo truco, el malor olor debería desaparecer. Este consejo es extensible a aquellas personas que tienen un piercing en el ombligo. Aunque, se debe hacer varias veces al día para evitar infecciones y mal olor.
  3. Se haya seguido el segundo paso o no, hay que prestar especial atención al secado. Es importantísimo. De lo contrario, será el “paraíso” de los hongos. Como ya hemos comentado, es más probable la aparición de candidiasis, ya que “ama” la humedad.
  4. Por eso, no debe aplicar ni lociones ni cremas hidratantes. La humedad adicional puede contribuir al crecimiento de bacterias y hongos