La preservación de la fertilidad consiste en almacenar gametos congelados, ya sean óvulos o espermatozoides, para ser utilizados en el futuro.

Actualmente, según explica el Dr. Daniel Mataró, Director Médico de CIRH-EuginGroup en Clínica Corachan, “la preservación de la fertilidad puede deberse a indicaciones médicas, siendo la más frecuente la aparición de enfermedades que en sí mismas, o cuyo tratamiento, disminuya o destruya por completo la capacidad reproductiva de la persona. También se puede dar por indicaciones sociales, mayoritariamente en mujeres que deciden guardar sus gametos en un momento óptimo de su vida fértil y poder así posponer su maternidad”.

 Preservar la fertilidad, tanto por motivos médicos como sociales, precisa necesariamente de la autorización por parte de la persona implicada, y aunque no hay una edad límite, es necesario que el/la paciente se encuentre en edad fértil. Para aquellos casos de chicas pre-púberes, la conservación de tejido ovárico, a pesar de ser una técnica experimental, está consiguiendo resultados prometedores.            

Técnicas para hombres y para mujeres

La preservación de la fertilidad requiere técnicas diferentes en función de si se trata de hombres o mujeres. En los hombres, “se congela el semen obtenido mediante eyaculación”, precisa el Dr. Mataró.

En las mujeres, “es necesario un tratamiento hormonal, que suele durar diez o doce días, para estimular los ovarios y poder conseguir un buen número de ovocitos maduros. Una vez están esos ovocitos maduros, la paciente debe someterse a una punción folicular, que es una pequeña intervención bajo anestesia (sedación) en la que se aspira el líquido folicular donde se encuentran los óvulos maduros.

A las pocas horas, dichos óvulos se congelan en el laboratorio mediante una técnica llamada vitrificación, y se almacenan en bancos de nitrógeno hasta el momento de su utilización”, explica el especialista.

Tanto los ovocitos como los espermatozoides preservados se pueden guardar por un tiempo indefinido, hasta que la/el paciente recurra a ellos nuevamente para buscar el embarazo.

Si, debido a la propia enfermedad que originó la preservación de la fertilidad o a otra causa, el/la paciente falleciera sin haber utilizado los gametos preservados, estos deberán ser destruidos, a no ser que haya un expreso consentimiento firmado por el/la paciente con un uso concreto de dichos gametos, además del consentimiento post-mortem.

“En ese caso, solo la pareja, con quien firmó conjuntamente dicho consentimiento, podrá hacer uso de esos gametos y siempre en los términos que marca la ley”, añade el Dr. Mataró.    

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Si, por el contrario, simplemente no se quieren utilizar los gametos preservados, podrán ser donados a otras parejas, donados a investigación o ser destruidos, siempre que cumplan los requisitos marcados por dicha ley de reproducción asistida.

Los especialistas que suelen recomendar la preservación de la fertilidad son los oncólogos o los propios ginecólogos.