Alberto Fernández, médico estomatólogo: La integración de la IA en la medicina: desafíos en el sector dental

El doctor Alberto Fernández. / Vicent Marí
Alberto Fernández, médico estomatólogo
La inteligencia artificial (IA) está revolucionado múltiples sectores, y la medicina no es la excepción, de hecho es uno de los pocos campos donde dicha irrupción no genera reticencias en cuanto a la posible destrucción de empleos o de eliminar el factor humano en los procesos, sino que genera ilusión y expectativas en cuanto a que su aportación a nuestras vidas sea solo de forma positiva en forma de avances médicos que permitan avanzar en la cura de patologías y enfermedades del ser humano.
Sin embargo, su integración en el ámbito médico, y en particular en el sector dental, presenta una serie de desafíos que merecen ser analizados. A medida que la tecnología avanza, es fundamental reflexionar sobre las dificultades que enfrentamos al incorporar estas innovaciones en la práctica clínica diaria.
Uno de los principales obstáculos es la resistencia al cambio. Muchos profesionales de la salud, incluidos los dentistas, pueden sentirse intimidados por la IA y sus aplicaciones. La medicina dental ha sido tradicionalmente un campo basado en la experiencia y el juicio clínico. La idea de depender de algoritmos y sistemas automatizados puede generar desconfianza. Esta resistencia puede ser aún más pronunciada en aquellos que han estado en la práctica durante décadas y que han desarrollado métodos y técnicas que han funcionado bien para ellos y sus pacientes. La educación y la capacitación son esenciales para superar este desafío, pero aún más la demostración empírica de los resultados fruto de dichos avances, que requieren organización de las sociedades científicas, mucho tiempo y recursos.
Otro aspecto a considerar es la calidad y la cantidad de datos necesarios para nutrir a la IA. La efectividad del sistema depende en gran medida de dichos vectores. En el sector dental, la recopilación de datos puede ser complicada. Las historias clínicas, las radiografías y otros registros no siempre están estandarizados, lo que dificulta la creación de bases de datos robustas y representativas. Además, la privacidad y la seguridad de los datos son preocupaciones constantes. Los dentistas deben asegurarse de que la información de sus pacientes esté protegida, lo que puede ser un desafío adicional al implementar estas nuevas tecnologías en las que hay que entregar historial médico a una máquina que aún no sabemos por quién estará protegida y controlada, así como cuál será la regulación legal del uso de los datos de los pacientes.
La integración de la IA también plantea cuestiones legales. Por ejemplo, ¿quién es responsable si un diagnóstico realizado por un sistema de IA resulta ser incorrecto? ¿Quién asumiría los perjuicios psicológicos y económicos en un caso así? La falta de claridad en la responsabilidad legal puede ser un impedimento significativo para la adopción de estas tecnologías. Los dentistas deben sentirse seguros de que al utilizar IA hay garantías para el profesional en cuanto a la creación de marcos legales y éticos claros, pues el juicio final y la responsabilidad seguirán siendo suyos irremediablemente.
Además, la IA en el sector dental no solo se limita a diagnósticos; también puede influir en el desarrollo del tratamiento y la gestión de pacientes. Sin embargo, la implementación de estas tecnologías puede ser costosa, las pequeñas clínicas dentales pueden no tener los recursos financieros para invertir en sistemas avanzados de IA, lo que podría llevar a una brecha en la calidad de atención entre grandes centros y consultorios más pequeños. Es fundamental que se desarrollen soluciones accesibles y asequibles para que todos los dentistas, independientemente de su tamaño.
Por último, la interacción humano-máquina es un aspecto que no se puede pasar por alto. La relación de confianza entre dentista y paciente ha sido por décadas fundamental para el éxito del tratamiento, que no se puede basar en un aspecto resultadista de la ejecución de una técnica, sino que incluye variables como la satisfacción, las expectativas y las posibilidades económicas que son aspectos individuales para cada persona.
La introducción de la IA en este proceso podría alterar esta dinámica. Es esencial encontrar un equilibrio entre el uso de tecnología y la atención personalizada que los pacientes esperan recibir.
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