Según los cálculos realizados por la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), durante este año los nuevos casos de cáncer experimentarán un ligero incremento. Los cálculos de REDECAN lanzan para el 2022 una cifra estimativa que sitúa la previsión en 280.101 nuevos casos.

En contraste con estas cifras tan preocupantes hay una buena noticia. Y es que la supervivencia a cinco años de los pacientes con cáncer diagnosticados en España entre los períodos 2002-2007 y 2008-2013 mejoró para la mayoría de los tipos de cáncer, incluso en los de peor pronóstico. 

Así lo recoge un estudio de la REDECAN, que ha publicado la revista Cancers.

En plena crisis a causa de la guerra en Ucrania, uno de los productos de los que más se está hablando estos días es el aceite de girasol.

Su uso, no solamente casero, sino industrial parece estar comprometido por el conflicto armado. Y se ve que estamos preocupados. Pero a veces nos olvidamos de que en España tenemos la mejor alternativa a este aceite vegetal: el aceite de oliva. Nuestro oro líquido.

Una última investigación sobre el aceite virgen y su relación con el cáncer de mama le otorga aun más puntos en el ranking.

Nos referimos a un estudio publicado en la revista internacional European Journal of Clinical Nutrition (EJCN) de la revista Nature, que sugiere que el consumo de aceite de oliva VIRGEN (lo escriben con mayúsculas) tiene un efecto protector frente al cáncer de mama.

Y lo que todavía es mejor: aseguran que este beneficio se obtiene tanto si lo consumimos crudo, como si lo tomamos cocinado.

La afirmación de la doctora Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (CNE-ISCIII) y miembro de GEICAM no deja lugar a la duda.

"Con los resultados de este estudio corroboramos que el consumo moderado de aceite de oliva virgen está asociado a una menor incidencia del cáncer de mama".

Y lo explica:

"Aunque con este subanálisis epidemiológico no tratamos de explorar las causas de este beneficio, la literatura científica nos demuestra que este alimento contiene sustancias con efecto protector frente a este tumor, muchas de las cuales se pierden con el proceso de refinado del aceite". Este nuevo análisis del estudio EpiGEICAM evalúa la presencia en la alimentación de distintos tipos de grasas como el aceite de oliva, oliva virgen, girasol, maíz, soja, margarina y mantequilla. Y lo hace tanto en grupos de mujeres con cáncer de mama como en grupos que no padecen esta enfermedad.

De los resultados obtenidos destaca que el consumo de aceite de oliva virgen para sazonar, freír o cocinar, sumado a la ingesta de dos cucharadas en crudo (en ensalada o con verduras), reduce en un 28% el riesgo de cáncer de mama.