El kimchi es un alimento 100% de origen vegetal con una sorprendente capacidad saciante por lo que suele ser utilizado en dietas de adelgazamiento. Además, es uno de los alimentos de moda que se ven cada vez en más cartas de restaurantes, sobre todo los que apuestan por fusionar cocinas y ofrecer una vuelta de tuerca a los platos tradicionales. Los encurtidos fermentados coreanos (kimchi) están de moda pero en Francia y en la Europa Central se lleva comiendo chucrut toda la vida.

Este tipo de alimentos probióticos cuentan en su composición microorganismos vivos que son capaces de actuar desde nuestro intestino y nos aportan toda una serie de beneficios muy interesantes para nuestro cuerpo. El Journal of Medicinal Food publicó en 2014 un estudio donde detalló sus beneficios:

  • Combate la obesidad y ayuda a adelgazar
  • Nos aporta vitaminas A, B y C
  • Favorece la digestión
  • Fortalece el sistema inmunitario
  • Regula el colesterol
  • Tiene propiedades antienvejecimiento

Cómo se hace el kimchi

Hay muchos kimchi: de colinabos, de pak choy, de coliflor, con rábanos, con coles de Bruselas, etcétera. Pero dos son las verduras esenciales para encurtir: el pepino y la col china.

Con independencia de que se empleen unos u otros vegetales, lo primero es espolvorearlos generosamente con sal y dejarlos reposar entre 30 minutos y cinco horas para que suden. El tiempo de reposo sí depende del tipo de verdura. Luego, se lavan y se escurren. Más tarde hay que preparar una pasta con harina de arroz. Para ello se calientan a fuego lento en un cazo agua y harina de arroz en una proporción de 100 mililitros y 25 gramos, y se mezclan con unas varillas.

Finalmente, se deja enfriar. La pasta obtenida sirve para acelerar el proceso de fermentación. A ella, los coreanos le agregan gochugaru, unas hojas de pimiento rojo –también se puede sustituir por un simple polvo de guindilla– ajo, jengibre fresco rallado, cebolletas, zanahorias en juliana, cualquier otro ingrediente vegetal que se le ocurra, además de azúcar, salsa de pescado y de soja: la consistencia del aliño debe resultar cremosa. Para ayudar a activar el proceso de fermentación hay quienes añaden algún tipo de marisco. Por ejemplo, ostras crudas o gambas.