La matanza de dos cerdos de 140 kilos y 160 kilos abrió, a primera hora de la mañana de ayer, los actos de la Olimpiada pagesa que un año más la Comisión de Fiestas de la Mola, en Formentera, organizó en el recinto escolar del Pilar. Aunque la paella que se sirvió fue para mil personas, todo apunta que a lo largo del día pudieron pasar más del doble.

El desfile de carros llegados desde Eivissa, así como las personas que trajeron artesanía, sumados a una muestra de fotos antiguas junto con juegos para los niños fueron las actividades de la mañana. Los carros recorrieron un circuito por el Pilar acompañados de algunas motos antiguas. A la hora de la comida más de mil vecinos se apuntaron a la paella bajo los pinos vecinos.

Tanto la elaboración de productos que salieron de la matanza, como el concurso de vino payés fueron seguidos por numeroso público que se paró especialmente en la muestra de fotos antiguas presentada por el fotógrafo Juan Juan Juan sobre varios paneles.

También hubo una demostración de ball pagès sin vestidos tradicionales muy llamativa en la que jóvenes con vaqueros bailaban como lo hacían sus abuelos en un corro al que, de forma espontánea, se sumaron niños y mayores.

Por la tarde comenzaron las pruebas de la Olimpiada pagesa que mantiene varios concursos clásicos pero que este año introdujo uno de beber cerveza por equipos contra el reloj. El espectáculo estaba servido entre los jóvenes que se apuntaron a la prueba. Cuatro jugadores tenían que cruzar el campo hasta llegar a una mesa donde les esperaban ocho vasos de cerveza. Ganaba el equipo que menos tiempo tardaba. Incluso el presidente del PP local, Juanma Costa, y el candidato al Congreso José Manuel Alcaraz se apuntaron a la prueba.

Vicepresidente y animador

Mientras, el público observaba y sobre todo se reía. El locutor y animador de la Olimpiada fue el vicepresidente del Consell de Formentera, Bartomeu Escandell, que cada año hace de vecino comprometido y se encarga de esta tarea dentro de la Comisión de fiestas de su pueblo.

En la zona del bosque se pudo ver a los artesanos que vinieron de Eivissa así como a otros visitantes que acuden a la Mola desde hace varios años. La organización hizo especial referencia al esfuerzo que realizan los propietarios de carros que tienen que desplazar más de diez vehículos con los correspondientes caballos. Vicent y Catalina des Boixet también sacaron una elegante calesa en el desfile.

Otra de las notas fue la espontaneidad con la que los mayores animaban a los más pequeños a tocar el tambor o apuntarse a una sonada que salía de un grupo de jóvenes. A pocos pasos otros intentaban, con más o menos éxito, soplar la caracola hasta conseguir el sonido que la caracteriza. El día transcurrió en un ambiente divertido, con muchas risas y bromas entre los asistentes.