Carlos Taibo analizó el lunes las consecuencias trágicas de la globalización, un proceso ligado al imperialismo y al capitalismo, y trazó un panorama desolador en el que la única luz, aunque tímida y con muchos aspectos cuestionables, la aportan los movimientos antiglobalización cuyo objetivo es plantar cara a la injusticia y la desigualdad que promueve el sistema económico mundial. Taibo, profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, lo cuestiona todo: su crítica demoledora desmonta mitos y tópicos con la contundencia de los datos, irrefutables. «La globalización capitalista avanza hacia un caos generalizado que escapa a todo control. La codicia lo impregna todo», resume el autor de `¿Hacia dónde nos lleva Estados Unidos?´.

Taibo expuso ante las ochenta personas que acudieron a su conferencia en el Club Diario de Ibiza las cifras que evidencian que el proceso está abocado a un caos mundial que se volverá contra la propia causa que lo ha generado, el capitalismo. La situación es intolerable: 3.000 millones de personas sobreviven con menos de dos euros diarios; de ellas, 1.200 millones padecen pobreza extrema (disponen de menos de un euro al día). Una gran parte son mujeres. 800 millones sufren hambre crónica, que causa la muerte, cada día, de una población similar a la del municipio de Eivissa: entre 40.000 y 50.000 personas mueren de hambre en el mundo. Taibo suelta los datos, uno tras otro, como una ametralladora. Luego, asegura que el planeta tiene recursos más que suficientes para alimentar a la población mundial.

La desigualdad y la injusticia se acrecientan: las tres mayores fortunas personales equivalen a la riqueza conjunta de los 58 países más pobres. «Sólo los más ingenuos dicen que la globalización reduce las diferencias entre ricos y pobres», sentencia Taibo después de recordar que las desigualdades de riqueza entre el 20 por ciento más favorecido y el 20 por ciento peor emplazado del planeta han pasado de una relación de 30 a 1 en 1960 a una de 80 a 1 en la actualidad. Es decir: los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más indigentes.

Política «inmoral y miope»

Ante este panorama, la política de los países ricos es «inmoral y miope», a su juicio, porque no atiende a «ese problema grave que terminará por llegar: esa quinta parte de la población no es que llamará a nuestra puerta, es que acabará por derribarla cargada de razón», asevera.

Taibo asegura que la pobreza «no es tan inencarable», y recuerda que en 1997 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) propuso gravar con un impuesto del 4 por ciento las 225 mayores fortunas personales del planeta, lo que permitiría recaudar 40.000 millones de dólares al año. Esta cantidad era suficiente, según el PNUD, para afrontar los principales problemas de agua, salud, educación y alimentación del mundo. Durante un decenio se habrían recaudado 400.000 millones de dólares, la misma cantidad que se gasta cada año en drogas. Taibo continúa enumerando los datos de la paradoja: al año se dedica un billón de dólares a publicidad, «2,5 veces lo que quería recaudar el PNUD en un decenio»; cada año EEUU destina 780.000 millones a alimentar maquinarias represivas (la cifra es de antes del 11-S, por lo que en la actualidad es muy superior, advierte el conferenciante).

«El problema del hambre se debe a la insolidaridad», aserta Taibo, que califica de «enloquecida» la política exterior de la Unión Europea, que amenaza a Hamás con retirarle las ayudas pero calla ante actos criminales de Israel, como cuando los bulldozers arrasaron el campo de refugiados de Jenin en 2002. Irán es otra muestra de esta hipocresía de EEUU y la UE: el país ha firmado todos los protocolos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, al contrario que Israel, que no ha firmado ninguno y que desarrolla un programa nuclear que le ha permitido tener varias cabezas nucleares. Sin embargo, la ira se vuelca sobre Irán, mientras Israel tiene una bula que es una preocupante fuente de desestabilización en todo el mundo islámico, desde Manila hasta Rabat.

«Están aumentando las atribuciones represivo-militares de los Estados mientras reculan las socio-educativas. Tras el 11-S se ha disparado el gasto militar en el planeta, sobre todo en EEUU», prosigue Taibo, que ironiza con la preocupación que suscita entre los neoliberales el gasto socioeducativo; sin embargo, se olvidan de la necesidad de tener déficit cero cuando se trata de aumentar el gasto en defensa.

No obstante, el profesor recuerda que los gobernantes tienen muy poco margen de maniobra: «Gigantescas corporaciones económico-financieras son las que dictan las normas del juego», declara.

Taibo alerta de los «problemas severos» que se gestan en el seno de la potencia hegemónica en todos los ámbitos (económico, político, cultural, tecnológico, militar): «Es la principal maquinaria productora de miseria: en EEUU hay 40 millones de indigentes, 50 de analfabetos funcionales, cifras que aumentarán».