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María Costa Marín Coordinadora de la unidad de mejora continua y seguridad del paciente del Área de Salud de Ibiza y Formentera

Maria Costa Marín, coordinadora de la unidad de seguridad del paciente del Ib-Salut en las Pitiusas: «Las certificaciones de calidad no son sólo una etiqueta en el hospital de Ibiza»

La nueva unidad tratará de conseguir certificaciones de calidad para, al menos un servicio clínico

Maria Costa Marín, en la entrada del Hospital Can Misses.

Maria Costa Marín, ibicenca de 43 años, es, desde hace un mes y medio, la nueva coordinadora de la Unidad de Mejora Continua y Seguridad del Paciente del Área de Salud de Ibiza y Formentera. Documentalista de formación, entró a trabajar en el área sanitaria pitiusa hace catorce años. Desde el primer momento fue una integrante muy activa de la Unidad de Seguridad del Paciente, coordinada por la jefa de la UCI, Paz Merino, de la que toma el relevo. En la recién creada unidad (que fusiona dos que ya estaban funcionando) la acompañan la enfermera Ángela Caballo y la administrativa Irina Escandell.

¿Cómo acaba una documentalista coordinando la unidad de mejora continua y seguridad del paciente?

Entiendo que me han puesto por la experiencia y para aplicar la rigurosidad de la evidencia científica en procedimientos. Creo que también porque he formado parte de la Unidad de Seguridad del Paciente desde el principio y por mi vertiente tecnológica. Pero esto son sólo mis suposiciones.

Rigurosidad de la evidencia científica... Ahora mismo una parte de la población pone en duda la ciencia.

Es cierto que cuando a través de internet y las redes tenemos un acceso sobredimensionado a la información y no todas las personas que la consumen tienen criterios y formación suficiente para saber qué es fiable y qué no. A partir de ahí se generan opiniones que no están basadas en la evidencia científica, cualquiera es experto sin saber de qué información se puede fiar o no. En el campo de la ciencia hay unas metodologías establecidas y flujos muy fijos. Se ponen en duda evidencias por desconocimiento, por falta de formación.

Unidad de mejora continua, es la primera parte del nombre de la unidad. ¿Siempre hay margen de mejora?

Sí. El Área de Salud de Ibiza y Formentera es muy grande y muy compleja, ahí está la primera dificultad, y querer hacerlo todo a lo grande es demasiado osado. La mejora continua se plantea desde unos objetivos asumibles, de pequeños proyectos y problemas que se puedan abordar. Marcarnos unos objetivos en un tiempo no excesivamente largo, evaluar la solución a esos problemas, hacer un seguimiento y pasar a otro.

"La gerencia quiere certificar un servicio clínico. Uno o más. Sólo tenemos la UCI"

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¿Tienen localizados algunos de esos puntos de mejora?

No, con el plan estratégico hay contratos de gestión que se actualizarán para trabajar con objetivos centrados en los servicios. El plan marca un camino a seguir, es una guía de objetivos trabajados de una forma multidisciplinar y que abordan toda el área. Es un punto de partida. Estos objetivos, ese camino que nos marcamos, están centrados en el paciente. Quizás los usuarios ven el área como una gran infraestructura que es difícil conocer, pero todo lo que hacemos es para los pacientes.

También engloba la antigua unidad de seguridad del paciente. ¿Seguirán con lo que ya se hacía?

Sí, cogemos el relevo de Paz Merino, que para nosotros es una referencia total. Su trayectoria, sus conocimientos... En este tiempo trabajando con ella nos hemos podido aprovechar de lo que sabe y de su metodología de trabajo, que ha funcionado. La muestra son todos los proyectos que se han llevado a cabo: Dogspital, formación para profesionales y para la ciudadanía, humanización, notificaciones para detectar posibles riesgos... Si algo funciona no hay que cambiarlo. Con el covid la actividad de la unidad se ha reducido porque los profesionales que forman parte de ella debían estar por lo asistencial.

¿Cómo se garantiza que todos estos protocolos y actuaciones sean una realidad? Al final depende de la persona con la que topes.

De ahí la necesidad de establecer protocolos y procedimientos. El objetivo es reducir al mínimo la variabilidad en la práctica clínica. Que independientemente del centro de salud al que vayas para una patología concreta te apliquen una técnica basada en la evidencia científica, no una que se haya inventado algún profesional. Si tienes este apoyo de conocimiento, tu práctica se facilita y la atención al paciente mejora. Esto lo consiguen los profesionales, no la unidad. Nosotros somos asesores, facilitadores, a través de herramientas informáticas tenemos la posibilidad de que todo el mundo lo tenga al alcance y, a partir de ahí, lo apliquen en su día a día. Los profesionales son los que están al pie del cañón.

Los profesionales han aguantado el chaparrón del covid. Han adaptado y cambiado los circuitos en muy poco tiempo"

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Pero es así, depende de la voluntad y el interés del profesional.

El interés por parte de los profesionales es como una rueda: si inviertes tiempo en documentar estos procedimientos luego te será más fácil para la formación de nuevos profesionales y, además, inviertes en tu propia seguridad. Sabes que lo que estás haciendo está bien y que otro compañero en otro centro lo hace como tú porque hay unos estándards. Aunque pueda parecer una carga de trabajo ponerlo sobre papel, al final es una mejora para uno mismo. Los protocolos clínicos son necesarios. Si una persona llega a Urgencias con una hemorragia, por ejemplo, es necesario comunicarse con diferentes servicios y establecer criterios unificados. Es importante que cuando el paciente entre por la puerta haya un circuito marcado. Más que verlo como una carga hay que verlo como algo que nos cubre y que lo mejora todo.

Entre los objetivos está mantener las certificaciones de calidad y seguridad. ¿Es más difícil conseguirlas o mantenerlas?

Es más difícil conseguirlas. Cuando la logras tienes que adaptarte a lo que marca la norma y hay una serie de mecanismos de control y seguimiento. Hay sistemas con los que vas controlando que se está haciendo de forma correcta y, si no es así, puedes notificarlo y establecer medidas correctoras. Pero para conseguir una certificación hay que preparar documentación, hacer reuniones, elaborar documentos... Es una carga de trabajo ingente. Para todo eso hay que tener una formación y potenciar que los directivos y cargos intermedios la tengan. Es mucho más costoso certificarte que hacer el seguimiento porque ya existen herramientas para esto último. Está más automatizado y protocolarizado

¿Tienen alguna certificación en marcha?

La gerencia ha hablado del deseo de certificar un servicio clínico. Uno o más de uno. Esto es una institución de salud y vemos la importancia de que no sólo los procesos de gestión y administración estén certificados. Ahora sólo tenemos la UCI, y con tres certificaciones. Lograrlas para un servicio clínico es complicado. Por su complejidad y porque requiere que los profesionales se impliquen, pero pienso que lo natural, siendo un área de salud, es que los esfuerzos vayan por ahí.

Habla de la implicación de los profesionales, pero no todos los servicios tienen la sensación de equipo de la UCI.

Son dinámicas históricas, en las que muchos factores influyen en que algo tire hacia adelante. Desde mi punto de vista, si formas a la gente y la informas de que esto mejorará sus condiciones de trabajo porque estará todo más protocolarizado y ante cualquier problema será más fácil detectar los pequeños inconvenientes que te encuentras en el día a día no debería haber problemas. Los procesos de certificación no deben buscarse sólo por la etiqueta sino para que tengan un impacto. Que todo vaya más fluido, que mejore la comunicación, que la gente vaya menos perdida, que haya mecanismos para solventar problemas de forma ágil... Es algo que en la nueva unidad tenemos muy interiorizado. Se trata de darle la vuelta y ver las certificaciones como una herramienta real de mejora, no como una etiqueta. La tendencia es a pensar que te ponen la etiqueta de la ISO 9001 y te quedas sentado en el sofá. Pero no. Esto es pico y pala.

"No todos los que consumen la información de internet tiene formación para saber si es fiable o no"

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Los protocolos y nuevas formas de funcionar a las que ha obligado el covid, ¿han ayudado a mejorar o han hecho que se dejen de lado otros ya muy establecidos?

Sinceramente, y te hablo a nivel personal, lo que ha salvado que hayan funcionado bien las cosas aquí ha sido el trabajo y la capacidad de resiliencia y adaptación del personal. Han aguantado el chaparrón. Han sido capaces, dentro de unos circuitos pensados para una atención precovid, adaptarlos o, incluso, cambiarlos. En muy poco tiempo y con poco margen de reacción. No es lo mismo hacer una prueba a un paciente con patología respiratoria antes del covid que ahora. Tampoco las visitas a los pacientes ingresados, los flujos de movimiento dentro del hospital, las consultas externas... Allí donde mires verás que se han tenido que adaptar los procesos en un momento en el que no había tiempo ni de redactar ni de nada porque fue una explosión y apremiaba reaccionar rápido. Creo que dentro de la dificultad se ha prestado un buen servicio.

En la unidad no está sola. La forman también una enfermera y una administrativa.

Sí, la parte fuerte de la administrativa. Irina Escandell, es su capacidad de trabajo, de absorber conocimientos y el manejo de las nuevas tecnologías. Es brutal. Y Ángela Caballo, la enfermera, lleva más de 20 años en el área. Ha sido supervisora en Maternidad, ha estado en Pediatría y en el hospital de día oncológico y es una persona muy involucrada en todo. Conoce muchos servicios y tiene esa visión de la enfermería tan necesaria. Son superfichajes, pero esto no sale de la nada. Sin el trabajo hecho antes en las dos unidades que se han fusionado no tendríamos nada.

Quieren crear microequipos, ¿no?

Sí, creo que vale más hacer una reunión corta, con poca gente, tratando temas concretos que les afecten, que hacer grupos grandes con objetivos demasiado generales e inasumibles. Por experiencia sabes que esto último te quita mucho tiempo y no es efectivo. Hay que tratar los temas con las personas interesadas, si no corres el riesgo de perderte.

¿Nombrarán un responsable de seguridad en cada servicio?

Sí. Nosotros podemos diseñar una estrategia más o menos general, pero es necesario tener enlaces en los servicios para, cuando surja cualquier problema o iniciativa, poder contar con ellos. Y que sean profesionales formados y con una visión de la seguridad del paciente y de la calidad. No sólo en los servicios hospitalarios sino también en la Atención Primaria. Estamos dispersos geográficamente y es necesario tener estos enlaces porque a veces es difícil que la información y las estrategias lleguen a todo el mundo y se plasmen de forma efectiva en el día a día.

Esto se hace para los pacientes, pero sin los pacientes, ¿no?

A ver... Hay mecanismos de comunicación con los usuarios, como el servicio de Atención al Paciente, que está tanto para un agradecimiento como para una reclamación. Independientemente de esto, los diferentes servicios tienen encuestas y estrategias de comunicación entre pacientes y sanitarios. En paritorio, por ejemplo, hay una comunicación muy directa con las pacientes. En la Unidad de Seguridad del Paciente desarrollábamos tareas de divulgación con niños, adolescentes y adultos. Los médicos de familia son una figura muy importante en esto, son fundamentales para captar las sensaciones y opiniones de los pacientes respecto a la sanidad. De hecho, los objetivos y caminos que nos marcamos vienen dados por estas necesidades que nos transmiten los usuarios y los profesionales.

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