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Ibiza teme que el proyecto de reforma del Museo Arqueológico "ponga en peligro la integridad de las murallas"

Realizan un nuevo estudio con georradar y nuevas catas en el baluarte de Santa Tecla para analizar si las obras de restauración previstas dañarían tanto a esa fortificación como a las murallas renacentistas del entorno del museo de Dalt Vila

Murallas situadas junto al museo a las que podrían afectar las obras. | V.M.

2022 tampoco será el año en el que el Museo Arqueológico de Dalt Vila reabra sus puertas al público. El Ayuntamiento de Ibiza y el Consell han solicitado al Ministerio de Cultura que revise el proyecto de rehabilitación de ese recinto museístico porque temen que la intervención prevista «ponga en peligro la integridad de las murallas» renacentistas. El museo ya lleva once años cerrado (desde octubre de 2020) y, tras ese nuevo retraso, va camino de sumar, como mínimo, tanto tiempo clausurado como lo estuvo el Museo de la Necrópolis de Puig des Molins.

«El Ayuntamiento de Ibiza y el Consell han solicitado que se replantee el proyecto porque corre peligro la integridad de las murallas», explica un portavoz de la institución insular. Fue una comisión del Plan de Protección y Reforma Interior (Pepri) de Vila la que en marzo de 2021 decidió tomar esa decisión tras analizar el proyecto de reforma, ratificada posteriormente en julio en la Comisión Insular de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Patrimonio Histórico Artístico (Ciotupha), detallan esas fuentes.

«El Ayuntamiento de Ibiza y el Consell han solicitado que se replantee el proyecto porque corre peligro la integridad de las murallas»

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«Hay muchas ganas -señalan desde el Consell- de que este proyecto sea una realidad, pero no a costa de poner en riesgo el patrimonio. Por esa razón se ha pedido que se replantee».

Según el Consistorio, «la empresa que lleva a cabo el proyecto ha vuelto a hacer un nuevo estudio con georradar en el ámbito del baluarte de Santa Tecla y tiene pendientes nuevas catas en el mismo entorno». El objetivo de ese nuevo estudio y de las catas es analizar de qué manera «afecta el proyecto en el entorno del Museo Arqueológico, tanto en la zona del baluarte, ya que implica el vaciado de una parte del mismo, como en las murallas».

El objetivo de ese nuevo estudio y de las catas es analizar de qué manera «afecta el proyecto en el entorno del Museo Arqueológico, tanto en la zona del baluarte, ya que implica el vaciado de una parte del mismo, como en las murallas»

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Esa es la razón, alega un portavoz de Vila, que motivó la decisión de revisar el proyecto: «Una vez se tengan las conclusiones de estas nuevas pruebas, el proyecto deberá volver a ser estudiado por los técnicos para su valoración», aseguran.

Fachada del Museo Arqueológico. Vicent Marí

Es decir, va para rato. Para años, a pesar de que los presupuestos generales del Estado para 2022 incluyan una partida específica de un millón de euros «para reemprender la rehabilitación» de ese recinto de Dalt Vila, ubicado junto a la catedral. Ese dinero apareció, negro sobre blanco, en las cuentas del actual ejercicio gracias a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que se dio cuenta de que el Estado «volvía a olvidar esa inversión». El propósito de la formación es que se active el proyecto de reforma para «hacer posible volver a abrir al público el Museo Arqueológico tan pronto como se pueda». Pero visto este nuevo aplazamiento, va para largo.

El museo «chorreaba» en 2011, dijo el entonces director de esa colección, Jordi Fernández

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El Museo Arqueológico lleva cerrado desde el año 2010, tras ser detectadas filtraciones que ponían en riesgo la estabilidad del edificio. El museo «chorreaba», dijo el entonces director de esa colección, Jordi Fernández: «Hay tanta agua que parece que la tiraran a cubos», describió. En abril de aquel año, y tras detectar graves problemas estructurales cuando fueron a ‘secarlo’, se empezó a ‘coser’, literalmente, con varillas de acero del grosor de una moneda de euro (introducidas con una gigantesca taladradora con la que se atravesaba de lado a lado la estructura del edificio) para sujetarlo antes de que se desmoronara. «Ya hacía algún tiempo que habíamos visto unas fisuras en las esquinas, por lo que colocamos unos testigos de yeso para comprobar cómo evolucionaban. Y ahora se ha visto que [esas grietas] estaban vivas», señaló Fernández.

Hinchado, reventado

Trasladaron todas las piezas, salvo las más pesadas, pero no pudieron mover las vitrinas, que con el agua «se hincharon», como las puertas. También «se fue a hacer puñetas», en palabras de Fernández, la instalación de la electricidad: se la cargó el ‘cosido’ del edificio. Lo reventó.

Los presupuestos generales del Estado incluyen ahora un millón, pero sólo para empezar. En 2016 la cifra ya se elevaba a tres millones de euros. A casi cuatro en 2019.

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En 2013, el Ministerio de Cultura preparaba el proyecto de rehabilitación del Museo de Dalt Vila, que elaboraba el arquitecto Luis Arranz, funcionario perteneciente a la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de la Secretaría de Estado de Cultura. El proyecto se centraba en solucionar los problemas de accesibilidad del angosto edificio, algo difícil de arreglar. Y costoso. «Una actuación así no saldrá barata», advirtió Arranz. Hasta entonces se habían calculado 300.000 euros para volver a abrir sus puertas, pero el arquitecto preveía que costaría más de millón y medio. Volvió a quedarse corto. Los presupuestos generales del Estado incluyen ahora un millón, pero sólo para empezar. En 2016 la cifra ya se elevaba a tres millones de euros. A casi cuatro en 2019.

También se quedaron cortos en las previsiones de la fecha de reapertura: el Ministerio de Cultura anunció a comienzos de 2014, tras recibir el proyecto básico de manos de Arranz, reabrirlo en el primer semestre de 2017.

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