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Otros 25 okupas abandonan el Club Punta Arabí en la última jornada

Los vecinos de es Canar temen que el bosque de Cala Nova vuelva a llenarse de caravanas tras el desalojo de las instalaciones

Imagen del interior del Club Punta Arabí del pasado jueves. | VICENT MARÍ

Los abandonos de bungalows okupados en el Club Punta Arabí siguen aumentando de manera progresiva y, desde la noche del sábado a la mañana de ayer, el control de acceso en la entrada principal ha registrado la salida de unas 25 personas con sus enseres. Por otra parte, algunos de los vecinos de es Canar ayer mostraban su temor a que vuelva a llenarse de caravanas y tiendas de campaña el bosque de Cala Nova, de donde aseguran que procede gran parte de la gente que se ha instalado en el complejo hotelero en los últimos meses.

Precisamente, un grupo de residentes que se concentraba en la entrada del Club Punta Arabí tuvo un encontronazo verbal en la tarde del sábado con un grupo de apoyo a los okupas. «Los nervios están muy calientes. Parece que es Canar se ha convertido en una paraíso para esta gente y la verdad es que a veces tenemos miedo por nuestra hija cuando paseamos por aquí [la avenida Punta Arabí]», comentaba una pareja que paseaba con sus dos perros al mediodía.

«El año pasado esto se llenó de caravanas, pero como en verano se les prohibió aparcar por estas calles, se instalaron casi todos por los alrededores y en el bosque de Cala Nova», explicaron. En esa zona forestal ya vivían antes «trabajadores que no podían pagarse un piso, que no es el mismo caso que muchos que llegaron después».

"Empezó a correr la voz de que el Club Punta Arabí estaba sin vigilancia y se produjo un traslado masivo desde Cala Nova"

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Según recordaba esta familia, que prefiere guardar el anonimato porque conocen a algunos de los okupas, empezó a correr la voz de que el Club Punta Arabí estaba sin vigilancia y se produjo un traslado masivo desde Cala Nova. Ayer, desde las 11 de la mañana a la una del mediodía, se pudo comprobar la salida del complejo hotelero de tres furgonetas cargadas de pertenencias, dos de ellas con una pareja a bordo y la otra con una sola persona.

Vallas rotas para entrar

El responsable del dispositivo en estas últimas jornadas, Aitor Ferrer, de la empresa Hispaval, aseguró que es imposible conocer a ciencia cierta el número de personas que ya han abandonado el lugar o las que siguen instaladas allí, aunque se percibe que su número se ha reducido drásticamente. La amplia superficie de las instalaciones, con casas dispersas rodeadas de pinos, además de que hay okupas que no tratan con el grupo central más movilizado.

«Sabemos, por algunos de los okupas, de que hay gente en busca y captura"

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Además de las personas de las que queda constancia de su salida en la entrada principal, otras habrían saltado por las vallas que cierran el complejo. «Sabemos, por algunos de los okupas, de que hay gente en busca y captura por la justicia que evita salir por aquí [el control de acceso] para evitar que les identifiquen», alertó.

Por ello, en las últimas jornadas, los vigilantes también se han dedicado «a cerrar todas las vallas que han roto y haciendo más rondas por dentro». En estos momentos, el control de acceso en Punta Arabí está formado por diez personas y un perro pastor alemán en cada uno de los dos turnos diarios.

Ferrer también aseguró que en la última jornada se sorprendió a dos personas desmantelando cables de cobre de la zona del escenario, «que escaparon saltando la valla», además de que los vigilantes «han encontrado cuchillos, palos, piquetas y ácido sulfúrico escondidos estratégicamente».

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