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Economía

Black Friday: descafeinado y con listas de espera por la limitación de ‘stocks’ en Ibiza

Los comerciantes pitiusos no aplicarán suculentos descuentos a todos los productos por temor a quedarse sin material de cara a la inminente campaña navideña, pues persisten los graves problemas de abastecimiento de los artículos procedentes de Asia

Un comercio de la isla anuncia el Black Friday. | J.A.RIERA

El Black Friday de este año pasará a la historia por la escasez de productos puestos a la venta, porque no todos tendrán jugosos descuentos y porque quien se ponga exquisito y se obceque con un determinado objeto lo más probable es que tenga que apuntarse a una lista de espera. Y aguardar a que llegue. Puede esperar sentado. «En vez de ser un Black Friday en el que es el empresario el que pone el dinero por adelantado, tendrá que ser el cliente el que pague un anticipo y deba aguardar varios días hasta que tengamos el pedido en la tienda... si hay stock, claro», comenta Gustavo Peñalba, presidente de la asociación de Electrodomésticos de la Pimeef.

Peñalba pone el ejemplo de una conocida marca de televisores (y de otros enseres eléctricos) coreana, que hasta 2020 «no ponía limitaciones en el stock, pero que este año ha establecido cantidades concretas para cada uno de sus modelos». Puede servir hasta un determinado número. Y punto. Si se acaban, se siente, no hay más.

Las suculentas rebajas de otros Black Friday quedarán este año reducidas a la mínima expresión y a determinados utensilios, avisa. Entre otras razones porque los comerciantes tienen que pensar en la campaña navideña. Sería de tontos, arguye Peñalba, vender ahora lavadoras, teles o aspiradoras robóticas con un 30% de descuento, que les llegan con cuentagotas, y no poder ofrecer esos electrodomésticos en las próximas fiestas. Porque la reposición funciona a pedales, dado que «las principales marcas están en cuadro». «Y si no hay stock, no puedo vender el poco que tengo ahora y quedarme sin nada para Navidad», advierte. Sería poco menos que un suicidio comercial.

El desconsuelo de las consolas

No sólo afecta a los comercios pequeños: «Hasta Amazon está sufriendo», afirma. Ha detectado que las web están usando un truco ante esta insólita escasez: admiten instantáneamente adquisiciones de productos, aunque al cabo de un par de días avisan al comprador de que no le puede garantizar la entrega en el plazo convenido inicialmente. Pero el lazo ya está echado.

En la tienda de Peñalba, por ejemplo, «no quedan consolas». Ni las espera. Sony ya le ha dicho que se olvide de las Play Station 5, esas por las que en una tienda vecina hay una lista de espera de 200 clientes. «Lo que hay es un mercado negro de esos aparatos», avisa. Pero también escasean las lavadoras, las ‘rumbas’ y todos los aparatos que contienen un microchip.

De ahí que las ofertas de este Black Friday se vayan a limitar «a artículos de franquicia», que las grandes marcas ya han limitado en número (y modelos) al comerciante, «y a artículos propios» de los que el tendero quiera desprenderse para vaciar su almacén: «No todo se va a dedicar al Black Friday este año».

Hay realmente escasez de todo lo que depende de Asia». E «incertidumbre», pues no saben «cuándo se podrán tener en las tiendas esas cosas»

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José Javier Marí Noguera, presidente de la asociación de comercios al detall de la Pimeef, admite que el Black Friday ayudó en los últimos años «a que el mes de noviembre fuera normal, no malo, como era costumbre. Pero esta vez, debido a la coyuntura, a los problemas de desabastecimiento, se está notando bastante la carencia en algunos sectores. Hay realmente escasez de todo lo que depende de Asia». E «incertidumbre», pues no saben «cuándo se podrán tener en las tiendas esas cosas».

Según Marí, ese desabastecimiento, consecuencia de «las fábricas asiáticas cerradas, los problemas de suministro y los contenedores que no llegan con la rapidez de antaño», afecta a los juguetes, a los objetos tecnológicos, al calzado, al textil… «En todos esos casos se están retrasando bastante las entregas. Las tiendas no tienen suficiente oferta para hacer frente, de una manera normal, a este Black Friday», confiesa.

Pero ojo, las tiendas no tienen los estantes vacíos. Lo que sí sucede es que escasean los productos que «demanda específicamente el cliente». «Seguro -indica- que los que más rotación tienen serán los que menos presencia tengan estos días en los comercios, pues son de los que menos stock hay», según Marí. Sabe que «en el sector tecnológico hay muchos encargos sin entregar y muchas listas de espera», pero no es el único sector con existencias limitadas: «Mi tienda es de deportes, material que en su mayoría es fabricado en Asia, por lo que tenemos bastantes problemas de suministro. Hay un goteo de artículos que van entrando, pero nada que ver con las previsiones».

Menor oferta, precios más altos

No elabora, en su caso, listas de espera: «Si no hay algo de una marca, intentamos derivar al cliente a otra. Pero estamos como muchos otros comerciantes: perdemos ventas porque no hay suficiente material».

Tampoco cree que la distribución «se normalice en los meses próximos, dado lo que cuentan los proveedores. Se irá normalizando, pero no para este Black Friday», advierte. Para este prevé que una de las situaciones que más se darán es la del cliente que acude a una tienda, comprueba que no está lo que busca y acaba apuntándose a una lista de espera. Este año, el consumidor deberá tener paciencia y esperar, o conformarse con otra marca.

Marí avisa de que esa merma de artículos «puede derivar en un incremento de los precios», propia de cuando la demanda supera la oferta: «Ese es el miedo que tenemos».

Y coincide con Peñalba en que «seguro que se ofrecen con mayores descuentos aquellos productos que menos salida tienen». Eso sí, Marí cree que «la mayoría intentará participar porque si no se está en esta campaña se pierde la fidelización de los clientes». Aconseja, no obstante, a los empresarios que no se vuelvan locos: «El pequeño comercio tiene que hilar muy fino en el Black Friday para que le salgan las cuentas. Manejamos unos márgenes muy pequeños».

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