De la «calma chicha» de 2020 como consecuencia del confinamiento al que nos sometió la pandemia, se ha vuelto a la cruda realidad. Los datos que ofreció ayer Tonyi Ferrer, directora de la Oficina de la Dona, sobre el número de víctimas de violencia de género atendidas en lo que va de 2021 demuestra que el leve descenso producido el pasado año «no era normal»: de 474 casos registrados en 2020, 16 menos que en 2019, se ha pasado este a 556, un incremento del 17,3% que asciende al 33,3% si se compara con los 417 casos de 2018.
Aquella calma (artificial) producida durante el confinamiento acabó en cuanto regresó la ‘normalidad’, cuando las mujeres pudieron salir de nuevo de sus domicilios: «Ya pensamos que habría ese incremento», reconoce Ferrer, que considera que a los casos propios de 2021 se han sumado los que el covid ‘ocultó’ en 2020, cuando, debido a la reclusión domiciliaria, ellas permanecieron «más tiempo con su maltratadores», de manera que se relacionaban menos con otras personas. Es decir, «se daban menos situaciones que pudieran hacer saltar» a sus potenciales agresores porque «las tenían más controladas». Algunas maltratadas llegan a recordar aquella época, la más oscura de la pandemia, como «una luna de miel» con sus maltratadores «porque no se daban situaciones graves de conflicto». Pero en cuanto dejaron de controlarlas (porque pudieron relacionarse de nuevo, en el trabajo o con su entorno social o familiar) se reprodujeron las agresiones. Y la miel se convirtió en hiel.
La tendencia vuelve a ser a «crecer», lamentaron Ferrer y la consellera ibicenca de Bienestar Social, Carolina Escandell. «Es triste. Nos alejamos del objetivo de que el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer [que se celebra el jueves 25 de noviembre] sea alguna vez una jornada de celebración porque al fin se haya erradicado esa lacra», según Escandell.
De los 556 casos, 510 corresponden al programa de atención de mujeres víctimas de la violencia de género, 69 más que en 2020, lo que supone un incremento del 15,6%. El resto, 46, pertenecen al programa de atención psicológica para niños, que ha subido un 119% (más que doblado) en un año. Y del total de casos, 64 participaron en el programa de alojamiento en viviendas de acogida, dos más que en 2020.
Hay una tendencia, según Ferrer, a denunciar «más pronto que antes; las mujeres aguantan menos, reconocen antes que están viviendo una situación de violencia»
En 240 casos, la víctima sufrió maltrato psíquico y físico (234 en 2020), mientras que 175 fueron agredidas psicológicamente, lo que supone un incremento de casi el 51%. Donde se ha registrado un crecimiento porcentual más notorio ha sido en el maltrato físico, psicológico y sexual (en el seno de la pareja), donde contabilizaron 72 casos, un 67,4% más que hace un año. Tonyi Ferrer señala al respecto que ese aumento es debido «al trabajo de sensibilización» que se lleva a cabo, lo que permite a las víctimas identificar ese tipo de violencia. Hubo, además, 23 asuntos relacionados con agresiones sexuales y tres de tráfico de mujeres.
Hay una tendencia, según Ferrer, a denunciar «más pronto que antes; las mujeres aguantan menos, reconocen antes que están viviendo una situación de violencia». De ahí que 111 padecieran la violencia menos de un año, 159 entre uno y tres años, y 85 entre tres y cinco. Pero 145 lo aguantaron más de un lustro, una cifra algo superior a la de 2019 (137).
72 casos de maltrato físico, psicológico y sexual
En lo que va de 2021, la Oficina de la Dona atendió 72 casos de maltrato físico, psicológico y sexual, 29 más que los registrados en el año 2020. Su cantidad aumenta significativamente cada año.
