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Pandemia

Restauración de Ibiza: contra el pasaporte covid aunque admite que «sería peor cerrar»

El sector de bares y restaurantes advierte de que ni disponen de aparatos «que controlen que lo que enseña el cliente es verdadero o es una copia, ni es función del restaurador controlar los accesos de nadie», y se queja de que no se proponga lo mismo para cines o supermercados

Dos mujeres caminan por el West el pasado mes de julio. | VICENT MARÍ

El coid vuelve a extenderse por toda Europa con una incidencia incluso superior a la de pasadas olas: en los últimos días, Francia ha pasado de los 20.000 casos diarios; Alemania llegó ayer a 39.000 (el miércoles casi a 61.000); Reino Unido, a 38.000; Polonia a 25.000; Países Bajos a 23.500, Bélgica a 18.000... Y paralelamente, casi todos esos estados han empezado a tomar medidas (quizás demasiado tarde) para intentar controlar esta sexta ola, como confinamientos específicos para quienes no estén vacunados (en Austria, donde su canciller admite que tienen un nivel «vergonzosamente bajo», es del 65%), o la obligación de estar vacunado o presentar una PCR para acudir a trabajar o subirse a un transporte público (en Alemania). En España, y más concretamente en esta Comunitat Autònoma, ya se plantea abiertamente que no se pueda entrar en un bar o restaurante sin estar vacunado o demostrar mediante una prueba que se está libre del coronavirus.

El sector contempla esa posibilidad con preocupación, aunque también es consciente de que «es mejor el remedio [exigir el certificado covid] que la enfermedad [que de nuevo se cierre la restauración a cal y canto]», tal como opina Verónica Juan, presidenta de la asociación de bares, restaurantes y cafeterías de la Pimeef: «Todo lo que sea evitar una situación como la que ya vivimos hace un año es un mal menor. No hay que olvidar la ruina que supuso para muchísimos compañeros. Los contagios suben en toda Europa y la vacunación se supone que es nuestro caballo de batalla y parece que está funcionando». Juan recalca que para el propietario de un local «no es agradable tener que hacer de inspector, pero no quedará otra si de esa manera se garantiza la actividad y no nos encontramos de nuevo en la situación del año pasado, cuando estaba todo el sector cerrado».

Plácet condicionado

No es plato de buen gusto, pero además, advierte, «es un trabajo añadido». Y su plácet está condicionado: «Siempre y cuando no se nos haga a nosotros responsables de quienes infrinjan leyes sanitarias». A la presidenta de la restauración pitiusa no le «sorprendería que se adoptara esa medida, pues desde hace meses ya está instalada en otros países, como Italia y Alemania. Si allí no tienes certificado covid no entras a cenar».

Desde la Asociación de Bares y Restaurantes de Ibiza (ABRE), que forma parte de la Federación Empresarial balear de Restauración, son más contundentes: «Estamos en contra totalmente. Nuestro sector vuelve a ser el perjudicado. Que pidan el certificado covid en cines, comercios, supermercados... No podemos estar otra vez en el punto de mira», arguye Joan Roig, vicepresidente de ABRE, haciendo suyas las reivindicaciones oficiales de la federación. «Ni se dispone de aparatos -añade- que controlen que lo que te enseña el cliente es verdadero o es una copia, ni es función del restaurador controlar los accesos de nadie, por lo que no tiene autoridad para exigir identificación y prueba de nada. Aprobar la legislación y poner límites es una función del Govern, no del restaurador».

«Lo veo -comenta- relativamente inevitable, aunque hay oposición en el sector, más que nada porque es un incordio tener que empezar a controlar a los clientes. Pero más grave es estar cerrado. Sería, en todo caso, un mal menor"

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«Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar». José Antonio Roselló, vicepresidente de la CAEB, echa mano del refranero para avisar de lo que, a su juicio, es casi irremediable y que no ha sido ya puesto en marcha por el Govern por tratarse de «una situación compleja», que es como la consellera balear de Salud, Patricia Gómez, se refiere a la necesidad de que la obligación de presentar el pasaporte covid cuente con el aval del TSJB. «Es posible que acabe llegando. Tenemos en estos momentos la posibilidad de no hacerlo todavía porque en número de casos [7.000 en España] vamos por debajo». Pero admite que en este asunto es «fatalista». Lo que otros países, como Italia y Alemania, decidieron hacer hace meses, «parece que se convertirá en tendencia». «Lo veo -comenta- relativamente inevitable, aunque hay oposición en el sector, más que nada porque es un incordio tener que empezar a controlar a los clientes. Pero más grave es estar cerrado. Sería, en todo caso, un mal menor».

¿Por qué es un incordio? «Un restaurante con público sólo a determinadas horas, quizás se lo pueda permitir. Pero para un bar con entrada y salida constante supone un problema bastante grande controlar los accesos». Lo que hay que intentar es «evitar llegar a esa situación», indica, «procurar no alcanzar una incidencia muy grande. Pero ojo, si eso se impone en Europa acabará extendiéndose hasta aquí».

«Nosotros lo pedimos voluntariamente desde el minuto uno», recuerda José Luis Benítez, gerente de Ocio de Ibiza, patronal de discotecas: «Y eso es lo que tenemos que seguir haciendo. Es imprescindible. Seguimos exigiendo que se pida el certificado covid a la entrada, entre otras razones porque aquí la gente se ha relajado un poco».

Difícil aplicación

Cree, no obstante, que su aplicación sería difícil en la restauración: «Sería muy complicado. ¿Cada bar tendrá que contratar a alguien para controlar lo accesos en un sector donde los márgenes son muy pequeños?». Si el control ya fue difícil o inexistente en algunas de las discotecas que abrieron en octubre, su aplicación rigurosa en los bares se antoja misión casi imposible.

Aun así, Benítez considera que presentar el certificado covid daría «tranquilidad» a todos, clientes, Administración y empresarios: «Debería entrar en nuestras vidas como algo normal, entre otras cosas porque es bueno para toda la sociedad». Y para convencer a toda la población, sin excepción, de que debe vacunarse.

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