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Cristina de Middle Fotógrafa

Cristina de Middel, fotógrafa de la agencia Magnum: «Doy mi opinión sobre el mundo según lo veo a través de la fotografía»

Desde sus comienzos como fotógrafa en Diario de Ibiza hasta su entrada en la agencia Magnum ha experimentado con la imagen desde todos los ángulos manteniendo su independencia tras la cámara en distintos lugares del mundo

La fotógrafa de la agencia Magnum Cristina de Middel. Aisha Bonet

Cristina de Middel (Alicante, 1975) es una cotizada fotógrafa y editora gráfica de fama internacional que forma parte de la famosa agencia de fotografía Magnum.

¿Cómo ha visto la evolución de las islas desde sus comienzos hasta ahora, en que vuelve como estrella de la fotografía?

Ibiza sigue estando preciosa porque eso no lo puede cambiar nadie. Sin embargo, parece que ha cogido un ritmo más tranquilo y selecto, quizás haya menos gente y menos ruido, aunque es verdad que las islas cambian mucho de invierno a verano y suelo venir en invierno. Conozco menos Formentera porque no me daba tiempo a venir. En general en las Pitiusas hay ahora más carreteras y más anchas. (Ríe)

Portada del libro 'Afronautas'. Cristina de Middle

¿Cómo surgió su participación en la última edición de la muestra Formentera Fotográfica 2021?

Francesc Fàbregas me contactó hace unos años, pero como no vivo en Europa las fechas no cuadraban. Antes de la pandemia me dijo los días y lo pude arreglar. Solo me quedé 24 horas, pero por lo menos cumplí mi palabra y además estoy muy contenta de haber podido participar.

Vive a caballo entre Brasil y México y ha adaptado tanto su trabajo como su vida allí. ¿Le gusta vivir fuera de Europa?

A mí no me gusta mucho la rutina y que se repitan las cosas. En Europa está todo más ordenado y establecido y es algo que me angustia. Desde 2013 vivo entre Brasil y México, en estos momentos de mi vida el cuerpo me pide caos y sorpresa cada día. Antes vivía en Londres, un lugar tan organizado que me daban ganas de llorar.

Una de las imágenes icónicas de la fotógrafa. Cristina de Middle

¿Tiene que ver con su carácter, con esa independecia, su manera de ver la fotografía?

Sí, porque al final mi trabajo es el resultado de mi vida y mi vida es el resultado de mi trabajo. Pero tiene que ver también con evitar aburrirme. Esa distancia me va muy bien para mi trabajo. Sentir que no pertenezco a un lugar y verlo desde fuera me hace ser libre para opinar . Si trabajase en España tendría otra manera de hacer mi obra porque tendría una opinión más fuerte y más directa. Como trabajo y vivo fuera soy como un turista que me meto... pero salgo.

¿Desde sus inicios en Diario de Ibiza hasta su incorporación a Magnum, con qué momento de su carrera se queda?

En el momento en el que estoy. Conseguí vivir de la fotografía, empecé haciendo reportajes de bodas, vendiendo alguna foto aquí y allá, luego hice fotoperiodismo, que me encanta, a la postre se convirtió en un trabajo más personal y ahora estoy empezando a vivir bien de la fotografía que me gusta y creo que es la última fase. Siempre voy avanzando hacia donde me siento más cómoda.

¿Se considera fotoperiodista, documentalista o fotógrafa?

Encajo en todas las etiquetas porque me gusta hacer de todo. Si me proponen hacer una boda y me interesa no digo que no. Doy mi opinión sobre el mundo según lo veo a través de la fotografía.

El fotógrafo actual tiene que ser como la divinidad hindú Shiva con muchas manos para abarcarlo todo.

Sí. Si no hubiese sido fotoperiodista y aprendido cómo se responde a la realidad y se registra, no podría ahora mismo dar un paso más y reflexionar sobre eso. Cuándo empecé en Diario de Ibiza sabía muy poco, mis años de fotoperiodista han influido, vendía fotos que eran muy mejorables, pero aprendí a base de los errores porque aprendes mucho equivocándote.

Tiene un gran recorrido, con 14 libros publicados, algunos de los cuales se han agotado y no son reeditables. ¿Cómo lo valora?

Soy demasiado documental para ser artista y demasiado artista para hacer documental, me quedo un poco en el centro y la única manera que he encontrado para seguir compartiendo lo que hago es publicar mis libros.

Una de las imágenes icónicas de Cristina de Middel. Cristina de Middel

¿Dónde le pilló la pandemia?

En Itacaré, Brasil, donde vivo. Fue como la suerte de mi vida, dentro del miedo por lo que estaba pasando y podía pasar en Europa, estaba en un paraíso y sintiéndome casi culpable de estar tan bien, pero a mí me tocó en mi casa, en la selva. Como estaba todo cerrado, pusieron una barricada y no se podía entrar ni salir, pero la jaula en la que estábamos eran playas vírgenes, selva, paz absoluta e Internet. No se puede pedir nada más.

Mucha gente opina que la pandemia le ha cambiado la vida, ¿también a usted?

En mi trabajo no me ha afectado, en mi vida sí porque llevaba un ritmo muy frenético y estos nueve meses parada en casa me han hecho replantearme qué es lo que quiero y es precisamente volver a quedarme en casa todo lo que pueda.

¿Ha cambiado mucho su trabajo y los encargos desde que trabaja para la agencia Magnum?

Mucho, porque lo que hago es muy experimental. Es muy difícil saber si es verdad o mentira y eso, para clientes y profesionales de la fotografía, es muy arriesgado. Tener una agencia como Magnum respaldándote ayuda. Confían en mí, tengo más encargos, sigo haciendo mis cosas, pero gracias al trabajo que me encargan puedo producir mis propios proyectos de forma independiente.

Una de las imágenes icónicas de la fotógrafa. Cristina de Middel

¿En la agencia Magnum existen limites o fronteras creativas?

No hay fronteras ni obligaciones y cada uno trabaja a su bola. Es una agencia que no tiene un dogma al que hay que agarrarse, aunque algunos piensan que sí. Es una cooperativa formada por fotógrafos apasionados por la fotografía que tienen una misión: ayudar a comprender el mundo a través de la imagen. La fotografía se ha desarrollado mucho, antes era puro documento y ahora hay muchas más puertas abiertas, es un archipiélago en el que nos juntamos y aportamos. La agencia nació con dos figuras relevantes como fundadores , una muy documental como era Robert Capa y otra puramente artística como Henri Carter-Benson, por lo que desde su inicio había dos familias. Lo que estamos intentando los nuevos es difuminar un poco esa diferencia porque la fotografía digital al final también es fotografía.

¿A dónde nos lleva el futuro de la imagen con las posibilidades que ofrece el móvil, la digitalización y la realidad virtual?

La parte más esperanzadora es que cada vez más gente habla el lenguaje fotográfico y eso es mejor para la fotografía. De hecho, nos podemos comunicar prácticamente con imágenes y las redes sociales así lo demuestran. Por otro lado se ha creado un mundo digital paralelo del cual es muy difícil abstraerse y desconectarse. Lo mismo que le está pasando a la fotografía, que se está desconectando de la realidad, nos puede pasar a nosotros y creernos que realmente la cara que tenemos es la del filtro, pero para eso es importante que haya educación visual y reflexión y sobre todo una mirada crítica hacia la fotografía.

¿Qué papel juega la realidad virtual en todo esto?

Observando lo que pasa con los gamers y demás, vemos que la siguiente generación es nativa digital y tiene totalmente normalizado tener un mundo paralelo virtual con avatares, algo que nosotros no podemos entender. Es algo que está ahí y tenemos que trabajar bien, ser muy críticos y marcar unos límites muy estrictos. Una persona que cree que comprándose un avatar va a ser él o comprando una textura para su perrito va a tener realmente un perrito, no va a ser consciente de las consecuencias de no saber diferenciar entre la realidad y lo virtual. No puedes conectar y desconectar como tú quieras.

¿Tiene idea de cuál es el secreto de su éxito?

El secreto está en saber renacer. He tenido la suerte de que las cosas al principio no salieron como quería. He estado un par de veces destruida y deconstruida, pero he tenido la fuerza y la voluntad para salir de ahí. Quizá mi secreto sea la constancia. ¿El ojo del fotógrafo cambia mucho con la edad?Sí porque te aburres y cuándo has hecho una foto de algo ya no la vuelves a hacer. Al final es una observación y no me llama la atención volver a observar una y otra vez lo mismo; como me aburro con facilidad prefiero cambiar. Pero cada uno es distinto, a algunos le gusta más reflexionar sobre la imagen.

¿Su fotografía favorita?

Es la de un señor que lleva un disfraz de tortuga que hice en Bening, me quisieron hacer creer que era un espíritu africano y luego resultó ser un disfraz.

¿Cuénteme sus sueños?

Mi sueño es tener una casa y trabajar desde allí con tranquilidad, seguir publicando libros y encontrar un equilibrio entre mi trabajo y mi vida personal.

¿Tiene proyectos inmediatos en mente?

Estoy trabajando en un proyecto que se llama ‘Viaje al centro de la tierra’, también en un libro que estoy preparando con mi marido de fotos en la selva y de los bichos que se mueven por ahí. Tengo además, algunos encargos, como el centenario de Maria Callas, una obra en el Liceu de Barcelona. Y también una inauguración en el Museo de la Universidad de Navarra que se llama ‘Seudología fantástica’ y que es una retrospectiva con cinco proyectos distintos.

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