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Malabares: El arte de agarrar lo que se cae

Los miembros de la compañía El Fedito ofrecieron un taller de iniciación a los malabares. Hoy a las 19 horas representan el espectáculo ‘Oyun’ en el Palacio de Congresos de Ibiza

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Taller de malabares en el Palacio de Congresos J.A.Riera

Juego con una pelota con los niños en corro. J.A.Riera

El ejercicio con globos fue el más divertido. J.A.Riera

Si algo tiene la gravedad es que es tozuda. Si lanzas algo al aire, este objeto, inevitablemente, caerá al suelo. Mantener un cuerpo en movimiento perpetuo sin que toque el suelo tiene algo de lucha contra el destino, de obstinación fatal, de batalla perdida. Pero intentarlo y, a veces, lograrlo, puede convertirse en un juego y ser divertido, además de afinar la coordinación, los reflejos y la velocidad del cuerpo y de la mente.

En esto consisten los malabares. Hoy, a las 19 horas, la compañía El Fedito ofrecerá en el Palacio de Congresos, en Santa Eulària, el espectáculo ‘Oyun’, en el que se fusiona el circo con el teatro, la poesía visual y la música, y que ha obtenido el premio Sois Cultura 2019 en la categoría Nuevos Creadores. Un día antes, ayer sábado, dos de los miembros de la compañía, Federico Menini y Carla Fontes, impartieron dos talleres gratuitos de malabares -uno destinado a niños, otros para adolescentes y adultos- para introducir a los neófitos en el arte de mover objetos por el aire.

Sin pensar

«Yo antes era patoso. Aprendí esto practicando», explica Fenini antes del taller, y avanza que la idea es aprender nociones básicas e iniciarse en los juegos malabares. El propósito es abrir una puerta a este arte y dar herramientas para quien se anime a continuar practicando: «Los malabares los puedes hacer fácil en casa con limones o con cualquier objeto que se tenga a mano», dice Fenini, y recomienda «hacerlo sentado en la cama, porque así no hay que agacharse continuamente a recoger lo que se cae».

Este artista argentino empezó tarde en el mundo de los malabares, a los quince años, pero con práctica adquirió los conocimientos que le han permitido profesionalizarse: «Lo importante es lograr que el movimiento te salga de manera automática. No tener que pensar. Cuando aprendí, yo estaba todo el día moviendo tres pelotas en el aire, lo hacía mientras leía o mirando la tele. Al final sale solo».

Secretos para niños y adultos

En el taller infantil, que imparte Carla Fontes, participan diez niños. La profesora los coloca en círculo y les entrega una pequeña pelota a cada uno. El primer ejercicio es el más sencillo: lanzar la bola al aire y agarrarla, nada más, pero aquí llega la primera lección: «En malabares la pelota se lanza moviendo el brazo de abajo hacia arriba».

Luego hay que repetir el ejercicio pero palmeando las manos antes de atrapar la pelota. Después hay que lanzársela a un compañero mientras dicen sus nombres. Este ejercicio se realiza con tres pelotas moviéndose a la vez entre el corro. Algunos se despistan, las bolas se entrechocan en el aire. Hay risas.

En el grupo de adultos, que cuenta con ocho participantes, el ambiente también es festivo. Tras unos pequeños ejercicios de calentamiento, toca la primera dificultad: lanzar la bola al aire y moverse en el círculo de manera que atrapes la pelota de tu compañero de al lado. Al primer intento, todas las pelotas caen al suelo excepto una. Risas generales. Al segundo, ya sale mejor.

La mayoría de los adultos asistentes son los padres de los niños que se han apuntado al taller infantil. «Con mis hijas nos gusta ir a todos los espectáculos de teatro infantil y circo. Cuando me enteré de que también había el taller, no lo dudamos», explica Yolanda Torres, una de las madres que participan en el taller.

Tras los ejercicios con una pelota, ahora hay que hacerlo con dos: tirar una, la otra, recogerlas y lanzarlas de manera que siempre estén en movimiento. Menini cuenta el secreto: «Si la lanzas alto, tienes más tiempo, y la segunda bola hay que tirarla cuando la primera empieza a caer».

Después llegan los juegos con las anillas y las mazas, y aquí también hay truco: «No hay que darle el giro con la muñeca, si no con el brazo». Y las mazas y las personas entrechocan y caen, y los participantes ríen y, durante unos instantes, experimentan el gozo de recuperar a su niño interior.

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