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Ocio

Música para estirar la temporada en Ibiza

Cala de Bou acoge una nueva edición del Rock Express, una cita ‘gastrorrockera’ destinada a los últimos turistas y a los clientes locales

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Fiestas de Cala de Bou 2021 J.A. Riera

La fórmula ‘rock más tapeo a buen precio’ sigue teniendo éxito, más en esta época. La mayoría de los responsables de los 13 negocios que participaron ayer en la segunda edición del Rock Express (que combina actuaciones musicales con la oferta de pinchos+bebida a sólo 2,5 euros) se mostraban encantados con esta iniciativa, cuyo propósito es estirar la temporada atrayendo tanto a los turistas (los pocos que ya quedan) como a los vecinos del barrio (y de otras zonas de la isla, claro).

No es fácil conseguir ese propósito, sobre todo a estas alturas del año, cuando muchos hoteles están en modo retirada o ya han bajado definitivamente las persianas... los que las hayan subido. Porque en el universo de Cala de Bou abundan los agujeros negros, zonas desérticas y sin señales de vida donde la crisis se ha tragado decenas de negocios. No hay vida siquiera en la oficina de turismo del barrio, cerrada a cal y canto pese al notable evento del día.

Diana Mihalcea, al frente del bar Tapeo, agradece el movimiento que genera el Rock Express. Lo necesita donde regenta su negocio, pues dice que en las proximidades ya sólo queda un hotel abierto: «Este año, muchos han cerrado demasiado pronto», se queja. Cerca, Samuel Herraiz, del Royal Park Vintage, está encantado. Recuerda el éxito que tuvo la edición de 2019: «Trabajamos muy bien y hubo muy buen ambiente». Y ayer no le iba mal: desde primeras horas de la mañana ya tenía 50 reservas para comer, algo que ya hubiera querido hace una semana. «Hoy llenamos», vaticinaba a mediodía. Para despedir el año, qué mejor que esa experiencia: cierra dentro de una semana porque «ya se nota el bajón de turistas» en una temporada en la que, confiesa, los holandeses y los suizos han sido esenciales para superar la crisis en esas latitudes de Ibiza.

Raquel Ruiz, propietaria del Can Toni Café (junto a la playa de es Pouet), cree que el Rock Express ayuda, sobre todo, a que los residentes conozcan sus negocios. En su caso es especialmente importante este año porque, por primera vez, intentará abrir todo el invierno. «Da vida a estas alturas de octubre», señala Eleonora, camarera de Pizzaman, cuando se le pregunta sobre esta iniciativa gastrorrockera. Coincide con Ruiz en que atrae tanto a locales como a turistas.

A Hernán Villena, responsable del Rinconcito de Mani, le parece estupendo el Rock Express para que «la música vuelva a tener un espacio». Y como restaurador, porque «reactiva a los residentes». Es otro negocio que tiene la intención de abrir todo el invierno, por lo que la experiencia le viene de perlas para darse a conocer en el barrio.

«Viene de todo. Lo que más, cliente local, del barrio. Algunos van de punta a punta de Cala de Bou, de bar en bar. Hacen la ruta completa»

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Kinky Bwoy (Vicent Xiner), que le da mil vueltas a C. Tangana con su propuesta musical a medio camino entre el flamenco, el rap, el trap y el reggae, fue el primero en actuar en el Rock Express. Lo hizo en el Mani, donde Jaime Cortés, su responsable, dice que ya quedó encantado con la anterior edición. También quiere abrir todo el invierno: «Viene de todo. Lo que más, cliente local, del barrio. Algunos van de punta a punta de Cala de Bou, de bar en bar. Hacen la ruta completa». Justo en ese momento un cliente le pregunta cuándo pasará el trenecito para que le lleve a la siguiente parada. El primero en llegar (12.45 horas; viene con retraso) lleva los dos vagones casi llenos, unas 40 personas. Muchos son niños.

«Es un evento genial», según Luca Cavallari, dueño del Kiosko, también en la calle es Caló, la columna vertebral del barrio que el trenecito turístico recorre para transportar gratuitamente a decenas de pasajeros que desean participar en esta cita gastronómica y musical: «Sirve para dar vida a la zona, para movilizar a la gente en pleno otoño. Con los turistas a la baja, permite estirar más la temporada». Atrae, asegura, «al cliente local y permite abrir más tiempo por la tarde», que ya suele estar desangelada. En su caso, y debido a que los turistas empiezan a escasear, ya sólo abrirá los dos próximos fines de semana de octubre. Y se acabó hasta 2022.

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