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Agricultura

Una finca de Ibiza recuperada con dos mil granados

Su objetivo es empezar la comercialización de zumos ecológicos en dos años

Alonso Colmenares recoge una granada de la variedad wonderful, la más aprovechada para extraer zumo. | V.MARÍ

Nadie espera que le regalen un armatoste como un exprimidor de granadas de granadas por su cumpleaños. «Creo que me lo trajeron de Israel. Imagínate, encima venirte con esto dentro de la maleta», bromea Alonso Colmenares. No recuerda exactamente cuándo fue, pero aún no había comprado Can Joan Parades, en Sant Miquel para cumplir su sueño de explotar una finca de agricultura regenerativa. Ni se le había pasado por la cabeza, ni mucho menos, plantar 2.000 ejemplares de Punica Granatum.

Parte una granada wonderful y se sigue maravillando por la intensidad roja de sus granos. «Fíjate, ya suda, el zumo se hace casi solo. Parecen gotas de sangre». Es ácido, casi cítrico, un sabor que evoca a las calles de Oriente Medio, donde hay más rincones con un exprimidor que cafeterías.

Colmenares con el exprimidor que le regalaron por su cumpleaños, antes de que las granadas entraran a formar parte de su vida. V. Marí

Luego exprime, a parte, una pieza de mollar de Elche, la habitual en Ibiza y a orillas del Mediterráneo. Es muy dulce, pura ambrosía, pero tiene una pega: se obtiene menos de la mitad del jugo. La mezcla de ambas variedades es la combinación perfecta y produce un efecto vigorizante inmediato.

La finca

Colmenares se alió con el experto en permacultura Josean Oyaga para poner en marcha desde 2015 The Farm, el proyecto que combina con su agencia de publicidad Flash2flash. Puso a la venta su casa Formentera, que había levantado en una ruina adquirida en 2004 por 26.000 euros, y se puso a recorrer Ibiza en busca de la finca apropiada.

Visitaron 350 propiedades, hasta que dieron «con esta joya» de siete hectáreas. «Eulària, la vecina, me explicaba que esto era como el gran huerto de Sant Miquel, con bancales, acequias y un montón de agua, pero llevaba muchísimos años sin ninguna actividad. La gente de la zona que viene aquí se pone muy feliz de ver cómo se ha recuperado una finca que estaba abandonada», destaca.

Colmenares, con su perro Olmo, entre los granados de su plantación. V. Marí

El agua

Para ello, trabajaron el suelo para diseñar el cultivo en línea clave (Keyline), un sistema de agricultura regenerativa que aprovecha al máximo la captación y conservación de agua. A lo largo del terreno, se trazan unas curvas, ligeramente escalonadas, siguiendo la topografía del terreno. «La lluvia, en vez de discurrir por el valle y correr por en medio del bancal, va hacia los laterales y se queda en la zanja, sin correntías ni torrentes».

Además, los árboles están rodeados de una capa de paja que retiene la humedad y cuentan con un sistema de regadío por goteo. Así y todo se toparon con un grave problema que podía poner en peligro la supervivencia de los granados, que florecen en verano. «El manantial se nos ha secado por primera vez en seis años y nos hemos gastado 12.000 euros en traer 125 camiones de agua».

Así y todo, en su tercer año de vida, los mil árboles de la variedad mollar de Elche y el otro millar de wonderful han empezado su etapa productiva, aunque con unos tres kilos por ejemplar. «Deberíamos estar entre diez y doce, pero por la falta de agua. En verano, los hemos podido regar dos días por semana durante tres horas y debería ser, como mínimo, una hora más», se resigna.

La solución

En la finca cuentan con un proyecto para paliar la falta de recursos hídricos, una gran balsa natural con capacidad para acumular hasta 1,8 millones de litros de agua de la lluvia. «Serviría para abastecer a las fincas vecinas», destaca. No obstante, aún esperan la autorización del Consell para cubrirla con un plástico impermeable.

En estos momentos, el producto estelar de The Farm es la rúcula, que también necesita mucho regadí

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En estos momentos, el producto estelar de The Farm es la rúcula, que también necesita mucho regadío. Con su huerta, distribuyen productos ecológicos a una treintena de restaurantes, que ahora también compran sus granadas. Pero su objetivo es elaborar y comercializar zumos ecológicos con ellas.

Plantación pionera

«Pensamos en los granados desde el principio del proyecto, porque aquí todo el mundo tiene alguno en el campo para su consumo, pero el que se comercializa viene de fuera», recuerda. Además, al contrario que melocotones o albaricoques, es una fruta muy duradera, «aguanta unas semanas madura en el árbol y luego aguanta casi un mes si la conservas en frío a cuatro o cinco grados».

La granada es riquísima en polifenoles antioxidantes, vitamina C, potasio o ácido fólico

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Pero, sobre todo, es riquísima en polifenoles antioxidantes, vitamina C, potasio o ácido fólico, entre otras propiedades. Además, la parte que el consumidor tira también es aprovechable. «La cáscara se utiliza para la industria cosmética y la semilla para la farmacéutica. No se tira nada de la granada».

Eso sí, es un fruto que a mucha gente le da pereza pelar y desgranar, de ahí su apuesta por elaborar los zumos. Colmenares ya tiene el nombre pensado y, como director creativo de una agencia de publicidad, también el diseño y la promoción.

Un cesto con granadas mollar de Elche y wonderful V. Marí

Fruta mitológica

En dos años, augura que los árboles ya tendrán un rendimiento suficiente para empezar e embotellar y comercializar el jugo ecológico con una marca que aún no puede avanzar. «Tengo alguna idea un poco punk, espero que a Josean no le eche para atrás», bromea.

La Torá recopila 613 mandamientos, el mismo número que las semillas de una granada

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Para la campaña de promoción, cuenta con la ayuda de que «la granada tiene mucho que contar, porque es una de las frutas más vinculadas con la historia de la humanidad y con las religiones».

Por su origen iraní, ya gozaba de una veneración en el imperio persa que se extendió a India y a Oriente Medio primero y luego al resto del Mediterráneo. Su cariz mitológico es evidente en el judaísmo: la Torá tiene 613 mandamientos, el mismo número que las semillas que se encuentran en el interior de una granada. «Y lo que más enamora es que uno de los pocos árboles que hace otoño en la isla. Si vienes aquí en diciembre lo ves todo amarillo, es una preciosidad», confiesa Colmenares.

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